martes, 18 de febrero de 2014

Fotolibros en tres pasos, una idea rentable

Cientos de fotos familiares olvidadas en CD, memorias extraíbles y celulares le dieron la idea al fotógrafo paceño Javier Palenque de crear Photonista, un sitio web en el que mediante un software se puede enviar fotografías que en 48 horas llegarán editadas en un fotolibro, impreso en papel especial y con tapa dura, lo que les permite rescatarlas del olvido y estar al alcance de la mano para compartirlas.

“Viajo mucho y al viajar tanto uno no se da cuenta cómo pasa el tiempo. De pronto veía que mis hijos iban creciendo y no tenía ningún recuerdo de ellos. Tomamos muchas fotos en bodas, bautizos o cumpleaños, pero a veces pueden borrarse o perderse y esos momentos desaparecen. Con los fotolibros, lo que quiero es congelar esos momentos y ponerlos en un álbum”, explica Palenque.

Admite que la suya no es una idea nueva porque ya existen en el mercado álbumes que se ofrecen para recordar eventos grandes y formales, como bodas o graduaciones.

“Pero esos eventos no se repiten todo el tiempo y el día a día también merece ser recordado, entonces pensé que lo mejor sería hacer algo económico”, explica.

Así surgió la idea de proponer al público recoger cualquier actividad familiar, laboral o de amigos en un fotolibro de buena calidad pero más accesible, de forma cómoda y rápida.

Su mayor apuesta fue hacerlo por Internet, al estar consciente de que en el país el consumidor aún no está habituado a comprar en línea; sin embargo desarrolló www.photonista.com.bo, un sitio en el que el cliente crea su fotolibro en las plantillas (también se elige el tamaño y el tipo de papel), lo guarda, paga y en 48 horas lo tiene a domicilio.

Hay tres tamaños, el de 20 por 20 centímetros cuesta 250 bolivianos; el estándar es de tamaño carta, puede ser vertical u horizontal, cuesta 300 bolivianos y el grande mide 30 por 30 centímetros y cuesta 600 bolivianos.

Palenque explica que el fotolibro está impreso en un papel "especial".

Se trata de un papel con amplio uso en Estados Unidos y Europa que, aunque es algo caro, tiene buena calidad y durabilidad ya que está sometido a un proceso nuevo que promete una duración de hasta 100 años, según los fabricantes, añade Palenque.

Las tapas también son diseñadas por el cliente en las plantillas del sitio web, donde además se escoge el tipo de papel.

Cada fotolibro tiene 20 páginas. Si es tamaño carta podrían entrar 22 fotografías incluyendo el espacio en tapa y contratapa, pero dependiendo el tamaño de las fotos que el cliente escoja pueden entrar hasta 400 imágenes.

Los pagos pueden hacerse a través de tarjeta de crédito, con depósito bancario o a través del servicio de TigoMoney.

Palenque explica que el emprendimiento, que arrancó formalmente en agosto del año pasado, tiene su base en La Paz, donde tiene un imprenta destinada sólo a hacer fotolibros.

También se instaló una oficina en el centro comercial Megacenter, donde se recibe a quienes aún no se habitúan a la idea de comprar sin antes ver, tocar y cerciorarse de no ser engañados.

La inversión para emprender Photonista fue de unos 80 a 100 mil dólares, entre equipos, papel especial y gastos de aduana, según cálculos de Palenque.

Considera que el suyo, aunque inicialmente no pueda tener un crecimiento vertiginoso, es "un negocio a largo plazo" porque es innovador y también porque no es excluyente, ya que ofrece "excelente calidad" a un precio justo.

Javier Palenque | Emprendedor

Quería ofrecer algo novedoso, que perdure y algo que todos necesiten.



La vida diaria, el mejor material

El sitio de Photonista tiene un enlace a sugerencias para avivar la imaginación del cliente; sin embargo, su creador, Javier Palenque, afirma que el día a día en sí mismo es la motivación "porque la vida hay que celebrarla cada día".

Los niños, las mascotas, un día en el parque y hasta las actividades laborales pueden ser recogidas en fotolibros que cuenten una historia.

Cuenta que, por ejemplo, en Cochabamba, uno de su clientes fijos es un club canino que pide fotolibros de sus eventos; también hay una empresa que encarga fotolibros de las sesiones motivacionales que organiza para sus empleados.

Photonista, que significa adicto a la fotografía, es un programa que también permite ediciones algo más complejas, ya que por ejemplo el cliente puede enviar la fotografía de sus hijos, la suya a la misma edad y la del abuelo y recibir en el fotolibro a las tres generaciones "congeladas" a la misma edad.

"Cuando un sobrino mío iba a cumplir 18 años, yo no podía estar con él porque tenía que hacer un viaje al exterior, entonces decidí hacer un libro de consejos para él (incluyendo fotografías familiares)" cuenta Palenque para ilustrar que no sólo las fiestas y eventos formales son un buen tema para un fotoálbum, sino cualquier circunstancia del día a día.



Mercado

Javier Palenque, creador de Photonista, cuenta que "sorprendentemente" uno de sus mejores mercados es Cochabamba.

Explica que gran parte de los pedidos que recibe de esta ciudad son de vacaciones, bodas o paseos a la playa en ciudades de Europa.

"Supongo que hay varias razones, quizás hay más cantidad de migrantes que buscan guardar recuerdos de su estadía en otros países y que además son gente que, por haber vivido fuera, está más familiarizada con este tipo de ofertas". Afirma que de cada cuatro fotolibros que le encargan, 2 provienen de clientes de Cochabamba.

Afirma que su clientela también está en Sucre, Potosí, Tarija, Santa Cruz y La Paz.

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