Orfebres del país atraviesan una crítica situación por la falta de tecnificación en los procesos productivos, sin embargo la elevada precisión en el trabajo artesanal sitúa a la joya boliviana entre las más cotizadas del mundo.
“No tenemos máquinas para hacer varios detalles pero la gente de Estados Unidos y Europa busca mucho nuestro trabajo por los diseños incaicos que tenemos”, dice Ademir Vargas, empleado de la Joyería Venecia.
A diferencia de las piezas en oro de otros países, las joyas bolivianas se distinguen por la originalidad de sus diseños y, además, del “Hecho a mano” que en todo el mundo es muy reconocido y cotizado.
En las joyas nacionales se pueden encontrar desde pequeñas canoas de totora hasta paisajes altiplánicos completos, donde se aprecian detalles impresionantes de animales nativos, tejidos en la ropa de campesinos y las milenarias figuras y símbolos de la cultura Inca.
Vargas señala que existen, por ejemplo, máquinas y tecnología que permiten realizar finísimos tejidos con hilos de oro que manualmente no lo consiguen, sin embargo esta limitación es cubierta con otro tipo de detalles.
Al ser un trabajo 100 por ciento artesanal, las piezas bolivianas son únicas y exclusivas. “Las grandes industrias de joyas en el mundo pueden sacar entre 300 y 500 piezas idénticas, pero como nuestra joya solo habrá una”, destacó Vargas.
La ventaja de tener artesanos con un herencia muy fina en la orfebrería es que los clientes tienen el lujo de tener una pieza exclusiva en el mundo. “Solo tiene que traer su modelo o explicarnos su idea y nosotros lo hacemos, cualquier modelo”, reitera Alexandra Cartagena, propietaria de la joyería Reyes, en Quillacollo.
Las manos bolivianas no ponen límites a su creatividad ni a su tiempo, ya que puede dedicarse una semana entera en trabajar una sola joya.
Es así que entre los diseños pueden encontrarse incluso los retratos de seres queridos que perduran en finos dijes labrados en oro.
Nombres, mensajes, piezas gemelas, piezas a medida para ofrendas a imágenes sagradas -como a santos y a la Virgen María- se pueden advertir entre los trabajos cotidianos.
No existen cifras exactas de los volúmenes de exportación de joyas labradas en oro, ya que la mayor venta para el exterior se la realiza en las mismas tiendas y a bolivianos que radican en otros países y aprovechan su viaje para obtener alguna ganancia extra en su retorno.
Joyeros de Quillacollo y Cercado estiman que al menos un 20 por ciento de su producción sale al exterior por esta vía.
El presidente de la Federación de Orfebres de Bolivia, Ronald Pérez, informó que solo una joyería en La Paz realiza la exportación periódica por la vía que corresponde y el resto son negociantes que pasan las joyas en las fronteras como prendas personales para luego ser comercializadas.
Existieron dos momentos fuertes en Bolivia cuando las joyas salían del país con fuerza. El primero entre los años 90, hacia Argentina y el segundo hacia España, por los años 2006 y 2011. Asimismo desde la década de los noventa hacia Estados Unidos.
Otro de los factores que hacen apetecidas a las joyas bolivianas es la calidad de su materia prima, muy diferente al oro italiano, que es el segundo con mayor presencia en el mercado local -en un 10 por ciento -. La materia prima proviene principalmente de localidades como Tipuani, La Paz; Morochata, Cochabamba; y San Juan y San José de Chiquitos, Santa Cruz.
Apuntes.
Bolivia
En todo el país existen alrededor de 1500 artesanos dedicados a esculpir joyas en oro. Las ciudades con mayor actividad orfebre en el ámbito nacional son El Alto, La Paz, seguidas de Cochabamba y Oruro.
Cochabamba
En Cochabamba existen alrededor de 350 artesanos distribuidos en los municipios de Quillacollo, Sacaba, Cercado, Punata y Cliza.
Precio del oro
El precio del oro subió hasta 6 veces en los últimos 20 años. En 1994 el precio oscilaba entre los 60 y 65 bolivianos el gramo, posteriormente en 2008 tuvo una subida significativa que llegó a 300 bolivianos, afirmando su ascenso constante el año 2010 con 350 bolivianos el gramo.
El 2013 fue sin duda uno de los momentos de mayor subida del precio del gramo con 380 bolivianos.
Reclaman apoyo y piden creación de un instituto
“Continuar o abandonar el oficio” es el dilema por el que muchos orfebres de Bolivia están atravesando debido a la falta de apoyo para dinamizar al sector, según el presidente de la Federación de Orfebres de Bolivia, Ronald Pérez.
“Somos cada vez más pocos”, lamenta Pérez al señalar que, en las más de cinco generaciones dedicadas a este arte, los artesanos del oro no tuvieron mayor capacitación y apoyo que el heredado por sus padres. Países como Perú y Brasil que compartían la misma trayectoria hoy van a la par del desarrollo tecnológico en este rubro.
“Perú tiene 130 puntos de capacitación y Bolivia solo 3, Brasil tiene 300 empresas que exportan y Bolivia apenas 1”, comparó Pérez. Cuestionó el nulo apoyo de instancias gubernamentales como los ministerios de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Minería y Educación.
Piden la creación de un instituto de investigación de la joya y la creación de centros de capacitación e innovación tecnológica, por lo menos en los departamentos de mayor actividad.
Delincuencia merma venta de joyas de oro en un 50 por ciento
El permanente robo de joyas a transeúntes en Cochabamba ha mermado hasta en un 50 por ciento la venta de joyas labradas en oro. Según el análisis de la propietaria de la joyería Reyes, Alexandra Cartagena -con más de 20 años en el rubro- éste es el único factor que ha incidido con tal fuerza.
OPINIÓN (O) ¿Cuáles son los factores negativos para la venta de joyas en Cochabamba?.
La delincuencia. La gente ya no quiere usar sus joyas de oro en la calle por miedo al ladrón. Esto nos ha quitado por lo menos un 50 por ciento de las ventas que teníamos. Pero también a obligado a muchas personas a fundir sus joyas y venderlas. El 50 por ciento del material con el que trabajamos son de joyas fundidas.
O: ¿Y ahora quiénes son sus principales clientes?
Continúa la gente de acá, pero las compras se han reducido solo para eventos especiales como matrimonios, graduaciones, recién nacidos y ofrendas para santos; y ya no tanto para lucir diariamente como se lo hacía antes.
O:¿La delincuencia los ha afectado con más fuerza?.
Podría decir que desde el año 2000, cuando aumentó la inseguridad, además de la aparición de nuevas generaciones de inhaladores de clefa y alcohólicos.
“Enfermedad del joyero” reduce interés de las nuevas generaciones
“La enfermedad del joyero” es una herencia de este oficio al que muchos orfebres deben someterse y no desean para sus hijos. “Yo no quisiera que mi hijo sea como yo, para mi lo mejor sería que siga sus estudios con una profesión”, expresó don Lucio Sarmiento, dedicado a este oficio desde hace 20 años.
La exposición permanente a los ácidos -nitrito y ácido sulfúrico entre otros- provoca en los artesanos del oro un deterioro precoz de los pulmones. “Empezamos con una tos leve hasta quedar con los pulmones maltrechos”, explica Sarmiento.
Esta situación se refleja en el municipio de Quillacollo, donde la mayoría de los hijos de orfebres optaron por dedicarse al comercio de joyas, pero ya no al labrado de este mineral por las consecuencias negativas a su salud, principalmente.
Artesanos del país festejan cada 25 de junio a San Eloy
Como cada 25 de junio, este año los “joyeros”, como se conoce a los labradores del oro y la plata, celebraron al santo de su devoción, San Eloy.
Este santo, un aprendiz de platero, nació en el año 588 y posteriormente pasó a la corte de gala para servir como platero. Por su inteligencia pasó a ser consejero de la Corona en el reinado de Dagoberto I. Este artista de los metales nobles y de las gemas preciosas que no se dejó atrapar por la idolatría a las cosas perecederas, ha sido adoptado como patrono de los orfebres, plateros, joyeros, metalúrgicos y herradores. Sus devotos en Cochabamba aún realizan el festejo con el tradicional sistema de pasantes de manera rotativa. “Un año pasa -se encarga- uno la fiesta, al otro año le toca a otro y así hasta que todos cumplimos con el Señor”, relata Alexandra Cartagena.
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