Hace 23 años, la serigrafía empezaba a ser conocida en el país y su principal impulsor fue Benjamín Rodríguez, quien aprendió la técnica y no ha dejado de enseñarla. Más de 70.000 alumnos participaron en sus clases; unos 1.000 dieron un paso más y crearon sus pequeñas empresas.
Empezaba la década de los 80 cuando Benjamín Rodríguez se graduaba como Técnico en Artes Gráficas. “Tuve la suerte de estudiar en la Escuela Profesional Don Bosco, ahora es el Instituto Tecnológico Superior Don Bosco; la profesión era prácticamente desconocida”.
Recuerda que era muy difícil explicar el significado de las Artes Gráficas, “ahora es más fácil señalar que están íntimamente relacionadas con la comunicación escrita, visual, la publicidad, el marketing, etc”.
Empezó su trabajo como Técnico en Artes Gráficas en entidades estatales, como el Instituto Superior de Administración Pública (ya no existe) y el Ministerio del Interior (hoy es de Gobierno). Tenía 24 años, y decidió formar su propia empresa, con maquinaria de segunda mano. Fue una de las primeras imprentas en la ciudad del Alto. Empezó a enseñar serigrafía a su grupo de amigos y vecinos del barrio Ciudad Satélite. Así nació la idea de crear el Centro de Orientación Gráfica (COG).
“Uno de los primeros cursos que realizamos fue en la ciudad de Oruro en 1988; luego Cochabamba, Potosí, Sucre”. El contacto con las universidades fue relevante, “las federaciones de estudiantes estaban muy bien organizadas, me daban ambientes y logré hacer un ciclo en toda Bolivia”.
“El COG está a punto de cumplir 23 años de actividad permanente. Somos una microempresa, pero lo interesante es que hemos creado empresas; la gente que aprendió con nosotros puso un valor agregado a su producto” y crecieron, afirma.
Fabricantes de poleras y ropa embellecida, pelotas y material corporativo están en la lista de 70.000 personas capacitadas en serigrafía, en 700 cursos que realizó el COG. Con esa cifra, “perfectamente podría ser diputado o concejal, por la cantidad de votos; creemos que podemos hacer cambios desde donde estamos; apostamos a la capacitación de las personas. Es lo importante”, enfatiza.
Además, “esto se ha extendido porque viene un amigo de una provincia y quiere una serigrafía en poleras”. La experiencia en la enseñanza grupal, con mucha práctica, es la clave para enseñar, asegura. Aclara que la enseñanza es grupal; a “la gente le encanta porque es muy práctica” y despierta su creatividad e imaginación.
Clientes. “Es muy difícil tener una estadística, pero estamos seguros que en el país hay más de mil empresas o microempresas consolidadas; este sector se ha fortalecido mucho en estos años”, dijo. Estas cualidades sirven para atender a los clientes en el área de producción del COG. Cuenta con un equipo de unos 10 jóvenes técnicos.
También es representantes de varias marcas internacionales de tintas, aditivos, mallas y otros materiales. “Generamos empleo a empresas de metalmecánica que fabrican algunas máquinas que no podemos adquirir del exterior, por su alto costo”.
“No somos productores de materia prima en el rubro de la serigrafía, pero tenemos una mano de obra extraordinaria”, expresó Rodriguez.
Los libros, las guías y los cursos
El Centro de Orientación Gráfica tiene el curso más completo a nivel latinoamericano, aseguró Rodriguez. Para facilitar la enseñanza, en sus cursos, publicaron siete libros de serigrafía y videos o guías audiovisuales. En internet: www.seridigital.com
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