Los llamados “vitamínicos” tienen gran demanda en el mercado paceño.
La venta de los jugos denominados “vitamínicos” en carritos ambulantes es una actividad familiar que con el paso del tiempo se convierte en un “negocio dulce”, que permite llevar el sustento a los hogares, afirma Pedro Mamani, quien se dedica a venderlos.
Aquéllos se expenden con los primeros rayos del sol en las diversas zonas de la ciudad de La Paz.
Las bebidas tradicionales son preparadas con frutas y cereales nacionales, como la quinua, la avena, la manzana o el wilkaparu, que se combinan con la leche.
“Me dedico a esta actividad por lo menos hace 16 años. Mi madre inició este negocio ante la necesidad de generar ingresos económicos y la falta de empleo para mantener a su familia. Resultó un dulce negocio, porque permitió que a sus hijos no les falte el pan de cada día”, dijo el vendedor.
Entre la variedad de bebidas energizantes también se ofrecen jugos preparados con hierbas medicinales como la alfalfa, la cola de caballo y otras, que se mezclan con miel. “Nuestros productos endulzan y energizan a nuestros clientes en la mañana. Estamos satisfechos por el servicio que les ofrecemos”.
Capital y ganancias. Según el entrevistado, para iniciar el negocio, como mínimo se requieren 2.000 bolivianos, que se invertirán en la compra del carro ambulante, el azúcar y los insumos para la producción.
“Sólo el carro cuesta 650 bolivianos. Antes, el azúcar estaba a un precio accesible; ahora, resulta cara, pero es un ingrediente indispensable para nuestros jugos. Por otra parte, los demás insumos los compramos a precios módicos en cantidad”.
Mamani explicó además que con el incremento de algunos de los productos “bajó nuestras ganancias, pero éstas nos permiten sustentar a la familia y correr con otros gastos”.
36 litros es el preparado mínimo global de todos los jugos para la venta por las mañanas.
La madre de pedro mamani prepara los jugos desde las 02.00 y él sale de su hogar a las 05.00 rumbo al mercado.
Todas las personas dedicadas a esta actividad están afiliadas a la Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional (Sobometra) y pagan una patente anual a la Alcaldía por el permiso de venta.
Dicen que los productos que expenden son sometidos a un control de calidad. Es una actividad económica alternativa para las personas que no tienen una fuente de trabajo regular y deciden emprender un negocio para generar ingresos.
"Trabajamos los siete días de la semana porque no podemos dejar un día nuestro puesto de venta. Los fines de semana nos va bien. Este negocio es el sustento de mi familia. Gracias a Dios, nos va bien y tenemos para comer el pan de cada día”.
PEDRO MAMANI / VENDEDOR DE JUGOS
Me interesa aprender hacer los jugos donde te llamo o como te contacto.
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