sábado, 10 de octubre de 2015

Receta holandesa para unos dulces artesanales con esmero familiar



Pablo van Linden, agrónomo de profesión, comenzó el año pasado elaborando una veintena de galletas. Hoy tiene en el mercado una oferta variada de productos: turrón negro blando con chocolate, cocadas de chocolate con dulce de leche con licor y turrón de maní con cobertura de chocolate. Su madre le hizo “jurar en diez idiomas” que nunca desvelaría la receta de la abuela.

Desde el año pasado, la capital cuenta con un nuevo y multifacético emprendedor que se introdujo en el mundo de los dulces. Se trata del agrónomo holandés Pablo van Linden, que además de ejercer su profesión es el gerente general de la Escuela Suzuki Sucre y guitarrista y percusionista del Ensamble que lleva el mismo nombre.

Pero, ¿qué hace un agrónomo con especialidad en Economía Agrícola y Comercio Internacional en este rubro? van Linden responde: “Hay que aprovechar la vida lo más que se pueda, haciendo lo que a uno le gusta, porque es muy corta…”.

De padre ingeniero electrónico y madre psicóloga, este emprendedor de 42 años tiene un hermano. Ellos viven en Europa.

Costumbre familiar
Recuerda que para las fiestas de fin de año y otros acontecimientos especiales, su madre siempre se encargaba de preparar los postres, por lo tanto nunca era necesario comprarlos. Desde entonces, Pablo vio cómo se preparaban y le gustó.

Ya profesional, siempre trabajó en instituciones de apoyo al desarrollo; de esa forma llegó a Bolivia, en 1997, y desde entonces radica en el país. Vivió en el Beni, Santa Cruz y, desde 2007, en Sucre. Está casado con Karina Carrillo, directora de la Escuela Suzuki; ambos tienen una hija de diez años.

Pablo confiesa a CAPITALES que decidió impulsar su emprendimiento para aumentar los ingresos de la familia. Lo hizo un domingo de febrero de 2014, elaborando unas 20 galletas con chispas de chocolate que preparó con ingredientes de buena calidad. Desde entonces, con paciencia de repostero, prepara las mismas 20 unidades por semana.

Pero no se quedó ahí. También preparó turrones blandos, con la receta de su abuela materna. Como anécdota, cuenta que para que su madre se la diera le hizo “jurar en diez idiomas” que nunca la revelaría a otras personas.

De esta forma empezó a elaborar turrón negro blando con chocolate, cocadas de chocolate con dulce de leche con licor y turrón de maní con cobertura de chocolate.

El preparado
La preparación de estos variados productos es manual y totalmente artesanal. Hasta hace poco, Pablo elaboraba las etiquetas en persona, pero ahora las encarga a una imprenta.
Para el empaquetado, cuenta con una máquina selladora al vacío.

Las ventas
Según el emprendedor holandés, sus productos son exclusivos en el mercado local y, como tiene bien identificado a su público, su hija prueba los sabores y da el visto bueno.

“Estos productos son una merienda nutritiva para los chicos, para consumirlos en vez de los productos chinos”, recomienda Van Linden.
Los novedosos dulces artesanales se encuentran a la venta en la Droguería Natural ubicada en la Plaza 25 de Mayo, en el Café Cosmopolitan, en la Avenida del Maestro y también en el Hostal Su Merced.

El siguiente objetivo de esta pequeña empresa es ampliar su mercado colocando sus productos en más restaurantes y confiterías de la ciudad.
Aunque, reconoce el mismo Pablo van Linden, la tarea de convencer a los propietarios de los locales no es nada fácil.


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