Camas para muñecas, joyeros en forma de roperos o cómodas, autos, barcos, alcancías con portarretratos, camiones, pelotas, zapatos, cuadros, embalado de productos, fabricación de parrillas y redes, son sólo algunos de los productos que se realizan en siete de los principales rubros que existen en la cárcel El Abra.
Los internos realizan trabajos de carpintería, pirograbado, cerrajería, pelotería, atarraya, cocina y zapatería.
En una visita que hizo este medio al recinto, Mario, que se encontraba barnizando una camita de juguete, dijo que estos productos se hacen a pedido y que incluso pueden ser personalizados “con nombrecitos”.
Entretanto, la concejal Ninoska Lazarte reconoció que no existe apoyo de ninguna institución o autoridad, ya sea de la Gobernación, Alcaldía o ministerios. “De lo único que se preocupan a medias es de no retrasarse en sus prediarios, pero no de cómo mejorar las condiciones de los reclusos y no sólo la infraestructura”, afirmó con seguridad Lazarte.
Asimismo, recordó que la pasada gestión realizó una visita a diferentes cárceles del departamento y planteó la necesidad de definir un espacio concreto para la venta de los productos de los reclusos, pero que nadie le dio importancia al proyecto que se presentó.
“Planteé que la Alcaldía Municipal debiera tener espacios en galerías, en lugares turísticos como el aeropuerto con una caseta específica”, indicó la Concejal. Continuó: “El beneficio sería por doble partida, ya que los privados de libertad estarían bien económicamente y se rehabilitarían”.
El director departamental de Régimen Penitenciario, Erwin Sandoval, aseguró que se trabaja en la reapertura de un espacio en el sector de Quintanilla para vender sus productos, ya que debido al anterior sistema “las puertas para los negocios se fueron cerrando”.
Sandoval explicó que durante el tiempo que permaneció “El Tancara” en El Abra existían dos espacios, antes usados para pirograbado, que se convirtieron en “cuartos en alquiler de conyugales”. Los lugares fueron recuperados para que se realice este trabajo y otros.
Agregó que se gestionará con la Alcaldía de Sacaba para que los privados de libertad hagan los mandiles y poleras de los colegios a fin de darles un trabajo, ya que se cuenta con una persona que puede enseñar costura. “Lo que se pretende es firmar convenios para que pueda salir un producto del recinto”, dijo.
Piden apoyo y equipamiento para los rubros estratégicos
En una carta dirigida a la Asamblea Departamental, en noviembre, internos de la cárcel de El Abra solicitaron el apoyo de la Gobernación de Cochabamba a los diferentes rubros. El documento está respaldado con 409 firmas de los reclusos.
En él se pide la ampliación y elevación del techo del rubro de pelotería para así incorporar a más privados de libertad de los 124 que ya se dedican a la labor. A ello se suma la solicitud de una máquina troqueladora y laminadora para la producción propia.
En el rubro de carpintería hacen mención a la compra de maquinaria nueva: escuadradora, groseadora, tupi, cierra circular, torno múltiple, compresora de 200 litros, equipo de seguridad, cableado de toda la línea trifásica y la mejora de los baños que están deteriorados.
Asimismo, para beneficiar a más de 50 internos del rubro de atarraya, fabricación de redes para pescar, y otros pequeños que trabajan en chapería y pintura se pidió la construcción de un tinglado de 30 por ocho metros. El requerimiento para cerrajería consiste en un taladro de banca, manual, de soldar, dobladora de plancha de dos metros y una compresora industrial.
El documento sobre las necesidades que permitan optimizar el trabajo de los privados de libertad más las firmas fue remitido al Ministerio de Gobierno, Gobernación, Dirección de Régimen Penitenciario y Defensor del Pueblo.
Exposición de trabajos en San Sebastián
El director de Régimen Penitenciario, Erwin Sandoval, aseguró que para la próxima gestión se prevé que esta institución retorne a sus antiguas oficinas en la zona de Loreto a fin de que el espacio actual que ocupa sirva para la exposición y venta de los productos de los recintos penitenciarios de San Sebastián Varones, Mujeres y San Antonio.
Ello para dar mayor comodidad a la población que compra estos productos y ante el retiro de los trabajos en madera, que sirven de sustento a muchas familias, que se encontraban en la plaza San Sebastián.
DETALLES DE ALGUNOS RUBROS
ARTESANÍA: TRABAJOS EN MINIATURA
Alrededor de 30 personas trabajan de lunes a sábado en el sector de Artesanía en la cárcel de El Abra, distribuidas en tres espacios diferentes. El primero se ubica al fondo de un cuarto, donde cuatro personas se ocupan del armado de las cajas del juego “Evopolio”. En un mismo número de personas, en un lugar más amplio trabajan cortando la madera o dándole forma a diferentes piezas para construir casas, camas, joyeros de ropero o cómodas. El grupo más numeroso se encarga del empaquetado de las piezas del juego; mientras, Mario le da los toques finales a la juguetería en madera.
TRABAJO A PEDIDO EN CARPINTERÍA
En un cuarto amplio hay cuatro máquinas para trabajar la madera, cerca de ellas restos de aserrín y algunos fragmentos de lo que después será una cama, ropero, puerta, mesa o silla, otro grupo de internos de la cárcel de El Abra dedicados al rubro de la carpintería trabaja bajo contratos individuales. Ellos aprovechan los restos de los cortes de madera para venderlos. Los muebles que realizan son en madera de pino, maramacho, roble y laurel. Una mesa a la que dos internos van dándole los últimos toques tiene un costo de 650 bolivianos; mientras una más pequeña con cuatro sillas para niños vale 350.
ZAPATOS Y TENIS PARA LOS INTERNOS
El encargado de zapatería, Adolfo Quispe, contó que no recibe visitas hace años desde que llegó de La Paz, por lo que se dedica tiempo completo a trabajar en la zapatería. Contó que cuando estaba libre era maestro en la fabricación de calzados de mujeres y niños, por lo que tiene 35 años de experiencia en el rubro.
Comenta que cada tenis que fabrica le toma por los menos un día acabarlo, pero que su mercado se limita a la venta al interior del recinto en precios que van desde los 120 bolivianos hasta 180 “los últimos modelos”. Él dice que si el Gobierno les brindaría ayuda, enseñaría a los demás el arte de hacer zapatos.
BARCOS A GUSTO DEL CLIENTE
“Llevo 14 años trabajando con madera y haciendo los barcos a pedido y gusto del cliente”, contó Wilfredo Justiniano, quien desarrolló el talento del tallado de barcos gracias a un privado de libertad que antes de irse le enseñó del oficio, que ahora le sirve como una manera de apoyar a su esposa e hijos con algo de dinero desde la cárcel. Sin embargo, con tristeza reconoció que “aquí no hay mercado para vender estas cosas, pero en La Paz sí, porque aquí la gente piensa que hacer es fácil. Todo el material se compra y se hace a medida; además, el terminado es único”.
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