Don Isaac Núñez no es un desconocido, está presente en la memoria colectiva de los cruceños que disfrutaron la mejor época de la Lotería, cuando a Santa Cruz le llegaban los ‘gordos’ con frecuencia y entonces una banda se instalaba en la calle Ingavi, al lado de Fotos Nirka, al frente de la actual Manzana Uno. Eran los tiempos en los que don Isaac era representante de la Lotería Nacional, y lo fue por 39 años.
Ahora, cuando él ya cumplió los 80, asegura que pese a haberse dedicado siempre a los negocios (también trabajó durante años proveyendo de pollo a La Paz), la verdadera pasión de su vida es la apicultura, actividad que comenzó en la adolescencia y a la que aún se dedica a tiempo completo.
Habla de manera ordenada y precisa y sus manos muestran los dedos ajados y callosos de un hombre de campo. Nació en Montero y allí, a sus 14 años, mientras ejercía como portero de la escuela, aprendió dactilografía y apicultura en cursos dictados a distancia desde Buenos Aires, en textos que le llegaban por correo cada dos semanas.
Él es el único que continúa vivo de los apicultores de su generación. Cuando comenzó eran los años 40, y hasta entonces en Santa Cruz la miel se extraía solo de panales de abejas nativas, pero luego, los padres franciscanos de Vallegrande introdujeron abejas europeas. Recuerda que el primer apicultor que comenzó a trabajar con ellas fue Pablo Seng y estas se adaptaron y se multiplicaron rápidamente en la zona. Las abejas europeas eran dóciles y llegó un momento en que todas las propiedades agrícolas de Santa Cruz tenían sus panales, incluso instalados en los corredores, como si fueran macetas.
Por aquellos años, la miel era más barata que el azúcar, que solo se vendía en terrones importados de Perú o en hormas de azúcar cruda que se producían aquí.
La facilidad de trabajo que permitían las abejas europeas hizo que se de un crecimiento importante del sector apícola cruceño y los años 50 fueron la década de oro de la producción de miel. El 90% era exportado con gran aceptación a Alemania.
Los años 60 no fueron buenos, porque desde Brasil se introdujeron enjambres de abejas africanas que en poco tiempo diezmaron la población de abejas europeas. Con los años y con el aprendizaje de nuevas técnicas apícolas y el uso de equipos de protección, Núñez explica que la producción se recuperó en la década siguiente.
En todos esos años él había perfeccionado su conocimiento de las abejas y nunca las dejó.
Entre otros apicultores que comenzaron junto con él, menciona a Noel Kempff Mercado y destaca su gran aporte a la ciencia de criar abejas con la edición del libro Flora apícola subtropical de Bolivia, publicado en 1980 en una edición ahora prácticamente agotada. Este libro describe en detalle la flora silvestre de la zona y tiene un almanaque floral que permite conocer las temporadas y los lugares de floración durante todo un año. Este es uno de los libros de cabecera de Isaac Núñez, junto a otras publicaciones especializadas.
Él practica la apicultura migratoria, tiene su central de trabajo entre Porongo y Terebinto, en su propiedad llamada Las Cruces. Allí actualmente hay 120 colmenas y cada una tiene un promedio de 60.000 abejas. Su apicultura es migratoria porque entre noviembre y enero traslada a sus abejas a los bañados del Río Grande, donde estas se alimentan de las flores de parajobobo o álamos de río y producen una miel negra, con magníficas propiedades para el cuidado del cabello y la piel. También en época de siembra de girasol traslada sus colmenas hasta los campos de siembra de girasoles, en las tierras bajas del este, y allí las abejas ayudan al proceso de polinización de las flores.
Don Isaac recuerda con cariño a los otros productores de su tiempo, a los que conformaron Apisahara y a los que fundaron la Asociación de Apicultores de Santa Cruz (Adapicruz), de la que fue el primer presidente.
Cuando habla de las abejas, don Isaac lo hace sin dudar, sabe que la primera actividad que tienen después de nacer es limpiar la colmena, que las más viejas tienen la labor de brindar ventilación y seguridad al nido y que viven unos 56 días promedio.
¿Qué aprendió de las abejas? Responde que sacó adelante a su familia e hizo estudiar a su hermano. No lo dice, pero también comprendió el secreto de la laboriosidad.
Tuve la oportunidad de conocerlo un poco, visitarlo en su propiedad y compartir momentos de charlas en las ferias apicolas de Portachuelo. Todo tiempo de conversar con él fue para aprender algo de su conocimiento sobre el manejo de las abejas africanizadas.
ResponderEliminarADAPICRUZ en reconocimiento a su trayectoria y aporte a la apicultura regional, como mentor de nuestra organización le hace un homenaje de reconocimiento y gratitud al incansable apicultor y hombre abierto a compartir su conocimiento. Osvaldo Soruco Aponte, Miembro de ADAPICRUZ y del directorio de la Asociación municipal Andres Ibañez
Un gran saludo a Don Isaac Nuñez ....amigo que siempre tendra mi respeto y amistad!!!
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