domingo, 19 de junio de 2016

Aún se hacen zapatos artesanales


ZAPATERÍAS

Hasta hace una década, en Sucre había muchas zapaterías, sin embargo, actualmente apenas quedan dos.

Pese a la invasión de calzados fabricados en serie, en Sucre aún se elaboran zapatos artesanales con materiales de alta calidad y a gusto del cliente. Gilberto Bermudez es uno de los pocos artesanos que lleva cerca de medio siglo dedicado a este oficio, aunque ya piensa dejarlo.

Las personas que buscan un zapato cómodo y de buena calidad prefieren acudir al par de zapaterías que todavía quedan en Sucre, una de ellas ubicada en la calle Loa 122, zona de Surapata.

En este taller, con puerta a la calle, Gilberto Bermudez, de 59 años, confecciona zapatos desde hace 25 años, aunque el oficio lo aprendió de su padre a los 12 años y trabajó en La Paz durante más de dos décadas.

“He aprendido en La Paz, primero hacía cachos de fútbol con toperoles de suela que antes utilizaban los jugadores, después he aprendido a hacer zapatos de mujer y ahora me dedico a hacer más zapatos para hombre”, cuenta Bermudez, aunque admite que estos últimos son los más complicados y pueden llevar entre tres y cuatro días, especialmente las botas.

Mientras escucha la radio, su compañera favorita, Bermudez trabaja a toda prisa para entregar los zapatos que le encargan a diario, en algunas ocasiones hay solicitudes en cantidad para instituciones y debe acelerar aún más e incluso dejar de almorzar.

“Mi papá era zapatero, hacía zapatos para los mineros, esos zapatos tenían clavos que sobresalían en la planta para que no se resbalen, ahí aprendí, pero mi papá no quería enseñarme; ‘tienes que aprender otra cosa, no tienes que ser como yo’ me decía, pero luego mi papá murió y me tuve nomás que dedicar a esto”, señala Bermudez.

A diferencia de su padre, él quiso que algunos de sus dos hijos varones se dedicaran al mismo oficio, incluso les llevó al taller en varias ocasiones para que le ayudaran, pero ninguno tomó interés.

El “secreto” para elaborar un buen par de zapatos es tomar bien las medidas, utilizar material de calidad y tener habilidad para cortar el cuero.
“Es mejor unos zapatos hechos a mano que los zapatos de fábrica en los que utilizan cuerina y taco de cartón que no duran nada”, compara el zapatero.

Pese a que tiene bastante trabajo, Bermudez piensa dejar el oficio dentro de unos tres años porque ya se siente cansado haciendo lo mismo durante casi medio siglo, aunque le preocupan sus clientes.


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