Javier Saavedra aprendió su oficio en Sucre a los 13 años edad, como ayudante de don Juan Carrasco, en la vidriería América. Hoy es uno los tantos chuquisaqueños que triunfa en Santa Cruz.
CORREO DEL SUR llegó a su taller de imprevisto y lo encontró manos a la obra con sus hijos Luis y Ribaldo. Javier es tan “cotizado” que para entrevistarlo tuvimos que esperar media hora porque debía atender llamados de sus clientes.
Este hombre de temple fuerte, trabajador y muy proactivo tiene su vidriería de nombre INSTA-MAN en el tercer anillo de Santa Cruz, entre la calle Alemana y avenida Beni.
Su historia fue construida a fuerza de sacrificio y perseverancia. Cuando llegó a Santa Cruz sólo tenía 18 años de edad y casi nada en el bolsillo. Comenzó como ayudante de albañil, luego pasó a trabajar en lo que más sabe: vidrierías.
“Santa Cruz me gustó desde el primer día, era como llegar a un lugar donde me conocían”, recuerda Saavedra quien actualmente realiza trabajos para 48 arquitectos y 15 ingenieros no sólo en la capital cruceña.
Este chuquisaqueño acuñó en 32 años de trabajo un patrimonio de más de 200 mil dólares. En Sucre, cuando empezó de vidriero, ganaba Bs 350 al mes y en Santa Cruz llegó a percibir hasta 150 dólares diario. Así es, 150 dólares por día.
Saavedra abrió su primer taller en un ambiente de 3x3 metros y de ahí poco a poco fue creciendo hasta lo que hoy, un visible galpón de más de 10 metros de ancho por 20 metros de largo.
En ese entonces sólo tenía la máquina de cortar aluminio y una mesa, pero tenían bastantes solicitudes de obras. Después adquirió máquinas de pulir, más mesas, perfiles de aluminio, taladros electrónicos, motores de luz para viajes y toda la materia prima necesaria.
Tiene siete trabajadores de planta y muchos más eventuales dependiendo de las obras. Por ejemplo, acaba de entregar vidrios y marcos para 3.500 nichos en mausoleos de los jesuitas, por $us 50.000 dólares.
“Hacemos instalación de vidrios blindex, carpintería de aluminio, espejos biselados, vidrios arenados, techos de policarbonato y de vidrio, todo lo que concierne a vidrios”, explica el emprendedor que trabaja con materia prima importada de Brasil y China.
Así se forjan la vida los chuquisaqueños que salen de su tierra en busca de mejores oportunidades.
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