Sus metas eran tener su negocio propio para estar más tiempo en sus casas y así ayudar a sustentar el hogar y la crianza de los hijos. Se trata de tres mujeres que tienen algo en común: son vecinas en la calle Ballivián, pues tienen sus tiendas de disfraces, que más allá del jolgorio y colorido que siempre se asocia cuando se habla de esta calle, hay historias, testimonios de mujeres sencillas que a mano elaboran las prendas.
'Muñeca' y sus muñecos. Su nombre es Shirley Serrate Oliva, más conocida como “Muñeca”, apodo que muy le va con las actividades que realiza, pues prácticamente está rodeada de muñecos que ella misma diseña, confecciona y borda. Shirley desde hace 10 años tiene su puesto de alquiler de trajes de fantasía en la calle Ballivián. Contó que todo comenzó cuando un amigo le pidió que le ayude con un muñeco y que ella solamente con mirar el modelo comenzó a costurar.
"Tengo pedidos todo el año, trabajo para empresas importantes y reconocidas como la Toby, BTL, Ximena Ximénez, Banco Ganadero, Banco Mercantil Santa Cruz, fui quien diseñó el loro cuando se abrió el primer hipermaxi", contó orgullosa esta mujer, madre de cuatro hijos: Isabel Cristina, Manuel Alejandro, Shirley y Renato. Su hija Shirley ya egresó de derecho y ejerce su profesión pero cuando tiene que ayudar a su madre deja a un lado los libros de leyes para costurar y bordar como su progenitora.
"Todo lo que ve aquí, yo lo he hecho, no tengo nada comprado", ponderó “Muñe”.
Los muñecos de esta mujer llegan a costar hasta Bs 3.000 según el tamaño y la forma y apenas tarda de dos a tres horas en hacerlo.
Auditora y costurera. Su primera hija no le impidió estudiar una carrera universitaria, Edita Ávalos tiene el título de auditora, profesión que ejerció desde el 2000 a 2008 para luego dedicarse a cuidar su casa y sus hijos cuando nace su segundo retoño, ella costura, confecciona trajes orientales para los colegios o grupos de baile.
"Hablamos con mi marido y decidimos que me iba a quedar con los chicos, pero como no podía dejar toda la carga a mi esposo, me dedico a esto, porque me gusta la costura. Con este negocio pago $us 250 mensual de alquiler. También confecciono vestidos de quinceañeras y novias para un prestigioso diseñador. Es un trabajo que me permite estar con mis hijos y cierro cuando tengo que hacer mis diligencias. No me corro de este trabajo más al contrario, me ha permitido aprender más y perfeccionar mis trajes y el acabado de mis prendas", resaltó Edita.
Alquila ropa americana. Doña Blanca Elena Caballero aclara que no costura ni borda, pero sí compra trajes americanos elegantes que, según ella, viste personalidades del medio. "Cuando me hacen pedidos de trajes tiene que ser con tiempo porque tengo que reunir a mis costureras. Todo lo que ve es mío es una inversión que anualmente se renueva”, dice doña Blanca.
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