La pandemia del coronavirus amenaza con dar un tremendo golpe al empleo en Bolivia. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) calcula que 5,2 millones de empleos están en riesgo. Otra investigación del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) establece que el 78 por ciento de la población trabajadora es la más vulnerable (55 por ciento, los independientes, y 33 por ciento empleados de microempresas), mientras que, también según el Cedla, los efectos de esta cuarentena tanto en la cantidad como en la calidad del empleo se multiplicarán de forma exponencial.
Esta situación ocurre mientras tres organismos internacionales proyectan una fuerte contracción de la economía boliviana: el Banco Mundial (BM) en 3,4 por ciento, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2,9 por ciento y la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en 3 por ciento. Los tres anticipan que esto traerá grandes costos al empleo en Bolivia.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran una tasa de desempleo de 4 por ciento hasta diciembre del año pasado, pero el Cedla, el BID y economistas consultados por este medio observan que es un dato engañoso, pues al menos el 80 por ciento de la población trabajadora se desenvuelve en un empleo informal, por cuenta propia o eventual (4,2 millones) y sólo un millón trabaja bajo contrato formal.
El BID plantea tres posibles escenarios para la pérdida de empleo, según la gravedad de la cuarentena y cuánto se extienda. En los tres casos, comercio, gastronomía, hotelería, transporte y manufacturas son los sectores más afectados.
Cedla
Otro estudio expuesto en dos artículos por la investigadora del Cedla, Silvia Escóbar, plantea tres escenarios del trabajo en Bolivia: antes, durante y después de la aplicación de la cuarentena por el coronavirus.
En el primer escenario, se observa que Bolivia ingresa a la cuarentena con un 48 por ciento de trabajadores asalariados en el área urbana, mientras que en la rural, el porcentaje llega apenas al 11.
Sin embargo, de todos los asalariados, más de la mitad sólo tienen trabajos temporales. Y el 84 por ciento de los trabajadores se concentra en cinco áreas: servicios de la administración pública y sociales, construcción y manufacturas (los asalariados) y agropecuaria y comercio (los no asalariados). De aquí se desprende la vulnerabilidad del empleo en Bolivia.
“La economía boliviana ya estaba en desaceleración. El crecimiento del PIB se había reducido a 2,2% en 2019, el más bajo desde 2002. Por donde se mire, nada asegura la sostenibilidad del desempeño de los sectores productivos que estarían llamados a impulsar la economía”, explica la autora.
Justamente, con la llegada de la pandemia y ante la necesidad de evitar grandes aglomeraciones es que se dicta la cuarentena, en los que los sectores más afectados son los trabajadores independientes (que conforman el 55 por ciento de la población trabajadora) y los empleados en micro y pequeñas empresas, mypes (que representan el 23 por ciento). Además, el 80 por ciento de este último sector no cuenta con protección de seguridad laboral ni social (sólo son trabajos eventuales).
Sólo el 20 o 25 por ciento tiene un empleo “formal” en Bolivia, y aunque son estos últimos quienes continúan ganando sueldo en este tiempo de cuarentena, no tienen su puesto garantizado a largo plazo debido a la crisis que se avecina y el efecto multiplicador que la situación traerá consigo.
El desplome
Por ello, en el tercer escenario (después del coronavirus), según el estudio expuesto por Escóbar, se experimentarán las grandes caídas de la economía (3 por ciento, según la Cepal), y la caída del empleo registrará “cifras exponenciales” (aún no se precisa en números). Sin embargo, por la naturaleza laboral, se puede anticipar que los sectores más afectados serán, en ese orden, los trabajadores independientes (comercio, restaurantes, transporte y otros), los asalariados de pequeñas y microempresas (por el cierre temporal o permanente de operaciones en el sector y porque el 80 por ciento no tiene protección laboral y social), los obreros de la industria manufacturera (especialmente los de rubros que no son de primera necesidad), los obreros de la construcción y los trabajadores campesinos e indígenas.
“Por tanto, comenzando desde ahora, el Gobierno debe encaminar un conjunto de políticas para estimular el nivel de actividad económica, capaz de responder a la gravedad de la crisis priorizando los rubros productores de bienes esenciales, con capacidad para generar mayor valor agregado, empleos de calidad y socialmente protegidos”, concluye la autora e investigadora del Cedla.
470 MIL EMPLEOS EN CONSTRUCCIÓN
La Cámara Boliviana de la Construcción (Caboco) declaró emergencia y advirtió con despidos “a gran escala” afectando a 470 mil empleos en el país.
Además, la construcción brinda 1,5 millones de empleos indirectos, declaró el presidente de Caboco, Franklin Pérez, quien plantea un retorno paulatino al trabajo.
Pérez explicó que las instituciones públicas deben a las constructoras alrededor de mil millones de bolivianos. Además, solicitó medidas complementarias que beneficien al sector en el área tributaria y el apoyo con créditos blandos.
Sólo en Cochabamba, hay más de 130 obras del Gobierno nacional, Gobernación y municipios que están paralizadas.
UNAS 106 MIL ESTARÁN CESANTES EN TURISMO
El sector del turismo en Bolivia podría perder este año más de 1.200 millones de dólares (8.504 millones de bolivianos) y dejar sin empleo a 106 mil personas, según una encuesta de UniFranz.
La encuesta indica también que cerraría el 50 por ciento de las microempresas dedicadas a esta actividad y el Producto Interno Bruto (PIB) quedaría afectado en 1,8 por ciento.
Estas cifras fueron logradas mediante encuestas y entrevistas virtuales a nivel nacional con líneas aéreas, hoteles, hospedajes, operadoras de turismo, agencias de viaje, emprendimientos comunitarios, restaurantes turísticos, parques y/o centros de esparcimiento, guías de turismo, transporte de turismo, alcaldías y actores representativos del sector.
MAS DATOS
Hay 104 mil cesantes en las industrias
De los 110 mil trabajadores en industrias del país, sólo 6 mil se encuentran trabajando durante la pandemia del coronavirus. El resto está en pausa, informó el presidente de la Cámara Nacional de Industria, Ibo Blazicevic.
Esto se debe a que actualmente sólo funcionan 1.300 industrias de las 35.000 existentes en toda Bolivia. Los sectores industriales más afectados hasta el momento son los de textiles, muebles, plásticos, metalmecánica, bebidas alcohólicas y alimentos orgánicos.
El 85% de mypes dejó de trabajar
El 85 por ciento de las pequeñas y microempresas dejó de trabajar debido a la cuarentena por el coronavirus, según informes de Cadepia a la prensa.
En el departamento, hay entre 15 mil y 20 mil empresas pequeñas afiliadas a Cadepia y Fedemype, que dan empleo a unas 100 mil personas.
60% de empresas piensa en despidos
Seis de cada 10 empresas consideran muy importante implementar políticas de reducción de impuestos, acceso a créditos con tasas preferenciales y flexibilización de la normativa laboral.
Además, dos de cada 10 empresas piensa en cerrar en los próximos tres meses debido al déficit provocado por el coronavirus.
Estas cifras fueron levantadas por la Cámara Nacional de Comercio (CNC) entre sus empresas afiliadas con el objetivo de mostrar a la población y el Gobierno la situación de déficit por la pandemia.
EL 33% EN CUARENTENA EN CASA SIN TRABAJAR
REDACCIÓN CENTRAL
Mientras el tiempo pasa, el 56 por ciento de la población ingresó a la cuarentena teniendo un trabajo; un 33 por ciento se encuentra en casa sin trabajar, mientras que un 6 por ciento sigue saliendo a trabajar sin importarle las restricciones impuestas para contener la epidemia, según una encuesta de CiesMori realizada a principios de mes.
Ese 56 por ciento (ver infografía 3) son personas que declaran que antes de la cuarentena contaban con trabajo asalariado, el 27 por ciento se declara sin actividad, mientras que un 27 por ciento se presenta como ama de casa, estudiante o jubilado.
La mayoría de las respuestas apuntan a personas que dicen tener trabajo habitualmente, pero que en este momento están sin trabajar. Esta situación ocurre con el 29 por ciento de los paceños, el 34 por ciento de los cochabambinos y el 39 por ciento de los cruceños. En los otros departamentos, la frecuencia es del 32 por ciento. Por edades, el mayor porcentaje está entre quienes tienen 50 años en adelante (40 por ciento). En el resto de los grupos etarios, la frecuencia oscila por el 30 por ciento. Y en cuanto a sexo, responden a esta situación 35 por ciento de los hombres contra 31 por ciento de las mujeres.
Otro grupo llamativo es el de los que declaran hallarse sin actividad. Eso ocurre al 27 por ciento de los paceños, al 25 por ciento de los cochabambinos y al 26 por ciento de los cruceños. No se ve grandes diferencias a nivel de ciudades. En cuanto a género, hay más desocupación (entendido como trabajo sin salario) en mujeres (30 por ciento) que en hombres (25 por ciento).
Los que trabajan desde su casa en línea o por teléfono representan el 21 por ciento de los paceños, el 17 por ciento de los cochabambinos y el 18 por ciento de los cruceños. Los que más realizan el “teletrabajo”, sorprendentemente, no son los millenials, como pudiera pensarse en principio, sino los que tienen edades entre los 45 y 55 años (24 por ciento). Probablemente, porque quienes tienen estas edades cuentan con trabajo dependiente, fijo y formal, cuyo abandono es “impensable”.
Eso sí, son más los hombres que las mujeres (20 contra 14 por ciento) los que una vez más son mayoría, reforzando las conclusiones de mayores oportunidades de trabajo para el género masculino.
ANÁLISIS
Bruno Rojas. Investigador Cedla.
Habrá efectos en cantidad, pero también en calidad del empleo
El coronavirus tendrá efectos en la cantidad, pero también en la calidad del empleo. Una encuesta anterior indicaba que el 83 por ciento de las empresas ya pensaba en despedir gente tras la cuarentena, y otros sectores ya comienzan a pedir flexibilidad laboral al Gobierno. Entonces, esto incidirá en la cantidad en un porcentaje que aún es difícil de calcular. Dependerá de cuánto incida la pandemia y de qué forma se extienda la cuarentena.
Pero lo que más nos preocupa es la calidad. Ya el 93 por ciento en Bolivia tiene trabajos precarios, es decir, inestables, eventuales, informales o con sueldos bajos, sin seguro social ni laboral. Con la pandemia es muy posible que esta precariedad llegue a la totalidad.
Los sectores más afectados serán la industria, la construcción, el comercio, transporte, restaurantes, hotelería y turismo, entre otros, que, a diferencia de los hidrocarburos y de los minerales (que están en franca caída) son los que dan empleo a la gente.