“Agradezco a mi mamá, porque me permitió jugar a hacer tortas y pasteles mientras desordenaba y ensuciaba la cocina”. Emilia Dockwailer o Pitty (como la bautizaron sus clientes) recuerda cómo empezó su pasión por los chocolates. Su empresa, “Pitty”, nació hace seis años creando productos, cuyo principal ingrediente es la golosina.
La empresaria explica que sus creaciones salieron de su casa por sus amistades, que comenzaron a pedirle que las vendiera. Su cocina se convirtió entonces en una fábrica artesanal en la que empezó a trabajar junto a su esposo e hija. “Hicimos 100 chocolates y no paramos hasta ahora, porque los pedidos continuaron”.
La clave de la aceptación —según Dockwailer— fueron las recetas caseras. “Tenemos dos productos estrella, los alfajores y las chocotejas (ciruela rellena con una pecana —nuez— adentro y manjar y forrada con chocolate), que nadie ha podido igualar”.
La demanda creció por la publicidad de boca a boca de parte de sus clientes y las ferias en las que participó. Por eso fue necesario contratar cuatro empleados más y vender los productos en un local. Luego de probar en varios sectores de la ciudad, la chocolatería fue instalada en la torre Ketal, de la calle 15 de Calacoto.
PRODUCCIÓN. La señora Pitty aún se considera una pequeña empresaria porque, si bien cuenta con activos fijos que incrementaron el volumen de su producción, continúa trabajando en la cocina de su casa. “Accedí a un préstamo del Banco Nacional de Bolivia (BNB) y compré un horno más grande y máquinas industriales”, agrega.
Su inversión alcanza actualmente a 10.000 dólares, entre activos fijos, insumos y productos.
La materia prima con la que elabora sus bombones proviene de la cooperativa boliviana El Ceibo. “Combino el chocolate en varias formas, por ejemplo, el fuerte con el blanco y otros ingredientes que también son de la mejor calidad que hay en el país”.
La fábrica artesanal produce ocho variedades de productos. En la tienda se ofrecen 100 ó 150 unidades de cada una de ellas y el equipo puede surtir pedidos (matrimonios, 15 años y otros eventos sociales), no importa la cantidad. “Hemos llegado a producir hasta mil chocolates en un corto tiempo”.
Esa producción hizo que los chocolates cruzaran las fronteras de Bolivia y abrieran la posibilidad de exportarlos en el futuro. “Mis clientes mandan grandes cantidades a sus familiares en EEUU, Argentina y Chile, pero para la exportación necesito ampliar la fábrica y contratar más gente”.
Más datos sobre el proveedor
La cooperativa El Ceibo nació en 1977, con el objetivo de que los productores de cacao de 38 pequeñas cooperativas agropecuarias de la zona de Alto Beni se unieran para poder tener su propia industria de producción, recolección, transformación y transporte de cacao
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