domingo, 25 de octubre de 2015

Mermeladas con el típico sabor tarijeño

Muchos emprendimientos pueden nacer del empeño por mantener vivas las tradiciones, sobre todo si éstas promueven un estilo de vida saludable.
Javier Baldiviezo, un exprofesor y químico de profesión, comenzó hace tres años un emprendimiento que busca recuperar las tradiciones de su tierra, Tarija. "De pequeño solía comer lacayotes cocidos al horno y alguna vez mi abuelita me hizo mermelada de lacayote con nueces y ese sabor se me quedó grabado toda mi vida”, recuerda el emprendedor.
Cuando dejó su trabajo de funcionario público, como parte de sus pasatiempos quiso recuperar aquella receta. Pero su abuela había fallecido hace varios años y la única forma que Javier halló para rescatar aquel sabor era buscando a alguien que aún elaborara la mermelada de lacayote tradicional.
Así encontró en la localidad de San Lorenzo a doña Antonia Figueroa, quien le enseñó a preparar la confitura al estilo antiguo. "Me costó más de diez pruebas lograr el acabado ideal”, dice Baldiviezo; pero una vez que lo hizo comenzó con otros ensayos para añadir nueces, hasta lograr aquel sabor de la cocina de su abuela que se le grabó cuando era niño.
De la muestra a la venta
Cuando Javier consiguió el resultado que buscaba, preparó muestras para familiares y amigos, quienes le comenzaron a hacer pedidos y le animaban a establecer un negocio con aquel producto.
Empero, en medio de esa esporádica venta, el emprendedor se enteró de la convocatoria al premio Emprendeideas 2013, organizado por la Sociedad Boliviana de Cemento. Se presentó y su naciente negocio fue seleccionado entre los 50 mejores del país, con lo que además fue habilitado para una serie de capacitaciones en áreas muy útiles para los emprendedores.
"Ahí me enseñaron a vender; yo ya producía pero no sabía acomodar el producto en el mercado, ésa es una de las cosas importantes que aprendí con el premio. Yo sólo vendía a las amistades, a nadie más, porque no conocía el arte de vender; producía y acomodaba a pedido a algunas amistades y ellas me hacían un poco de propaganda”, argumenta Baldiviezo.
Así, en 2014 comenzó la distribución comercial de las mermeladas de lacayote Sabores mi Tierra en algunos centros comerciales de la ciudad de Tarija. Después de haber trabajado más de 15 años como funcionario público y con no muy buenas experiencias, Baldiviezo comprendió que también podía "hacer cosas diferentes” para depender de sí mismo.
Proyecciones
De una producción inicial de 22 envases de mermelada de 300 gramos, Sabor mi Tierra pasó a 300 envases. Además, surtió su oferta con la presentación en frascos de vidrio de 450 gramos y la diversificación de sabores, aprovechando las frutas de temporada. Cada envase de plástico con 300 gramos de mermelada cuesta 15 bolivianos y los de vidrio con 450 gramos, 20 bolivianos.
Baldiviezo lamenta que al no existir en el país una fábrica de envases de vidrio los productores acuden a la importación, con lo que aumentan sus costos de producción y se endurece la competencia con mermeladas importadas que llegan al mismo precio, aunque son menos saludables.
La innovación es un elemento importante y Javier lo sabe. "Viajando al campo quedé muy motivado con hacer también mermeladas de guayaba, copuazú y asaí”, destaca el empresario, quien lamenta las muchas dificultades que se presentan en el camino de los emprendedores de Bolivia a la hora de legalizar sus negocios.
Hoy ya tiene su taller con todo instalado y espera que hasta fin de año salga su certificado de registro sanitario, con el cual podrá abarcar al mercado nacional .
Los contactos con Sabores mi Tierra se hacen mediante los teléfonos 77176816 y (4)6652261 y el correo electrónico javierbaldiviezo@hotmail.com

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