Invirtió un capital de 735 dólares en un pequeño emprendimiento de cereales y, con el paso de los años, lo convirtió en una empresa que actualmente vale 60 millones de dólares.
Un reportaje de BBC Mundo señala que Carolyn Creswell tuvo que luchar durante varios años para sacar adelante su negocio.
Creswell trabajaba en una fábrica que producía cereal mezclado con frutos secos para tiendas pequeñas y cafeterías. De esa forma se ayudaba económicamente mientras estudiaba en la universidad de su ciudad, Melbourne, en Australia.
Creswell tenía 18 años cuando agarró sus ahorros y compró la pequeña empresa de sus patrones. Se arriesgó y triunfó.
El de Creswell es uno de los millones de pequeños emprendimientos que existen en el mundo, la mayor parte de ellos liderados por mujeres.
Un informe del Banco Mundial (BM), de finales de 2016, señala que las pequeñas y medianas empresas (pymes) en el mundo son un factor clave para la creación de empleos y la promoción del crecimiento económico.
Este documento destaca que las pequeñas y medianas empresas representan la mayoría de los negocios existentes en los países de ingreso bajo (excluyendo las microempresas y los trabajadores independientes). Según un estudio reciente de la Corporación Financiera Internacional, citado por el Banco Mundial, las pymes representan más de la mitad de puestos de trabajo formales en todo el mundo, y su participación en el empleo total es comparable a la de las grandes empresas.
El Banco Mundial señala que, además de impulsar el crecimiento y la creación de empleo a nivel local, las pymes desempeñan un papel cada vez más importante al abordar urgentes desafíos del desarrollo, especialmente aquellos relacionados con la sostenibilidad y la prestación de servicios.
El expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló en uno de sus discursos que el “espíritu emprendedor crea nuevos empleos y nuevos negocios, crea nuevas maneras de prestar servicios básicos, crea nuevas maneras de ver el mundo; es el factor que impulsa la prosperidad”.
AMÉRICA LATINA
Las un poco más de 10 millones de micro y pequeñas empresas que constituyen la mayor fuente de trabajo en América Latina y El Caribe son la clave para mejorar la empleabilidad en esta región, pese a los desafíos que enfrentan por su baja productividad y alta informalidad, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Las mypes generan el 47 por ciento del empleo, es decir, ofrecen puestos de trabajo a unos 127 millones de personas en la región, mientras que solo un 19 por ciento del empleo se genera en las empresas medianas y grandes, según el informe de la OIT denominado “Pequeñas empresas, grandes brechas”.
A esta estructura productiva se debe añadir 76 millones de trabajadores por cuenta propia, que representa el 28 por ciento del empleo total, y otro 5 por ciento que corresponde al trabajo doméstico.
INFORMALIDAD
Según el informe de la OIT, la tasa de informalidad en las mypes llega casi a 59 por ciento en los emprendimientos con menos de 10 empleados, baja a 14.4 por ciento en las que tienen más trabajadores y sube a un 82 por ciento entre los trabajadores por cuenta propia.
Las brechas también se ponen de manifiesto en la protección social, ya que solo el 13 por ciento de los trabajadores por cuenta propia cotiza a un seguro de salud, un 32 por ciento en las microempresas, un 86 por ciento en las pequeñas empresas y supera el 90 por ciento en las grandes empresas.
En cuanto al nivel educativo, solo un 12 por ciento de trabajadores por cuenta propia tiene educación superior, un 15 por ciento en las microempresas, un 27 por ciento en las pequeñas empresas y poco más del 50 por ciento en las empresas grandes.
Entre las medidas que sugiere la OIT como parte de políticas integrales para las mypes figura la simplificación de la reglamentación, el acceso al financiamiento, las medidas de apoyo a la formalización, las estrategias para aumentar la productividad, las incubadoras de empresas, el acceso a tecnología y procesos de innovación, y los programas de formación, entre otras.
CONTRA LA POBREZA
Las pequeñas empresas son el primer eslabón en la cadena del desarrollo y, para muchos países pobres, una de las armas más eficientes en el combate de la pobreza, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Esta entidad financiera considera como microempresas a las que no emplean más de 10 personas, pero que aportan de manera significativa al desarrollo económico.
El BID confirma los datos de la Organización Internacional del Trabajo en sentido de que las micro y pequeñas empresas generan empleo para al menos 127 millones de personas en América Latina y El Caribe y que “un poco más de 80 por ciento de las empresas latinoamericanas y caribeñas entran en esa categoría”.
Con este alcance, según el BID, la microempresa puede constituir una herramienta para combatir la pobreza y mejorar la calidad de vida en las comunidades más humildes”.
Gobiernos de Europa apoyan las iniciativas
Europa sirve de ejemplo con el continuo apoyo que sus gobiernos han prestado al sector microempresario, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por su parte, la Unión Europea ha confiado fondos fiduciarios al BID que permitieron la financiación de muchos proyectos en la región de América Latina.
Emprendimientos no acceden a créditos
En el mundo hay más de 200 millones de pequeñas empresas que no tienen los recursos necesarios para crecer, según la Corporación Financiera Internacional. El aumento del acceso al financiamiento sigue siendo un problema: existen 2.500 millones de personas en los países en desarrollo que no usan los servicios financieros.
5 Obstáculos que enfrentan las mypes
Los principales obstáculos para el desarrollo de las mypes son el acceso al financiamiento, la competencia del sector informal, el sistema tributario, una fuerza de trabajo con educación inadecuada y los delitos: robo y desorden.
El microcrédito contra la pobreza
¿Qué es el microcrédito? ¿Y cómo puede ayudar a reducir e incluso eliminar la pobreza en el mundo?
El microcrédito consiste en otorgar préstamos de dinero a familias pobres
o a pequeños y medianos empresarios, en este caso mujeres, que se utilizan como capital de trabajo o para comenzar un pequeño negocio.
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