martes, 16 de diciembre de 2014

Tijaraipa, un amanecer para mujeres con el arte indígena

“Ya está por amanecer”, eso es lo que significa Tijaraipa en idioma mojeño ignaciano, y eso fue justamente lo que encontraron algo más de 3.000 mujeres de Beni y Cochabamba, que se capacitaron técnica e ideológicamente, aprendieron a elaborar artesanías, se formaron en temas de derechos humanos, abrieron sus propios emprendimientos o, finalmente, venden sus productos con la misma entidad que las capacitó.

Ocurre que detrás del fino acabado de las artesanías de ángeles, adornos navideños, nacimientos elaborados con cordones, muñecos con indumentaria típica, tejidos para manteles, tapetes y otros, están muchas historias de mujeres indígenas, migrantes, vecinas de barrios periféricos y otros que, con Tijaraipa tienen la oportunidad de superarse ellas mismas, capacitarse y lograr un “empoderamiento”, según explica la directora de la entidad, Nancy Brito Sandóval.

Tijaraipa nació un 10 de diciembre de 1992 (acaba de cumplir 22 años de vida), tras el ambiente de la primera marcha indígena del oriente boliviano, dando apoyo y asesoramiento a mujeres de las etnias benianas.

En el 2000, creó la escuela de lideresas Nicolasa Noza, donde se comenzó la capacitación a mujeres que las mismas organizaciones indígenas seleccionaban.

Con el financiamiento de la Fundación Manos Unidas, Tijaraipa llegó a coordinar talleres en tres ciclos durante un año, y que se llevaron a cabo en poblaciones como San Borja, San Ignacio, San Xavier y Trinidad, con mujeres que venían de comunidades remotas.

Los talleres debían realizarse durante todo el día, impartiendo la parte ideológica por la mañana y la parte técnica por la tarde. Muchas de las mujeres, por la distancia de sus casas, debían quedarse incluso a dormir, y Tijaraipa les daba todo: alojamiento, alimentación y hasta transporte, además del material para la elaboración de sus productos. Las beneficiarias sólo debían cumplir con la asistencia a los tres ciclos. Y los resultados fueron exitosos, sobre todo en los rubros de tejidos, en los que ellas tenían cierto dominio, aunque no la pulcritud para hacer de su trabajo algo rentable, con valor añadido. Por eso los talleres fueron un buen complemento.

Más tarde, el proyecto se replicó en Cochabamba, dando la oportunidad esta vez a mujeres de barrios marginales como Calicanto (zona sud) y Villa Satélite (camino a Tiquipaya), aunque actualmente se está llegando al barrio Max Fernández (barrio norte). En todos estos lugares, las vecinas beneficiarias son migrantes de zonas agrícolas o mineras.

Las mujeres, esta vez seleccionadas por sus OTB, fueron adquiriendo conocimientos y poniéndolos en práctica con su creatividad, con artesanías que ellas podían llevárselas a su casa. A diferencia de Beni, en este caso, primaron los muñecos y decoraciones artesanales.

Muchas de las participantes comenzaron sus propios emprendimientos. Otras establecieron convenios con la propia Tijaraipa para trabajar a pedido. La entidad capacitadora les provee el material y las beneficiarias pueden desarrollar el producto en sus casas a cambio de un precio convenido.

Por decir, 60 bolivianos por el muñeco de la mujer indígena con su trajecito típico, algo que se puede elaborar en un par de días en el tiempo que la mujer disponga en su domicilio. El muñeco serán vendido posteriormente por Tijaraipa a 90 bolivianos considerando que al pago de la mano de obra hay que añadir el costo del material, ambientes de venta y otros costos operativos.

Conocimientos

La Escuela de Formación de Mujeres Indígenas Líderes es un programa que apoya el empoderamiento de las mujeres indígenas, campesinas y migrantes, auspiciado por la Agencia de Cooperación Manos Unidas.

Su brazo operativo es Tijairapa.

Recupera los saberes de las mujeres indígenas y campesinas y promueve la utilización de materiales y texturas naturales, creando obras artísticas con manos femeninas.

Nace como una propuesta para abrir un mercado alternativo de productos elaborados por mujeres, que trabajan de forma democrática con el apoyo de organizaciones.

Se crean nuevos diseños a partir de los saberes ancestrales.

Se reconoce el trabajo de las participantes con un precio justo.



Demanda

Pese a que se cuentan con modelos, cada trabajo es único porque está elaborado artesanalmente.

Sin embargo, la demanda es grande. Cuenta la Directora que una entidad japonesa, quiso comprar 5.000 muñecas indígenas de una sola vez. Pero no se podía, porque la producción es a baja escala y de forma artesanal. Además, un trabajo en serie y a gran escala pone en riesgo su valor cultural.

Cuenta también que quienes trabajan en Tijairapa son gente muy polifacética. Así, la abogada sabe también de tejidos, o la dentista, de artesanías y repostería. Ellas también ponen su parte creativa.

Para quienes quieran adquirir estos productos pueden visitar la tienda en la calle Colombia 279 entre Hamiraya y Junín. El teléfono es 4500163.

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