Después de asistir a un curso para elaborar champú, hace un poco más de 20 años en la Universidad Mayor de San Simón, Ana María Gonzales decidió iniciar una microempresa “por necesidad”, la cual, según su evaluación, le da buenos resultados.
Aniloe es la empresa familiar que, dos décadas después de su fundación, comercializa en el mercado cuatro productos: crema depiladora, gel fijador sin alcohol, crema de peinar y champú.
Ana María afirma que tenía dos niños pequeños que debía sacar adelante y, por ese motivo, se le ocurrió iniciar este emprendimiento, para generar su propio empleo.
Al igual que esta cosmetóloga, miles de personas han abierto micro, pequeñas y medianas empresas en Cochabamba con el fin de tener un trabajo, a corto plazo, y generar fuentes de empleo para otros, afirmó la presidenta de la Cámara Departamental de la Pequeña Industria y Artesanía Productiva (Cadepia), Luz Mary Zelaya.
La representante de esta entidad aseveró que la micro, pequeña y mediana empresa genera aproximadamente el 80 por ciento del empleo en Cochabamba.
Este dato es corroborado por el presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba, Federico Diez de Medina, quien afirmó, en base a información del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural, que en el país las micro y pequeñas empresas aportan con el 83 por ciento del empleo.
Zelaya señaló que en el departamento y el país se establecieron pocas empresas grandes, mientras que las micro, pequeñas y medianas conforman la mayor parte. "Por este motivo generan el mayor porcentaje de fuentes de empleo".
La empresaria subrayó que la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba y el Instituto Nacional de Estadística (INE) realizaron estudios que corroboran estos datos.
PRECARIO
Las personas que trabajan en microempresas y por cuenta propia están, en esencia, desprotegidas socialmente. Es decir, no gozan de los derechos de salud, jubilación, protección contra accidentes y enfermedades laborales, seguro de maternidad, entre otros, aseveró el investigador del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) Bruno Rojas.
A modo de ilustración, en 2014, según información del INE, en el sector familiar, el 33 por ciento de los ocupados ganaba por debajo del salario mínimo nacional (1.440 bolivianos en ese entonces), y 60 por ciento tenía ingresos por debajo de una canasta alimentaria (2.263 bolivianos).
Rojas subrayó que las microempresas trabajan con capitales reducidos, alto rezago tecnológico, trabajo manual predominante, sin división del trabajo, ausencia de gestión empresarial y, en buena medida, vinculada a la búsqueda de la subsistencia del hogar antes que al objetivo de generar y acumular ganancias.
La propiedad de los medios de producción en la microempresa corresponde a la familia o a un miembro familiar.
Casi por definición, según el investigador del CEDLA, los empleos en el sector familiar y en las microempresas son precarios, “es más, extremadamente precarios”.
Según datos del INE para 2014, 98 de cada 100 ocupados en este sector tenían trabajos precarios, de los cuales, el 71 por ciento contaba con empleos precarios extremos, es decir, inestables, temporales y eventuales, con ingresos que no alcanzaban a cubrir una canasta alimentaria familiar y sin seguridad social (seguro de salud y aporte al sistema de pensiones).
En el sector semiempresarial (pequeñas empresas), el panorama era similar, ya que 97 de cada 100 ocupados tenían empleos precarios.
La representante de Cadepia, que aglutina a 1.500 artesanos y micro, pequeños y medianos productores de Cochabamba, dijo que no se puede precisar el número de emprendimientos, porque muchos están en la informalidad debido a la carga social que representa asegurar a los trabajadores.
EXPORTACIÓN
En el rubro de la exportación, las pequeñas y medianas empresas tienen también un rol importante en Cochabamba.
Aproximadamente, el 80 por ciento de las 196 unidades empresariales afiliadas a la Cámara de Exportadores de Cochabamba (Cadexco) es mediana o pequeña, informó el gerente general de la entidad, Víctor Hugo Villarroel.
Todas estas empresas están activas y de alguna forma vinculadas a la exportación de productos.
“Si se toma en cuenta el rendimiento de las exportaciones, se puede decir que gran parte (el 80 por ciento ) de las empresas que exportan, y que están afiliadas a Cadexco, tienen una talla mediana a pequeña”.
Las empresas que exportan pertenecen a los rubros de alimentos, manufactura, industria, textiles, minerales no metálicos y artesanía, entre algunos.
Una peculiaridad de las empresas exportadoras de Cochabamba es que gran parte de ellas trabajan con productos no tradicionales, nostálgicos, es decir, generan de alguna forma valor agregado a las materias primas.
En la gestión 2016, según datos proporcionados por Villarroel, las empresas de Cochabamba exportaron por un valor de 257 millones de dólares un volumen de 686 toneladas.
Las exportaciones de Cochabamba llegan a los cinco continentes del mundo y los países dependen de los nichos que consiguen los empresarios.
Villarroel afirmó que la exportación de productos conlleva beneficios importantes para el país, porque permite el ingreso de divisas, de manera formal, y la generación de fuentes de trabajo.
El representante de Cadexco señaló que lo que más tiempo toma para exportar es identificar mercados para los productos, proceso que puede demandar varios años.
Entre los requisitos para poder exportar, el empresario necesita ser formal y debe tomar en cuenta que el mercado internacional varía, es dinámico, varía en el tiempo.
“Los exportadores tienen competidores de distinto tamaño y los productores bolivianos deben estar dispuestos a tener una oferta flexible, que les permita adecuarse a los mercados internacionales, en cuanto a ofertas, precios y volúmenes”.
Villarroel recordó que los volúmenes que se demandan en el exterior son mayores a los que “normalmente estamos acostumbrados a negociar en Bolivia”.
Zelaya, por su parte, señaló que algunas de las pequeñas y medianas empresas de Cochabamba han logrado exportar sus productos, gracias a la calidad de su trabajo.
Al margen de la exportación formal que logran algunos pequeños o medianos emprendimientos, otros logran enviar su producción mediante los clientes que llegan del exterior o los bolivianos que visitan el país y se llevan algunos productos "que son bien acogidos afuera".
En el caso particular de su empresa, Acer Life (vida de acero), que elabora suplementos nutricionales, varios de sus clientes compran algunas latas de sus productos para llevarlos fuera del país.
Una traba para la exportación que tienen las mypes en el país son los grandes volúmenes que piden en el exterior. Y como las pequeñas empresas son todavía artesanales, no se puede cumplir con esta demanda.
DIFICULTADES
La representante de Cadepia, Mary Luz Zelaya, indicó que el aporte económico de las micro, pequeñas y medianas empresas es importante, pero estos emprendimientos trabajan con dificultades y limitantes, una de ellas la falta de mercados para vender sus productos.
Cadepia busca todo el tiempo espacios en parques y plazas para que sus afiliados se establezcan en forma temporal y puedan vender su producción. La última feria que realizaron fue en la plazuela Sucre, entre el martes 7 al viernes 10 de febrero.
Las mypes de Cochabamba ofertan sus productos, por lo general, en plazas de la ciudad, en ferias esporádicas, en la Feria Internacional de Cochabamba y el objetivo de la actual directiva es organizar ferias en sus predios de la calle Ladislao Cabrera, frente a la plazuela San Sebastián.
La tarea de Cadepia apunta a organizar, primero, ferias multisectoriales y luego sectoriales, por rubro especializado.
Otro factor negativo, y que afecta a casi todas las mypes, es el contrabando, debido a que los productos que ingresan al país son mucho más baratos y la gente los compra, pese a que son de menor calidad.
El contrabando afecta, sobre todo, según Zelaya, a los rubros de textiles, cuero, marroquinería y alimentos, este último "un sector que se debe cuidar mucho, porque son productos que están relacionados con la salud, en especial de los niños".
Zelaya advirtió que muchos productos (alimentos) ingresan al país de contrabando, sin registro sanitario y pueden ser nocivos para la salud.
"Nuestros artesanos hacen excelentes productos con sus manos y, sin embargo, ingresan los productos chinos, en condiciones muy desiguales, y la gente, por el precio, compra lo que es más barato".
Otra dificultad es que las pequeñas y medianas empresas no tienen acceso a los préstamos del sistema financiero, debido a que los créditos que se han diseñado para las pymes no llegan a los emprendimientos que transforman la materia prima, sino a quienes comercializan productos que se importan de otros países.
Zelaya señaló que las micro, pequeñas y medianas empresas no pueden acceder a créditos, debido a las garantías que exige la banca y muy pocos pueden cumplir con los requisitos.
"Si los créditos se otorgan a las personas que traen productos de China y los comercializan en el país no se está fomentando el crecimiento de Bolivia", puntualizó.
CRECIMIENTO
Una micro, pequeña o mediana empresa es familiar y en ella trabajan los esposos y los hijos. En algunos casos llegan a contratar a un par de empleados y, en el mejor de los casos, a 10 personas.
Estas empresas han crecido gracias a sus ventas y pueden contratar a más personal. Sin embargo, estos emprendimientos asumen las cargas sociales, producto de la formalidad, y deben asegurar a sus trabajadores y cumplir con los aportes a la Caja y a las Administradoras de Fondos de Pensiones.
Zelaya señaló que eso implica un crecimiento, lo que a su vez demanda la búsqueda de mercados y mayor producción, incluso con el objetivo de lograr la exportación.
Algunas de las empresas medianas que siguen creciendo y consiguen tener más de una docena de empleados se inscriben en la Cámara de Industria, porque su crecimiento es mucho más grande.
En las empresas familiares, el mismo personal debe cumplir varias tareas y ocupar diferentes cargos, desde la administración, la gerencia, elaboración, comercialización e incluso estar a cargo de la seguridad y el transporte de los productos.
Una empresa familiar está conformada como promedio por unas cinco personas. En las más grandes hay una decena de trabajadores, incluidos los propietarios.
Las mypes contratan a personal externo, especialmente cuando participan en ferias grandes (Feria Internacional de Cochabamba) o cuando tienen pedidos de volúmenes mayores de parte de sus clientes.
¿Qué es una microempresa?
* El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) puntualizó que en 2008, para el Instituto Nacional de Estadística (INE), la microempresa era aquel establecimiento económico con 1 a 9 ocupados y con un valor de ventas anuales de 1 a 600.000 UFV (1.310.238 bolivianos).
* En otros estudios se tomó como convención que la microempresa era aquella con 1 a 4 ocupados. En 2013 y 2014, el INE determinó que la micro y pequeña empresa era la que tenía de 1 a 5 ocupados. En otras investigaciones sectoriales se consideró a la pequeña empresa con 5 a 19 personas.
* Este entrecruzamiento de criterios para definir a la microempresa, en el número de ocupados, y la ausencia de otros indicadores, impiden tener un panorama más creíble.
Emprendimientos familiares
* Las “microempresas” son, a decir del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), enteramente familiares. Ocupan a miembros de la familia y muy esporádicamente contratan trabajadores externos.
* Según datos del CEDLA, en 2011, el promedio de ocupados en el sector familiar fue de 1.8 personas. Podría estimarse, en general, que en este espacio hay dos personas empleadas por establecimiento económico.
* Esto implica, de acuerdo con el CEDLA, que si bien todo el sector familiar aporta con un número importante de ocupados, su capacidad de generación de empleos es limitada y esto rompe el mito de creer que la microempresa es gran generadora de empleos.
El ingreso promedio
* En 2014, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el ingreso promedio en el sector familiar era de 2.581 bolivianos y una mediana de 1.900 bolivianos. Ambos son más bajos con relación a los percibidos en otros sectores como el empresarial, donde el salario promedio era de 3.434 bolivianos y la mediana de 2.800.
* Alrededor del 70 por ciento de los ocupados en el sector familiar se encuentra en el comercio y los servicios, “lo que revela que son más empleos improductivos”.
* En cuanto a las exportaciones de las microempresas y de los establecimientos familiares, el CEDLA señaló que es marginal e insignificante, reducida a algunos rubros vinculados a confecciones de prendas de vestir y artesanías varias.
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