Un servicio rápido, sensible y específico para identificar microorganismos patógenos en la castaña, mediante una técnica de análisis molecular, es la propuesta de un grupo de expertos del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), para optimizar el control de calidad de este producto alimenticio de exportación.
El proyecto Microorganismos en castaña: servicios de análisis molecular busca implementar un servicio de laboratorio para orientar y mejorar el control sanitario en este fruto, a fin de mejorar la cadena productiva en el país.
Esta iniciativa, que surgió hace ocho meses, es apoyada por el Laboratorio de Calidad Ambiental de la UMSA y el Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la UNIPOL.
“Al utilizar la técnica de análisis molecular, lo que hacemos es extraer el ADN de los patógenos que hay en la castaña, como hongos y bacterias que se generan en los cultivos y producen toxinas que pueden afectar la salud de las personas”, explica la bioquímica Claudia Heredia.
Los principales hongos causantes del deterioro de la castaña son los del género Apergillus, que suelen ser muy tóxicos y a la vez producen las Aflatoxinas, unos metabolitos secundarios que crecen en productos alimenticios, y cuyo consumo afecta el metabolismo de los seres vivos.
Actualmente existe una red de laboratorios de inocuidad alimentaria a nivel nacional que analiza muestras de castaña antes de ser exportados, pero de forma cualitativa.
Esto no permite contabilizar la cantidad de tóxicos que están presentes en el fruto, explica Jaime Chincheros, responsable del Laboratorio de Calidad Ambiental de la UMSA.
“Hay una norma internacional que establece que la cantidad de tóxicos en la castaña no debe sobrepasar los dos microgramos por kilo. Pero estos patógenos no se pueden identificar a simple vista, y por eso la genética molecular es más precisa, porque los cuantifica”, agrega Chincheros.
De cada planta de castaña se extraen de 4.500 a 5.000 semillas, que se guardan en costales. Para el análisis en laboratorio se obtienen muestras representativas y aleatorias, según los lotes.
El resultado de estos análisis determina si los cultivos de castaña son aptos para consumo y, en consecuencia, para exportación. No obstante, por la falta de precisión en los análisis cualitativos, cuando el producto llega a otros países, se lo vuelve a analizar y en algunas ocasiones es rechazado por la presencia de toxinas.
Ante este panorama, los especialistas decidieron innovar en la técnica de análisis para optimizar estos servicios cualitativos de laboratorio, y considerando que Bolivia es el primer productor de castaña a nivel mundial.
“Por la importancia del producto, se hace necesario tener parámetros de sanidad confiables, rápidos y precisos que nos permitan mejorar la calidad de la castaña y el proceso de la cadena productiva”, asegura Heredia.
Además de la precisión, ese servicio demanda menor tiempo que el tradicional o microbiológico. La bioquímica Noelia Rendón explica que el análisis de laboratorio que se realiza actualmente toma una semana, mientras que el molecular puede demorar un par de horas o un día como máximo.
Otra de las ventajas es que, al conocer las cepas identificadas en las castañas por el diagnóstico molecular, los expertos pueden dar orientación para mejorar los programas de control fitosanitario en los cultivos.
Validar la técnica
Antes de abrir un laboratorio de servicio para las empresas castañeras, primero deben validar las técnicas moleculares que desarrollaron en el Instituto Boliviano de Normalización y Calidad (Ibnorca) para recibir la autorización de funcionamiento.
Sin embargo, Chincheros asegura que montar un laboratorio para este tipo de servicios demanda un presupuesto elevado por el tipo de máquinas y los reactivos que deben utilizar.
Al ser un servicio innovador en el país, participaron del concurso Innova Bolivia -impulsado por la fundación Maya y el Banco Bisa- y fueron seleccionados entre los 18 finalistas.
Después de un proceso de capacitación de diez meses sobre cómo crear su propia empresa y sobre estrategias para la promoción local de su producto, al final del concurso, el proyecto obtuvo el tercer lugar en la categoría Base Tecnológica.
“El premio que recibimos nos ayudó a comprar algunos reactivos que nos hacían falta para continuar con la implementación de este laboratorio. Pero igual nos presentaremos a otros concursos para generar ingresos”, asevera Heredia.
Una vez establecido el servicio, según contemplan en un año y medio, también pretenden replicar este tipo de análisis molecular en otros productos alimenticios para obtener resultados más exactos en menor tiempo y, de esa manera, contribuir a la producción nacional.
4.500 beneficiados de la castaña
La castaña constituye la base de la economía productiva del norte de Bolivia, genera aproximadamente 4.500 puestos de trabajo fabril, y 7.000 familias recolectoras en la selva, según datos de la Cámara de Comercio Boliviana.
Este árbol se encuentra en los bosques amazónicos de Bolivia, Brasil y Perú.
Se estima que Bolivia cuenta con una extensión de 100.000 kilómetros cuadrados de árboles de castaña, es decir, el 10% de la superficie total del país.
Actualmente se exporta castaña al Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Australia; lo que produce ingresos de 10 millones de dólares anuales.
“Por la importancia de la castaña, es necesario tener parámetros de sanidad confiables, rápidos y precisos desde laboratorio”.
Claudia Heredia, bioquímica.
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