Probablemente estás leyendo este artículo desde tu teléfono celular. Al concluir, quizás te dirijas al ordenador para comenzar tus clases virtuales o tu jornada laboral a distancia. Suena el teléfono y recibes una nueva notificación, un nuevo mensaje, una oportunidad más para conectar con la tecnología. Y así transcurren los días, estamos la mayor parte del tiempo conectados con el mundo, pero desde la comodidad de nuestro hogar.
Conferencias a distancia, clases en vivo, trabajo desde casa, video llamadas con los abuelos quienes mencionaban que nunca entenderían a los “aparatos esos” (celulares) pero que ahora los manejan con gran destreza. En fin, una serie de actividades más que solamente las realizamos gracias al internet y a los avances tecnológicos de la nueva era.
Sin embargo, la tecnología no solamente juega un papel en la vida cotidiana del individuo sino también se vuelve un pilar fundamental de los negocios.
Sin darnos cuenta, la pandemia trajo el desarrollo a las empresas y si bien no es un beneficio inmediato, será el timón que cambie la dirección del mundo de los negocios. ¿Por qué?
La respuesta se encuentra en lo que vemos todo el tiempo en nuestras redes sociales. Cada vez se aperturan más páginas de emprendimientos, negocios ya existentes en el mercado, se realizan más actualizaciones de páginas, un movimiento extraordinario en cuanto a negocios en la web. Se incrementa el comercio electrónico, transacciones virtuales, un sinfín de nuevas herramientas salen a la luz gracias a la imposibilidad de poder desarrollar las actividades laborales normalmente.
La necesidad de sostener un negocio en una crisis imprevista nos fuerza a adaptarnos a una nueva realidad. Somos parte de un sistema abierto y dinámico, ante cualquier alteración en el mismo, entramos en un caos interno pero mediante la homeostasis y la capacidad de autorregulación del entorno e intercambio de energía, logramos estabilizarnos nuevamente. Y es mediante ese principio esencial de los sistemas que nos damos cuenta de que estamos tomando al internet como el “estabilizador” para nuestros negocios.
El hecho de que el Wi-Fi se esté convirtiendo en un servicio básico y de primera necesidad, da lugar a que tengamos que estar dispuestos a invertir en tecnología y qué mejor que apostar por una digitalización empresarial.
La digitalización, hasta hace dos meses atrás era simplemente un “plus” que tenían las empresas para lograr mayor competitividad en el mercado y más que todo, funcionaba como una especie de marketing ya que probablemente un 40% de los clientes, no accedían a sus productos o servicios mediante el mercado digital; pero la imagen de la empresa frente a los mismos estaba un escalón más arriba que la competencia, ya que mostraban un perfil moderno y actualizado.
Ahora, dos meses después, la digitalización dejo de ser una ventaja competitiva y más bien se convirtió en un requisito básico de supervivencia de las empresas y una nueva exigencia en los negocios emergentes. Sin darse cuenta, varias empresas están dando ese salto tan grande que por años tenían planeado pero no lo ejecutaban debido a diversos factores como ser: tiempo, presupuesto, carencia de dominio de la tecnología, miedo a no cumplir con los estándares asociados al marketing digital, entre otros.
Pero la digitalización no es tan fácil como simplemente crear una página en Instagram o Facebook. La digitalización implica un cambio sociocultural, y a lo que me refiero es que existen empresas que por años adoptaron la forma de negocio tradicional, empresas que por costumbre y comodidad no tienen interés en la tecnología pero que forzosamente están involucrándose poco a poco para poder sobrevivir frente a este caos. Y es en ese sentido, que dichas empresas deben empezar a cambiar el paradigma de los negocios; apostar por la innovación, adaptarse a lo nuevo, plantear una nueva visión empresarial, cambiar los objetivos y si es necesario, reestructurar a la empresa.
Esta digitalización vino para quedarse. No es una tendencia que pasará cuando todo vuelva a la normalidad porque no volveremos a la “normalidad”. Estamos día a día formando una nueva realidad, con grandes y modernos desafíos que nosotros mismo generamos, nuevas competencias, herramientas e innovaciones y tendremos que ser capaces de desenvolvernos en el entorno que nos espera, en nuestra nueva “normalidad”.
No es fácil, los cambios son complejos y tomara tiempo poder adaptarnos a ellos. El futuro es incierto y más aún en esta temporada, pero debemos tomar todas las oportunidades que se nos presentan día a día, generar un plan de estrategias a implementar frente a posibles escenarios, para poder anticipar al entorno y desenvolvernos óptimamente en el nuevo mercado.
Definitivamente nos esperan nuevos tiempos, momentos en los que el internet se convertirá en el mejor aliado para todo. Es tiempo de dar ese paso, este es el momento de permitir entrar a la tecnología en nuestros negocios, así como lo hicimos en nuestra vida cotidiana hace un tiempo atrás. Y lo mejor de todo es que, independientemente del rubro empresarial, ésta se adapta efectivamente a todo, solo necesitamos apostar por ella porque la tecnología no es parte del futuro, la tecnología es nuestro presente.
Finalmente, ¿De las crisis surgen oportunidades? Si, por su puesto. Pero esta coyuntura es única y especial, porque nos permitirá dar el salto más importante de la nueva era, la digitalización empresarial.
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