domingo, 4 de octubre de 2009

Las confecciones y los alimentos son un buen negocio

Exportación. Los productos hechos con quinua, maca, estevia, lana de llama y alpaca, entre otros, son cotizados afuera.

Consejos. Familia y amigos pueden ser inversionistas para que el negocio se inicie y el crédito sirve para potenciar la empresa.

Historias. Un agrónomo es dueño de una fábrica de productos orgánicos y los horneados de San Javier traen progreso.

Apoyo. El empresario debe rodearse de profesionales en diferentes rubros, además de capacitarse y buscar asistencia técnica.

Las oportunidades para el inicio de nuevos negocios en el país se encuentran actualmente en dos rubros: los productos alimenticios orgánicos y las confecciones textiles. En ambos casos, lo ideal son los productos con valor agregado y potencial de exportación.

“La identificación de nuevos negocios tiene que ver con las oportunidades que tiene Bolivia”, afirmó a La Razón la directora ejecutiva de la Fundación Nuevo Norte, Carola Capra. Para tener una empresa sostenible, explicó, es preciso identificar las áreas en las que ésta se diferencia del resto, algo que “está asociado con recursos naturales que son casi exclusivos por las características geográficas que tenemos”.

Como ejemplo citó el café producido en la localidad de Caranavi (en los Yungas de La Paz), que ha llegado a obtener un puntaje superior a 90 en la escala de certificación internacional. Se refirió además a la estevia y al amaranto. “La apuesta por ese tipo de productos está dando resultados porque son con los que se puede competir”, complementó.

El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, resaltó las grandes posibilidades del llamado mercado “verde”, referido a productos socialmente responsables, es decir, orgánicos. Entre ellos mencionó el de la maca y la quinua real. La última sólo se produce en el país, en la localidad ubicada entre los salares de Uyuni y Coipasa.

Esos alimentos son parte, junto a ciertos textiles, de los llamados “productos de boutique”, que se elaboran en menor cantidad, tienen alto valor agregado y “una demanda interesante a nivel internacional”, según el director del Programa de Desarrollo Productivo de FundaPro, José Jiménez.

En el sector textil recomendó a los emprendimientos que se dediquen a vender productos elaborados con lana de alpaca o llama y no sólo fibras. Incluso pueden fabricarse textiles con tintes naturales, acotó Capra.

El presidente de la Asociación de Microempresarios de El Alto, Humberto Zandalio, sostuvo que “si hay tantos textileros —cerca de 30.000— es porque hay negocio en ello”. Las empresas de metalmecánica y carpintería son también rentables, añadió.

La ejecutiva de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), Rosmery Bulacia, indicó que el de confecciones textiles es “el sector más fuerte” entre los núcleos empresariales con los que trabaja la entidad en la capital cruceña.

Precisó que la mayoría de los microempresarios proviene de la Asociación de Confeccionistas de la Villa Primero de Mayo. Explicó que se les apoya en temas de apertura de mercados, financiamiento y capacitación.

“Otro sector fuerte para emprender negocios es el de la pastelería y la repostería”, aseguró Bulacia. Dijo que en la ciudad únicamente hay dos empresas grandes que atienden ese rubro.

Rodríguez sostuvo que el potencial de los negocios que ofrecen servicios turísticos también es elevado, así como el de las consultorías que ofertan servicios de terciarización como soporte técnico para empresas y mano de obra doméstica (plomeros, electricistas, entre otros).

En el ámbito local, resaltó a los emprendimientos gastronómicos. “Está más que demostrado que el negocio de la comida soporta cualquier crisis”, aseveró.

Jiménez apuntó a la prestación de servicios de toda índole a través de internet, que ofrece grandes posibilidades para incursionar no sólo en el mercado boliviano, sino también en uno de características globales. Dijo que las empresas de este tipo no requieren de gran capital, pero sí de personal con conocimientos específicos y mucha creatividad.

“Los negocios que te generan mayores ingresos son aquellos que desarrollan productos con mayor valor agregado”, expresó el coordinador de la Red Bolivia Emprendedora, Miguel Hoyos.

Recomendó primero determinar las potencialidades del producto en el mercado, en base a las características que los diferencia de la competencia. “No se trata de imitar, a menos que tu oferta tenga una calidad mucho mayor, que obviamente tendrá la aceptación de la gente”, expresó.

Una de las opciones

Producción • La superficie cultivada de la quinua llegó a 51.382 ha el año pasado. La producción sumó 23.654 toneladas métricas (TM), de las cuales 10.300 se exportaron de forma legal (con certificación orgánica); mientras que otras 9.000 salieron vía contrabando a Perú.

Demanda • Sus bondades nutritivas y medicinales incrementaron su demanda en Estados Unidos y países de la Unión Europea. Con ello, su cotización el 2008 fue de $us 2.306,2 la tonelada, cuando en 1999 el precio era de 862,8 dólares. En tanto que la tonelada de quinua llamada “real” alcanza un precio internacional de $us 3.000.

Testimonios

“Dejé de depender de alguien”

HUGO ALIAGA, gerente de la empresa Sobre la Roca.

“Soy agrónomo, me quedé sin trabajo luego de estar 14 años como técnico de campo. Ante la disyuntiva de buscar trabajo a mis 32 años, tomé la decisión de hacer algo propio porque vi en el mercado la oportunidad de transformar los productos con los cuales había trabajado. Dejé de depender de alguien para buscar más bien que alguien más dependa de mí.

La empresa existe desde hace cuatro años en Sucre, trabaja con asociaciones de productores del centro de Chuquisaca, Monteagudo y el Norte de Potosí. Tiene una cartera de 48 productos. Hacemos galletas de quinua, maca, tarwi, amaranto; con miel, sésamo y chocolate. Somos proveedores del desayuno escolar y de barras energéticas en los Juegos Bolivarianos.

Un emprendedor es quien ve una oportunidad y la aprovecha. La capacitación es fundamental, además de buscar gente profesional, los ‘todólogos’ no sirven. Los empresarios deben ser gerentes que delegan funciones.

Empecé mi negocio con casi $us 3.000 y ahora tengo un inventario de como $us 100 mil. Vendemos productos por un valor de un millón de bolivianos al año.

Al principio, no aconsejo a nadie que saque un crédito alto. Uno tiene que ir viendo cómo reacciona el mercado de a poco.

Primero hemos estados tres meses como informales para tantear el mercado, pero el 1 de enero del 2006 sacamos nuestro NIT (Número de Identificación Tributaria), el registro de Fundempresa y el sanitario. Necesitas eso incluso para exigir apoyo de las instancias gubernamentales”.

“Todos tenemos nuestros talentos”

PURA MÚJICA DE VACA, representante de Horneados “La Chonta”.

“La empresa produce horneados típicos hace 27 años. Vendemos marraquetas, tortillas, empanadas, cuñapés, bizcochuelo de maíz, tortitas de carne y galletas. La microempresa funciona en la provincia San Javier, en Santa Cruz. Al día hacemos 150 bolsas de masitas. El mercado cruceño es el principal consumidor y también llegamos a otras regiones del país.

En la cadena productiva entran los artesanos de tallado en madera y quienes hacen cerámica para las bolsas. Además, está un grupo de costureras.

No ha sido fácil, porque hemos tenido muchos problemas; el mayor es tener el dinero suficiente para hacer todo lo que deseamos para poner a la venta. Nuestros productos son hechos en horno de barro y con insumos del mismo lugar que no contienen químicos: queso criollo, almidón de yuca y la harina de maíz, mantequilla.

Un emprendedor es alguien que sabe hacer algo y lo explota, aunque le cueste. Para serlo hay que ser perseverante y estar seguro de salir adelante.

‘La Chonta’ la conforma un grupo de mujeres. No tenemos una infraestructura para trabajar todas juntas, ni dinero para comprar la materia prima suficiente. La mayoría está terminando de pagar sus créditos, pero por qué no pensar en un crédito más alto. Al principio uno no sabe cómo le irá, pero cuando ya está más o menos consolidada la empresa sabemos si vamos a poder pagar un crédito. Es bueno buscar ayuda para no fracasar. Todos tenemos nuestros talentos. Para empezar no se necesita un capital grande, basta con $us 1.000”.

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