Las cooperativas y organizaciones de productores tendrán cada vez mayor importancia dentro del esfuerzo para eliminar el hambre y reducir la pobreza en el mundo, afirmó el director general de la FAO, José Graziano da Silva, en el Foro Social Temático.
En el sitio web de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se informa que Graziano da Silva participó en la reunión anual de organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales, apenas un mes después de haberse puesto al frente del organismo de la ONU encargado de velar por la seguridad alimentaria.
El responsable de la FAO recordó que las Naciones Unidas han declarado a 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, reflejando el renovado interés en ellas y la necesidad de una mayor concienciación sobre sus múltiples valores.
Graziano da Silva señaló que la FAO ampliará su colaboración con las organizaciones de productores y las cooperativas rurales, alimentarias y agrícolas que dan peso organizativo, económico y social a los pequeños campesinos, además de a los grupos dedicados al pastoreo y a los que dependen de la pesca y los bosques para sus medios de subsistencia.
“La FAO necesita cooperativas y organizaciones de productores fuertes como socios clave en el esfuerzo para eliminar el hambre que sufren cerca de 925 millones de personas y responder a los numerosos desafíos del mundo de hoy, según Silva, la FAO se compromete a localizar y divulgar las pruebas evidentes del impacto de las cooperativas y de las organizaciones de productores en la seguridad alimentaria a nivel mundial, y a fortalecer sus lazos con estos grupos”.
Desde pequeñas empresas a compañías multimillonarias que operan en todo el mundo, las cooperativas se encuentran en todos los sectores de la economía, tanto a nivel urbano como rural. La Alianza Internacional de Cooperativas calcula que cuentan con 800 millones de socios.
En 2008, las 300 cooperativas más grandes del mundo tuvieron un beneficio conjunto de 1,1 mil millones de dólares, comparable al producto interior bruto (PIB) de muchos países importantes.
La experiencia demuestra que, cuando se promueve su pertenencia a un grupo más numeroso, los pequeños campesinos y otros productores pueden negociar mejores condiciones en los contratos, precios más bajos para insumos agrícolas como semillas, fertilizantes y aparejos de pesca, reducir sus riesgos y conseguir la influencia suficiente para garantizar su derecho a la tierra y mejores oportunidades de mercado.
“Las cooperativas tienen una extrema importancia para crear un nuevo entorno social y ayudar a organizar la producción. Sin su contribución, sería muy difícil alcanzar la seguridad alimentaria a un nivel sostenible”, aseguró Adalberto Martins, uno de los líderes del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil y miembro de una pequeña cooperativa agrícola.
Campesinos. Cerca del 75% de la población pobre de los países en desarrollo vive en áreas rurales. Una gran parte de ellos son pequeños productores que dependen directamente de la agricultura, la pesca, los bosques y el ganado para obtener alimentos e ingresos, pero carecen de acceso para los recursos y oportunidades necesarios para salir de la pobreza extrema.
En 2011, más de 180 programas y proyectos de la FAO ayudaron a construir y fortalecer la capacidad de organizaciones de productores, cooperativas y grupos comunitarios locales para alcanzar sus objetivos organizativos. Estas iniciativas abarcaban un amplio abanico de actividades e intervenciones en muchos países.
Participan y acceden al crédito
La FAO da ejemplos sobre la importancia de la participación de los campesinos organizados en el desarrollo de sus comunidades.
En el distrito de Lempira Sur, en Honduras, donde la agricultura de corta y quema estaba agotando los recursos naturales, los consejos de desarrollo comunitarios que representan a las familias rurales incrementaron el poder de las comunidades en la toma de decisiones a nivel municipal. En última instancia, lograron influir para conseguir una mejor gestión de los recursos naturales y la prohibición de los métodos de corta y quema. También impulsaron la reintroducción de las técnicas indígenas que eran menos dañinas para el medio ambiente.
En Níger, los campesinos pobres dispersos en las áreas rurales e incapaces de obtener crédito convencional de los bancos, han conseguido utilizar sus productos agrícolas almacenados como aval, utilizando un “crédito para inventarios” o sistema de “recibos” de almacén.
En este sistema, una cooperativa aporta instalaciones de almacenaje para los pequeños productores, y las cosechas funcionan como si fueran una cuenta de ahorro.
Este sistema permite acceder al crédito de forma más fácil a los productores rurales.
Se vinculan e impulsan políticas
Las cooperativas también son relevantes en países (8) de África oriental, meridional, occidental y central, donde la FAO ha ayudado a fortalecer los vínculos entre las organizaciones campesinas y los compradores de diversos productos, incluyendo algodón, mandioca, aceite de palma y arroz.
En Fiji, el cultivo de papaya ha pasado de ser una actividad agrícola tradicional a una fuente de agricultura para la exportación.
En este caso, una cooperativa nacional ha ayudado a mejorar el flujo de información, las oportunidades de comercialización y la calidad y regularidad de la producción de este producto alimenticio.
Los movimientos y organizaciones campesinas regionales e internacionales, los pescadores, los jóvenes dedicados al pastoreo y las poblaciones indígenas también han sido decisivos en los procesos de formulación de políticas públicas para su sector, en los diferentes gobiernos subnacionales.
Se incluyen las negociaciones a nivel intergubernamental en las Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques, que hoy promueve el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial.
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