martes, 7 de abril de 2020

Dos jóvenes, Nelson y Cristian, hacen equipo y se movilizan por los más vulnerables



En tiempos difíciles como el actual, cuando la amenaza orilla a la mayoría a pensar en sí misma, las buenas acciones también afloran. Sin proponérselo, Nelson Ustariz y Cristian Fournier terminaron formando equipo para ayudar a quienes son más vulnerables al coronavirus: los adultos mayores, las personas en situación de calle y aquellos con dificultades para sustentarse a diario en medio de la crisis sanitaria.

“Cuando creas que la fe en la humanidad está perdida, te pido acordarte de este hecho: su nombre es Cristian Fournier y viajó 30 km (ida y vuelta) a pie y bajo el sol, desde El Alto hasta la zona Sur (Achumani), para cumplir con un noble propósito: entregarme 300 barbijos, que junto a otros insumos de higiene donaré para el cuidado de nuestros adultos mayores del asilo San Ramón y para los que se encuentran en situación de calle”. Este es el mensaje que Nelson posteó a las 11.05 del viernes 27 de marzo en Facebook, acompañado de una fotografía de ambos. Así, agradecía públicamente el gesto de Cristian.

Era una historia por contar. Dos jóvenes dando ejemplo de solidaridad y compromiso. Hasta entonces, ellos no eran amigos, pero ahora no solo han creado lazos de amistad, sino que tienen varios planes juntos. Nelson, de 31 años, es ingeniero en Sistemas, emprendedor y vive en Cochabamba, sin embargo debido a las restricciones por la cuarentena se quedó en La Paz con su papá y su hermana. Al ver la evolución de la enfermedad se propuso aportar con algo al cuidado de un grupo de adultos mayores. Cristian, de 32 años, es empresario junior, comunicador y marketinero. Como promotor de pequeños empresarios, él fue el contacto entre el cliente y los productores de textiles de El Alto.


La evidencia ha demostrado que el COVID-19 se ensaña con los adultos mayores. Desde China, pasando por Europa, hasta América, la mayoría de las víctimas fatales son ancianos. El distrés respiratorio, causado por el virus y que impide al oxígeno llegar a los pulmones, les quita la vida; la ciencia considera que la explicación está en el debilitamiento de su sistema inmunitario, producto de su avanzada edad.

“Uno no puede ser indiferente ante lo que sucede y lo que nuestros adultos mayores más necesitan es evitar contraer el virus. De allí la iniciativa de donar barbijos y kits de limpieza, no solo para ellos sino para quienes los atienden”, explica Nelson. Eligió al asilo San Ramón porque su mamá, a la que perdió hace menos de un año y en quien se inspira para crear una fundación, solía apoyar a esta institución.

Como los barbijos literalmente desaparecieron de las farmacias, Nelson buscó en Facebook a proveedores de este producto y luego de haber contactado a 35 personas –“las tengo contadas”, afirma– dio con Cristian, quien fue el único que se animó a moverse de un lado a otro de ambas ciudades a fin de entregar el pedido.

Cerraron el trato por 200 barbijos, pero terminaron siendo más. Éstos fueron elaborados en la urbe alteña y, dada la distancia, el plan era encontrarse el viernes 27 en inmediaciones de la universidad Católica, así, ambos hacían su propio recorrido hasta Obrajes. Pero un día antes, la Presidenta endureció las restricciones de circulación y dado que la cédula de identidad de Cristian termina en cero, él se animó a hacer todo el trayecto: subir del Cementerio (que es donde vive) a El Alto a recoger la mercadería, y de allí bajar hasta Achumani.

“Nelson me contactó tres días antes de esta aventura. Convencí a los textileros de producir los barbijos en tiempo récord porque se trataba de una obra de caridad y aceptaron; incluso hicieron un stock extra de regalo. El día de la entrega salí cerca de las 07.00 de mi casa rumbo al regimiento Ingavi de El Alto, que es la zona donde se produjeron los barbijos, y de allí bajé hacia Achumani. Llegó un punto en que me perdí y, precisamente, eran los adultos mayores los más amables en explicarme el camino. Fue una travesía de siete horas hasta regresar a casa, acalambrado”, cuenta Cristian

El esfuerzo de ambos valió la pena. Este martes 31 de marzo, día en que Nelson tenía permiso de circulación, su aporte fue entregado al asilo San Ramón. 250 barbijos, 100 pares de guantes y 60 kilos de víveres, entre harina, fideo, azúcar y arroz para sostener el cuidado y la preparación de los alimentos de los albergados en este centro. “Lastimosamente me faltaron varios insumos por cuestiones de desabastecimiento y transporte. Sé que es algo ínfimo en medio de toda esta gran crisis mundial, sin embargo no podemos ser indiferentes (…).Actualmente, el asilo alberga a cerca de 300 ancianitos de toda clase social. Los atienden una orden de 14 hermanas”, posteó el jueves.

La acción de Nelson y el esfuerzo de Cristian para que ésta se concretara se hizo viral en redes sociales y ambos fueron contactados para sumarse a un grupo de voluntarios en torno a “Somos un mismo corazón”, iniciativa liderada por la municipalidad de La Paz y que también prioriza la atención al adulto mayor.

En estos afanes se les unió Luis Fernando Ilaquita, otro marketinero gracias a quien pueden llegar a grupos vulnerables de El Alto. Ahora, a este trío se le ocurrió conseguir donativos para armar canastas familiares, por valor de Bs 170 cada una, que contendrán alimentos básicos y nutritivos (avena, quinua, leche, tomate, frutas y otros). La idea es llegar a algunos de quienes no reciben ninguno de los dos bonos que entrega el Gobierno en esta coyuntura.

“Nuestra próxima actividad será el martes 7 de abril, estaremos entregando 200 canastas a familias que se hayan quedado sin alimentos en la ciudad de La Paz”, adelanta Cristian. Para el control de las donaciones harán un reporte digital de los depósitos y las compras, y registrarán la distribución en videos. La crisis sanitaria y sus consecuencias económicas dejarán huella profunda. A Nelson le preocupa el futuro de su propio emprendimiento. “No es que me sobre dinero ni mucho menos (en referencia al donativo), como muchos pertenezco al grupo de empresarios pymes (pequeña y mediana empresa), y no es novedad para nosotros debatirnos entre el éxito y el fracaso. No percibimos un sueldo ‘seguro’ y debemos cumplir con pagos a todos nuestros colaboradores, es un hecho que estaremos duramente golpeados una vez superemos esta crisis”, se lamenta. No obstante, llama a todos a reflexionar para que lo sucedido deje como lección de vida la importancia de ser “mejores humanos”. (02/04/2020)

No hay comentarios:

Publicar un comentario