lunes, 26 de agosto de 2013

Cerveza y algodón de azúcar se mezclan en la heladería Sucré



“Un heladito nos caería bien, mejor si es de cerveza y algodón de azúcar”, le dice un amigo a otro en las puertas de la heladería Sucré, que ofrece una innovadora combinación de sabores bajo el eslogan: “Un helado nutritivo que brinda felicidad”.

Gabriel Argandoña, de sólo 23 años, es un joven emprendedor con una amplia formación académica en el mundo de la gastronomía. Estudió administración de restaurantes en Lima, Perú, pero no pudo contener sus ganas de cocinar y sin pensarlo dos veces se formó en máster en la nueva escuela de cocina Basque Culinary Center, en España.

Decidido a que esa experiencia y los conocimientos adquiridos en el vecino país se materialicen en un emprendimiento, asumió el reto de abrir su propia heladería, hoy ubicada en la plaza 25 de Mayo, en el centro de la capital de Bolivia. Aquí ofrece sabores novedosos con presentaciones innovadoras y atractivas.

Cuenta que su creación del mantecado de cerveza se inspiró en una bebida que se preparaba en su casa y a la que llamaban “biblia”, el tradicional batido de cerveza negra con huevo y azúcar.

Pues bien, con una leve variación, esa es la base de la preparación de su helado. “En este caso usamos cerveza Paceña Black, la que considero una muy buena cerveza”, indica Argandoña.

A esa preparación le añade un poco de sal para realzar los sabores minerales de la cerveza. “Para mí, la sal no cumple sólo el papel de salar, más bien su función es potenciar los sabores y bastará con una pizca por cada litro”, señala el experto tras develar uno de sus secretos culinarios.

Los helados son presentados con algodón de azúcar. Al respecto afirma: “Creo que el objetivo más bonito que tiene un pastelero o un cocinero es el de transportar a sus comensales a momentos felices de sus vidas mediante un bocado. En este caso, trato de llevarlos a su niñez, pienso que la heladería Sucré es una heladería sólo y exclusivamente para niños, los niños de verdad y el niño que vive dentro de los adultos”. Argandoña considera que el algodón de azúcar es el producto indicado para “teletransportarnos” a la infancia y, lo más importante, es que de alguna manera “le damos valor a cosas que se van olvidando con el pasar de los años”, destaca.

Esta iniciativa cayó muy bien en Sucre, afirma. “Gracias a Dios, le gustó mucho a los clientes. Desde que abrimos hasta ahora nunca nos faltó trabajo, nuestro público nos motiva todo el tiempo y nos felicita por ser un equipo joven al mando de una empresa exitosa. Muchos nos dicen que es un ejemplo, espero que así sea y podamos motivar a los jóvenes a cumplir sus sueños”.

De hecho, la heladería siempre tiene clientes y debido a ello este emprendimiento se replicará en Santa Cruz. En octubre, Gabriel Argandoña y su socia, Sonia Arce, abrirán una confitería en el centro comercial Urubó. Allí ofertarán helados, postres fríos y cafés. Pero previamente están identificando los sabores “clave” que podrían ser del gusto de los cruceños para luego presentar productos de vanguardia con identidad propia.

Explica que su trabajo consiste en identificar los productos de cada región, probarlos uno a uno y combinados hasta hallar la mezcla “perfecta” de aroma, sabor y textura. Fruto de ese trabajo, dice, se logra el “helado nutritivo que brinda felicidad”, como reza el eslogan de esta heladería artesanal que ofrece empleo a media docena de personas.

Pero la oferta no se queda sólo en helados, en el menú de Sucré hay una variedad de sandwiches, preparados en base a jamón, como el capresse, el mixto y el italiano. Los cafés espresso, doble, americano, machiato cappuccino, submarino, mocha y frapuccino igual tienen demanda. Atiende pedidos sin costo de transporte a quien lo solicite en el espacio de dos cuadras alrededor de la plaza principal.


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