sábado, 7 de enero de 2017

Muebles de cartón Enkarte: ecología y solidaridad



Un día, hace cinco años, a Koko Burgoa le entró la "locura" de dejar su trabajo de diseñador gráfico en Los Tiempos, salió a buscar cartones corrugados y se dispuso a construir su primer mueble con ese material sin ningún tipo de asesoramiento ni experiencia. Tardó dos meses en lograr un escritorio.

Hoy puede hacer el mismo mueble en dos días.

Sin embargo, ese 3 de marzo de 2012 nacía Enkarte y nacía también su proyecto de voluntariado que él mismo se impuso con niños en situación de calle, personas con discapacidad y otras personas necesitadas.

“Enkarte busca generar conciencia ecológica y social, lograr otros objetos reutilizando materiales como el cartón, y generar solidaridad, ayudar a sectores vulnerables”, explica, a tiempo de mostrar que no se trata sólo de una microempresa, sino también de un movimiento, con filosofía de vida y de ayuda a los más necesitados.

A todas estas personas les enseña la técnica que él mismo descubrió y aprendió para lograr estantes, taburetes, escritorios, juguetes y un montón de bloques versátiles, que, dispuestos de una forma u otra pueden constituirse en nuevos muebles: una mesa, una cama y hasta un juego de living. Eligió el cartón porque era un material despreciado hasta por los mismos recolectores para reciclaje: pesa poco y ocupa espacio.

Sin embargo, Koko entendió que el cartón podía ser un material fuerte, según la posición que se asigne a sus canales internos de aire. Así, una vez conocidos los principios básicos, fue logrando taburetes que no pesan ni 500 gramos, pero que resisten hasta 200 kilos de peso.

Además, con el respaldo de Los Tiempos y la familia Pavisic para sus primeras exposiciones, y el respaldo de sus hijos Jorge y Adrián, que incondicionalmente lo acompañan en su "locura" fue dándose a conocer, vendiendo sus primeros muebles y difundiendo su técnica.

Estos eventos le abrieron contactos con otras organizaciones de ayuda social de todo el país.

Con esta dinámica, Koko pudo ayudar a muchas personas, sea con recursos logrados con la venta de los muebles, sea enseñando para que ellos mismos puedan armar muebles para su familia o para venderlos. “Yo estoy convencido de que hay muchos sectores que no quieren una limosna, sino sólo una oportunidad, una guía. Ellos quieren ser parte productiva de nuestra sociedad”, reflexiona.

Con esta filosofía de vida, actualmente es maestro voluntario en La Casa de Los Niños (final América), donde dispone de un espacio para su taller y para enseñar a los niños. De hecho, él ya compartió sus conocimientos con más de 650 personas de todas las edades y en todo el país e incluso en México, donde ganó un concurso de innovación en Monterrey.

Su premio era financiamiento y asesoramiento para constituir una empresa. El problema es que tenía que hacerlo en México. Él prefirió dejarlo todo y después de enseñar a otro grupo de personas necesitadas, regresó al país, donde también ganó en una categoría del concurso Innova Bolivia.

De todos modos, lo que Koko busca con Enkarte es la dimensión social. Por eso, su objetivo inmediato es convertir a La Casa de los Niños en un centro productivo con todos los chicos que quieran aprender la técnica de dar al cartón u otros materiales un nuevo uso. Sería para muchos una oportunidad de vida.



“Ganó un premio para instalar su taller en México, pero él prefirió volver”



CONTACTOS

• Los productos Enkarte pueden variar en precios desde un estante de 30 bolivianos hasta un juego de living de 1.200 bolivianos, dependiendo de la complejidad del producto y del acabado.

• Para quienes deseen adquirir los productos, pueden visitar La Casa de los Niños en la final América Oeste (Berlioz esquina Paganini).

• También está el teléfono 70727065, el Twitter @ Enkarteconk y en Facebook f/ Enkarte.

• Para este semestre tiene previstas tres exposiciones auspiciadas por la familia Pavisic, en el Club Olimpic y el Hotel Cochabamba.

• También recibe donaciones de cartón corrugado. Lo único que el propietario ruega es que sea cartón en buen estado, pues su trabajo es darle un nuevo uso: reutilizar más que reciclar.

Las personas necesitadas no disponen de maquinaria.




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