Ariel Apaza, un joven innovador alteño, invirtió 12 mil dólares para construir el auto de carreras de sus sueños en el que tardó tres meses para plasmar el diseño que más le agradaba. Por su parte, la Dirección de Promoción del Deporte de la Oficialía Mayor de Desarrollo Humano y Social presentó el vehículo como el primer coche de carreras fabricado en El Alto.
Los motores roncadores retumban los oídos de los que están cerca, varios letreros de color amarrillo rodea al vehículo, los focos azules frontales lanza destellos de luz brillante; de pronto para y las puertas laterales se deslizan hacia arriba, como alas.
Por dentro se observan unos asientos de cuero negro que hacen juego con el volante del mismo material, todo ello acompañado de un equipo de música que emite potentes notas de canciones de moda.
Mucho más al interior, se cuenta con un chasis tubular, una estructura a base de tubos que soportan el esqueleto de la peculiar carrocería del automóvil, con una potencia de 1600cc de cilindrada, así lo pensó Ariel desde su niñez y ahora puede palpar con sus manos su sueño hecho realidad.
La iniciativa surgió hace muchos años, cuando acompañado de su padre, Ariel participaba de todas las competencias automovilísticas como espectador, ahora, luego de tres meses y 12 mil dólares que invirtió de su bolsillo presentó a la sociedad el primer auto de carreras fabricado en la urbe alteña.
Su casa, ubicada en Senkata, se convirtió en taller durante las 12 semanas en las que Apaza convirtió su diseño en obra. “Lo que adquirí del extranjero es el motor y la suspensión, porque en Bolivia aún no se cuenta con esa tecnología, trabajando noche y día, con mucho esfuerzo se obtuvo el logro”, comentó Apaza.
Él, como su hermano mayor, ambos pilotos de carreras, fueron impulsados por Jesús Alanoca, otro ciudadano que creó un vehículo también para participar en varias carreras en las que, muchas veces, obtuvieron buenos resultados; con esta motivación Ariel se trazó los objetivos que hoy le ayudarán a concluir con su titulación.
“Como estoy finalizando mi carrera, ingeniería automotriz, me pareció una buena idea construir mi coche y presentarlo como proyecto de grado”, expresó Apaza.
Aunque Jesús Alanoca fue la primera persona en construir un auto, Apaza manifestó que ambos proyectos son muy diferentes, “su coche es similar a un modelo de fórmula uno, (pequeño), el mío es similar a uno modelo deportivo, en ése me inspiré al momento de realizar mi diseño”, agregó.
El proyecto presentado a la Universidad Los Andes, donde estudió el joven, plasma la construcción de tres vehículos por año que serían vendidos a 16 mil dólares cada uno tomando en cuenta de que son coches de carrera, asimismo, sostuvo que existe una gran diferencia en precios con los del extranjero,
“Un auto de competencia, oscila entre los 30 mil y 150 mil dólares, sólo el chasis está evaluado en 6 mil dólares, en cambio mi chasis tiene un costo de 250 dólares, resultaría mucho más económico comprar mi producto”, señaló Ariel.
Por su parte, el municipio realizó la presentación de este importante logro productivo, sin embargo, su creador no cuenta con la colaboración de ninguna institución ni empresa que lo auspicie, “el apoyo que yo recibí fue el apoyo moral de mi familia, pero no negocié con nadie para amortiguar el costo del vehículo”, comentó el corredor.
Asimismo, exhortó a las autoridades municipales colaborarle para que le otorguen la legalidad a su producto, “quisiera apresurar los trámites de las placas y los permisos correspondientes, para que pueda circular libremente por la ciudad”.
Así como Ariel Apaza hay muchos jóvenes en El Alto que tienen alma creativa, y están en espera de un pequeño empujón, por eso el corredor aconsejó a la juventud a perseguir su sueños hasta alcanzarlos, “todo se empieza con una idea y mejor si es un emprendimiento innovador, mucho trabajo y constancia permitirá lograr todo lo que uno se propone”, comentó.
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