La Bolsa Boliviana de Valores (BBV) cumple este mes 26 años al servicio de un mercado en constante crecimiento. Año tras año, los montos negociados y las nuevas emisiones han alcanzado récords que demuestran que se trata de un mecanismo eficiente de financiamiento y un vehículo eficaz para el inversionista. Empero, la profundización del mercado de valores aún es muy difícil de alcanzar, pues a pesar de los muchos esfuerzos realizados sólo un reducido número de empresas medianas y pequeñas han logrado integrarse al exclusivo círculo de emisores.
A fin de encarar este desafío con la debida seriedad, la BBV implementó un proyecto de incorporación de PyME, el cual se encuentra en su etapa final y cuyos resultados dejan entrever que resta un largo camino por recorrer.
Para entender mejor cuáles son los principales obstáculos para que las PyME accedan a esta alternativa de financiamiento, entrevistamos a la gerente general de Mercantil Santa Cruz Agencia de Bolsa SA, Marcela Cabrerizo (MC), y al subgerente de Estructuración de Emisiones de BNB Valores SA, Fernando Calleja (FC). Las instituciones que ellos representan han participado activamente en el proyecto de incorporación de PyME al mercado de capitales boliviano, por lo que es importante conocer sus experiencias y percepciones.
¿Las agencias de bolsa tienen verdadera vocación de atender a las PyME?
MC: No puedo hablar por todas las agencias, pero en nuestro caso tenemos la franca determinación de coadyuvar a que haya una mayor inclusión en el mercado de valores; y lo demostramos con hechos: nuestras tarifas de estructuración para PyME son bastante más reducidas en relación con lo que cobramos a cualquier otro emisor.
FC: BNB Valores tiene -y siempre tuvo- vocación de agencia estructuradora. Permanentemente buscamos empresas que puedan emitir valores, sin importar de qué tamaño sean. Prueba de ello son las emisiones que estructuramos para AMECO Ltda, Granja Avícola Integral Sofía Ltda y ASTRIX SA; las dos últimas recientemente introducidas al mercado de valores. Para las PyME, además, tenemos tarifas sensiblemente más bajas, de manera que se facilite su integración al mercado de valores.
¿Cuáles son los principales obstáculos para que las PyME se integren al mercado de valores?
MC: En cualquier mercado de valores -no sólo el nuestro- la formalidad y la transparencia son requisitos indispensables que debe cumplir todo emisor, pues el inversionista asume el 100% del riesgo cuando adquiere sus valores. Este es un elemento que aleja a muchas empresas que prefieren continuar con sus prácticas actuales y que aún no se adecuan a los requerimientos de este mercado. Y sobre esto no hay mucho que podamos hacer las agencias y los demás participantes del mercado, pues son las empresas las que tienen que cambiar si desean aprovechar las ventajas que ofrece el mercado de valores.
FC: La informalidad, principalmente; que se manifiesta, por ejemplo, en que la información requerida para el ingreso al mercado de valores -en sentido de transparencia- no refleja adecuadamente la situación financiera de muchas empresas, debido a que carecen de un análisis especializado y profundo, perdiendo de vista importantes fortalezas. También encontramos debilidades de gobierno corporativo, partiendo incluso de los estatutos que muchas veces no cubren todos los aspectos que debieran estar presentes para la correcta incorporación en este mercado.
MC: Otro aspecto importante es la metodología de evaluación que utiliza actualmente la Bolsa Boliviana de Valores para determinar si una empresa es mediana o pequeña. Muy probablemente esta herramienta ha quedado desfasada respecto de la realidad económica que vive el país, especialmente después de los cambios que se han dado y se siguen dando.
Considero que es necesario revisar esos indicadores, lo que seguramente nos permitiría trabajar con empresas con un mayor grado de formalización y, por lo tanto, con mejores probabilidades de convertirse en emisores. Pienso además que si en primer término nos concentramos en las empresas medianas, podremos luego, con mayor facilidad, integrar a empresas de menor tamaño.
FC: El tiempo que duran los trámites es una debilidad del mercado de valores, que no sólo afecta a las emisiones de pequeñas y medianas empresas, sino también a empresas grandes con larga trayectoria en el mercado. Cuando transcurre mucho tiempo entre el inicio de los trámites de emisión y la colocación, existe siempre el riesgo de que las condiciones cambien. Esto nos ocurre, por ejemplo, con las tasas de interés, que deben fijarse al inicio de la emisión, cuando bien podrían fijarse poco antes de realizarse la oferta pública de los valores.
Para las PyME, la BBV había planteado la creación de una norma que permita simplificar los trámites y, de esa forma, acortar los tiempos que demanda todo el proceso. Desconozco en qué estado se encuentra la emisión de esa norma, pero considero importante su aprobación para avanzar en la profundización del mercado de valores.
¿Ayudaría que se implementen nuevos instrumentos -tales como los bonos participativos- que no requieran una calificación de riesgo?
MC: Creo que ello no tendría ningún efecto beneficioso, sino todo lo contrario. Debemos considerar que cualquier producto nuevo debe tomar en cuenta no sólo las necesidades o las particularidades del emisor, sino también las del inversionista. Éste último, en ausencia de una calificación de riesgo, no tendría elementos de juicio suficientes para determinar si adquiere o no los valores ofrecidos por la PyME o cualquier otro tipo de empresa. En definitiva, crear otro tipo de instrumentos de esas características significaría un aliciente para las PyME, para que participen del mercado de valores.
FC: Coincido plenamente con Marcela. Incluso en la emisión de valores de corto plazo, en los que la norma permite prescindir de la calificación de riesgo, nosotros siempre sugerimos a nuestros clientes que sí la contraten. La calificación de riesgo es el único indicador, para muchos inversionistas, que les permite evaluar al emisor y ofrece algún grado de certeza de que las empresas que emiten los valores tienen la capacidad de cumplir con las obligaciones contraídas.
A lo anterior debo agregar que los inversionistas institucionales tienen políticas de inversión en las que incluyen la restricción de que los valores que se adquieran cuenten con una calificación de riesgo igual o superior a un determinado parámetro. En esos casos, si los valores no tienen calificación de riesgo, ni siquiera pueden ser considerados como una alternativa válida de inversión.
Alguna vez participamos en la estructuración de una emisión de pagarés sin calificación de riesgo y el esfuerzo de mercadeo que tuvo que hacerse para colocarlos tal vez fue más alto que el ahorro que se logró al omitirse la calificación.
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