Cuando estaba a punto de graduarse como bachiller, en 2010, Rodrigo Claros Terrazas tenía bien definidas sus metas. Ese año, con la ayuda de su padre, compró en 2.800 dólares su primera máquina de hielo en la Feria Internacional de Santa Cruz.
Tenía 17 años. Había instalado la máquina en un pequeño cuarto de tres por cuatro metros, en la casa de su padre, y repartía 90 kilos de hielo en las tiendas de su barrio, en la zona este, avenidas Papa Paulo y Aniceto Arce.
"Mi empresa me ayudó a crecer como persona y profesionalmente”, afirma Rodrigo, y destaca que siempre fue trabajador, desde pequeño, gracias a los valores que le inculcaron sus padres: La humildad y la ayuda al prójimo.
La demanda por su producto creció entre sus clientes, lo que le permitió ahorrar algo de dinero para comprar una máquina más grande que producía 300 kilos de hielo por día.
Decidió que era hora de mejorar su empresa y tramitó un préstamo en el Banco de la Unión. Recibió su primer crédito cuando tenía 18 años.
“Me prestaron 107.016 bolivianos, con un interés del 9 por ciento anual y con una TRe (tasa de referencia) de 2.1 por ciento ”, recita de memoria. La explicación llega inmediatamente: “Nunca olvido mi primer crédito”.
Con este dinero se compró un vehículo para repartir el hielo que producía y mejoró la infraestructura de su empresa, en la zona oeste de la ciudad, adonde se había trasladado unos meses antes.
Obtuvo también el registro de Senasag y se inscribió en Fundempresa.
CRECIMIENTO
Cuando su emprendimiento daba los primeros pasos, Rodrigo ocupaba todos los cargos. Se encargaba de la limpieza, el embolsado del hielo, la distribución y la administración, porque no se podía aún “dar el lujo de contratar personal”.
Tras cinco años y cinco meses de faena, este joven emprendedor logró consolidar su fábrica Santa Clara y produce cada día dos toneladas de hielo para satisfacer la demanda de sus clientes.
Para atender de mejor manera a su cartera de compradores, el joven empresario decidió contratar a tres personas, una encargada de producción, una persona que distribuye el hielo y un responsable de publicidad, además de la oficina contable que lo atiende.
DIVERSIFICACIÓN
Los clientes que le compran hielo le presionaron para que también les pueda proveer de agua embotellada.
Y como sus clientes se percataron de que el joven empresario no estaba muy convencido, le dieron una especie de ultimátum: “O les abastecía de agua embotellada o su contrato de venta de hielo concluía”.
No tuvo más remedio que adquirir nueva maquinaria (tanques de almacenamiento, filtros más grandes y botellones) y emprender una nueva faceta como empresario, en septiembre de 2015.
Su producto agua embotellada La Fonte (La Fuente en italiano) logró posicionarse rápidamente entre sus clientes. Cada día despacha entre 70 a 100 botellones, especialmente a empresas de la zona norte de la ciudad.
EL TRABAJO
El padre de Rodrigo, John Carlos Claros, le inculcó desde niño el amor por el trabajo. En su finca familiar, en Tarata, él era el encargado de deshierbar parte de su terreno.
Recuerda especialmente esta etapa de su vida, la niñez, porque aprendió el valor del trabajo.
Rodrigo aconseja a los jóvenes como él a vencer su temor y arriesgarse a iniciar un emprendimiento propio.
“En la vida uno debe cumplir sus sueños (tener su propio emprendimiento) o ayudar a que otros cumplan el suyo (ser un empleado).
Apuntes
Estudios
Rodrigo Claros Terrazas estudió ingeniería comercial en la Universidad Privada Boliviana hasta 2014 y el año pasado cursó dos maestrías.
Agradecido
Este joven empresario, de 22 años, se siente agradecido con Dios, sus padres, el colegio Anglo Americano y la Universidad Privada Boliviana por su formación superior como emprendedor.
Objetivo
Cuando compró su primera máquina de hielo, lo hizo con la finalidad de tener sus propios ingresos y pagar parte de sus gastos en la universidad.
Ventaja
Asegura que una de las bondades del hielo que produce es que los cubos no se pegan unos con otros, lo que le da ventaja sobre su competencia.
Distribución
Distribuye el hielo y el agua embotellada a empresas de la zona norte de la ciudad. Hoteles, restaurantes, supermercados y micromercados están entre sus clientes, en la zona de la Recoleta. Para satisfacer la demanda trabajaba domingos y feriados sin descanso.
Metas
Una vez que contrató personal, su empresa se volvió más eficiente, cumpliendo sus metas con la menor cantidad de recursos.
Su meta a mediano plazo es cubrir el mercado de hielo en el departamento y luego expandirse a otros departamentos.
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