martes, 3 de septiembre de 2013

Falta de telas y créditos altos traban confecciones

El dirigente de los confeccionistas Adolfo Condori, dueño de de la Industria de Ropa Casual Calep (IRCC), está preocupado por la falta de mercado nacional, la disminución y los altos costos de las telas chinas que se importan a Bolivia, además de la falta de apoyo económico para las más de 30.000 microempresas que se dedican a la confección de prendas.

"Me dedico a la confección de poleras, desde que tenía 20. Ahora ya tengo 40 años y sigo con esto", dijo Condori tras recordar que empezó como obrero en una fábrica que funcionaba en el kilómetro dos de la avenida Blanco Galindo y era de propiedad de Hugo Calla con un sueldo de 22 bolivianos la docena. "Al día yo hacía ocho docenas, se ganaba no más bien en esa época".

Condori recuerda que, cuatro años después de trabajar como obrero, necesitaba 1.000 dólares para independizarse, pero no pudo conseguir que ningún banco financiara su proyecto, pues "en esa época nos pedían dos garantes personales y yo no tenía a nadie que diera la cara por mí. Era bien difícil acceder a un crédito, pero cuando conseguí mi primer contrato de 100 poleras por semana a Paraguay, acudí a mis hermanos mayores para que me presten dinero, porque ese era un capital que no se podía conseguir".

Actualmente la fábrica IRCC tiene contratos grandes, pues cada dos semanas debe enviar a Paraguay y también a Brasil 350 docenas de poleras. "El problema que tengo ahora es que la tela ya no llega como antes, se podía comprar en La Cancha en cualquier momento, pero ahora se tiene que pagar por adelantado y nos fallan, tenemos que esperar hasta tres meses a que nos entreguen el producto, porque no se puede nacionalizar la tela", dijo.

Agregó que el gran problema que tienen es que todos están acostumbrados a importar productos a la negra para no tributar y ahora están tropezando con problemas porque hay más control en la Aduana".

El propietario de la empresa de confecciones sostuvo que dentro del mercado nacional de ropa, el producto nacional apenas cubre el 2 por ciento del total, pues la ropa taiwanesa y china les hace casi imposible competir.

Según dijo, no existe ningún tipo de regulación que garantice el cumplimiento de ciertos estándares de calidad para la ropa que se comercializa dentro del país. "Si nosotros pudiéramos copar el 50 por ciento del mercado nacional, podríamos generar muchas fuentes de empleo y el Gobierno sí podría hablar de una revolución industrial, actualmente inexistente en el país", sostuvo.

El emprendedor explicó que el mercado nacional está cerrado a los productores bolivianos porque "la gente no está acostumbrada a consumir nuestro producto.

"Siempre ven la etiqueta, buscan marcas registradas como Lacoste, Tommy, Oscar de la Renta, Polo, Abercrombie, porque piensan que tiene calidad, pero la verdad es que es producto nacional que sale afuera o chinos con esas marcas", agregó.

A pesar de que ya pasaron más de 15 años desde que sufrió por no poder conseguir el crédito de 1.000 dólares con el que arrancó su empresa, todavía tiene grandes dolores de cabeza para conseguir financiamiento.

"Los bancos y las cooperativas nos prestan dinero con un interés del 24 por ciento anual y eso no nos permite crecer porque nosotros estamos trabajando sólo para pagarles a los bancos", dijo.

Condori dijo que esperan que la nueva ley realmente los favorezca "porque si el banco nos presta al 5 por ciento anual, sólo yo podría darle trabajo a más de 200 personas (...) necesitamos créditos con intereses accesibles, no queremos que nos regalen dinero".

Imposibilidad de competir

"Los productos chinos son los más baratos del mundo y nosotros no podemos competir, es bien difícil y nosotros le estamos pidiendo al Gobierno que dé valor al producto nacional y que, por ejemplo, ayude a que la cobertura del 2 por ciento que tenemos en el mercado nacional, pueda subir al 50 u 80 por ciento, para que nosotros tengamos que trabajar con más trabajadores que elaboren más producto, pues actualmente con cinco obreros sacamos 200 poleras por día", dijo Adolfo Condori, quien explicó que todo su producto va a parar al Paraguay, que a su vez lo revende al mercado brasileño.

"Estamos vendiéndole al Paraguay sin etiqueta, ellos bordan y mandan al Brasil, porque el control en la Aduana de Paraguay impide que ingresen poleras con marca registrada a su país, por eso llevan como ropa usada y sin marca", explicó tras asegurar que, a diferencia de lo que ocurre en el país vecino, en Bolivia "del Estado nosotros no tenemos ninguna ayuda, porque el Gobierno se reúne con mineros y bartolinas, pero no con nosotros; cuál será la preferencia con ellos, no sabemos, porque somos el 83 por ciento de la producción nacional y nosotros nos cargamos nuestro país en los hombros, nos damos modos, pero el Gobierno nunca se ha reunido con nosotros, a pesar de que hemos enviado cientos de cartas (...) no queremos que nos regale plata, sólo queremos créditos accesibles".



PERFIL


Adolfo Condori

Nació en Oruro, pero decidió venir a vivir a Cochabamba para estudiar y mejorar su calidad de vida. Aquí se casó con otra orureña que se dedicaba al comercio y tuvo cuatro hijos.

El estudiante

El propietario de la Industria de Ropa Casual Calep explicó que en Oruro sus padres lo llevaron a la Normal para que sea maestro, pero descubrió que no era su vocación. Vino a Cochabamba con la esperanza de ser arquitecto algún día, pero no pudo concretar su sueño que era demasiado costoso.

El empresario

Se empleó como obrero de la confección porque la mayoría de sus tíos eran sastres y le gustó el rubro en el que permanece.

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