lunes, 28 de febrero de 2011

Amado Cadena: “De carpintero a fabricante de órganos”

Este chapaco de pura cepa logró construir 10 órganos, de los cuales siete fueron vendidos en Bolivia, Brasil y Europa
“Mi arte empezó por mi inclinación hacia el órgano como instrumento preferido”, dice Amado Cadena de 45 años. Nació en la ciudad de Tarija, y siendo carpintero por más de 23 años logró crear su propio instrumento para uso personal. Posteriormente construyó otros para la venta, constituyéndose en el primer organero chapaco que llevó su arte hasta mercados internacionales.
Cadena sentía ilusión y entusiasmo en buscar todo la información referente a un órgano, para luego plasmar sus ideas en modelos propios y distintos a los que generalmente se conocen o se vieron alguna vez. “Pareciera que esta inclinación siempre la llevé en la sangre”, dice, mientras comenta que hasta la fecha construyó diez órganos de distinto tamaño. Siete de ellos ya fueron vendidos en otras ciudades de Bolivia y en el exterior en ciudades de Europa y Brasil.
Sus estudios primarios y secundarios los realizó en el Colegio Nacional San Luis, y durante aquel tiempo pasó cursos en la sección industrial de la unidad educativa. Ese aprendizaje le ayudó más tarde a ser un buen carpintero y luego un constructor y creador de órganos.
Cadena se pasaba horas pensando, dibujando e intentando hacer un órgano de unos cuantos tubos, que no son más que el sonido de las notas, es decir un juguete para entonces. Luego viendo el interior del órgano de un convento, comenzó a hacer unos tubos de madera y también una fachada de tubos de cartón que hoy los tiene ubicados en su taller como un símbolo de inspiración.
Este carpintero, mozo de pura cepa, no imaginaba que todo esto lo llevaría, más tarde, a hacer un órgano de verdad, pues su entusiasmo creció y decidió ingresar a la Escuela Nacional de Música, “Mario Estensoro”, bajo la guía del profesor Milton Ramos Díaz. Aquel destacado docente lo guió en sus estudios de piano. Amado aprendió música entre 1979 y 1985.
Luego comenzó a trabajar de organista en la iglesia Catedral, en el año 1982, donde el sacerdote Antonio Moretto le dio la oportunidad de ser el organista titular. “En ese contacto diario, el sonido del órgano aunque era electrónico, me iba cautivando más y más, y para ese entonces yo llevaba más de 12 años trabajando como carpintero en mi taller”, cuenta.
Pero cerca del año 1997, la oportunidad para hacer su sueño realidad llegó con la ayuda de la señora Gilma Hoyos, quien le comentó que en noviembre del mismo año se restauraría un órgano histórico en la ciudad de Sucre. “No lo pensé dos veces, hice maletas y me infiltré, con mi hermano menor, Gualberto, y ambos fuimos como voluntarios. Ahí conocimos a un equipo de organeros franceses, de quienes aprendimos bastante”, relata.
Aquella visita de restauración le ayudó a Cadena tener más noción de cómo armar y desarmar un órgano, pues fue el mismo quien pudo desmontar y volver a armar aquel histórico órgano de la Colonia, analizando cada pieza, cada parte de las diminutas maderas, tubos de metal, combinando las pieles antiguas por nuevas pieles. Mientras lo hacía, un lápiz y un papel acompañaban este trabajo, sirviéndole para apuntar hasta el más mínimo detalle, para luego proceder a construir un órgano.
“Nunca dudé de que alcanzaría mi propósito, tampoco me sentí desanimado en los momentos más difíciles. Tenía sed de descubrir y construir un órgano, pasé varias horas pensando y resolviendo las dificultades por las que atravesaba para fabricar un órgano, pero al final lo logré”.
Amado, formado con todas las bases necesarias, comenzó a confeccionar su propio órgano en la pequeña carpintería ubicada en su domicilio del barrio San Martín. Un lápiz, una regla milimétrica, una sierra y una limadora, fueron parte de los instrumentos utilizados para hacer su sueño realidad.
(RECUADRO 1)
Un órgano de 300 tubos
Comenzó con cinco registros para obtener un lleno y una pedalera que cumplen funciones con el teclado manual. El órgano era de 300 tubos, ó sea, 300 sonidos. Luego aumentó un bordón de 16 pies para la pedalera y así logró arpegios y octavas impactantes para los bajos del órgano, de los cuales, él con sus propios esfuerzos fabricó 25 tubos, llegando a medir uno de ellos, dos metros cincuenta de alto.
Una vez terminada esta etapa, procedió a colocar los tubos que generan sonido como si fuese una zampoña, con la diferencia de que los tubos más grandes estaban colocados a los costados con un decrecimiento en el centro, para que los mismos se puedan comunicar con las varillas, ejes y palancas de la parte trasera del órgano, donde están ubicados los espacios de sonido que por el organista es denominado “secreto”.
Este primer órgano de Amado Cadena tiene aproximadamente 3.000 piezas. El mueble del órgano mide 2,50 metros de alto, 1,90 metros de frente y 0,80 centímetros de fondo con tres torres, la del centro más alta que las laterales y los tubos del pedal están detrás del buffet.
Presenta un estilo colonial, con tallados en toda la caja del instrumento y al frente dos lienzos con figuras de religiosas del santo patrono San Roque y la Virgen de Chaguaya.
(RECUADRO 2)
Cinco años de dedicación
El emplazar, diseñar, construir la obra de arte le llevó cinco años de esfuerzo, con un promedio de trabajo de cinco horas por día.
El valor es incalculable, por el esfuerzo e inspiración que le puso a este primer órgano. Esta pieza actualmente está cotizada en 15 mil dólares, aproximadamente, lo mismo que los demás órganos que sigue fabricando, ya que el material utilizado es artesanal y de buena calidad, ello incluye una buena madera, pieles de cabra u oveja, lienzos, pegamentos, y hasta un ventilador.
Hoy por hoy, cada órgano que construye le lleva entre año y año y medio de trabajo, dependiendo del tamaño y de la cantidad de melodías que se requieran.
Fuerza y voluntad, lo esencial de su trabajo
La vida le enseñó a Amado Cadena que la fuerza de voluntad y el apoyo de la familia es lo más importante para cumplir un sueño.
Lo malo de todo esto, dice Cadena, es que si bien logró muchas satisfacciones en la vida con su arte, ninguno de los órganos fabricados se encuentra en la ciudad de Tarija, sino en ciudades como Cochabamba, San Ignacio de Moxos y Beni.
Cadena, además, es el encargado de darle el mantenimiento necesario a los órganos coloniales de San Ignacio de Chiquitos, donde existen cinco órganos de la Colonia, uno de ellos elaborado por él mismo.
A pesar de no recibir casi ningún apoyo local, salvo alguno mínimo, Cadena se busca la vida con su propio trabajo, que fácilmente le da para mantener a una familia de cuatro personas, entre ellos su hijo que salió profesional hace pocos días, su hija que dentro de pocos años culminará sus estudios universitarios y su esposa que siempre está a su lado, en buenas y malas.
Con una canción de suspenso al estilo barroco, el único tarijeño dedicado a este arte y que cada domingo toca y acompaña las misas de la iglesia San Francisco, despide a nuestro equipo de prensa que se trasladó a su domicilio a compartir más su arte y su trabajo cotidiano como organero.

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