En una encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Pro Bolivia se explica que el 47% de los trabajadores manufactureros del país operan desde sus hogares. Este tipo de actividad, que se denomina "economía oculta”, según la publicación, a criterio de analistas económicos es una labor en la cual no existen beneficios sociales y es de baja productividad.
Estos productores por lo gerneral no cuentan con un "negocio estándar” donde mostrar y vender sus productos. En su mayoría, tienen que salir de sus casas a ofrecer sus creaciones ambulando por las calles y oficinas públicas. Otra de las vías es "hacerse de conocidos” para que sean recomendados.
El economista Armando Méndez comenta que a este tipo de comercio también se le llama "economía sumergida”, "economía encubierta” y "economía subterránea”.
"El hecho de estimar que el 47% de los trabajadores manufactureros están catalogados en esta categoría quiere decir que no se benefician con la Ley del Trabajo, no tienen beneficios sociales, derecho a jubilación, seguro de salud. Tampoco se benefician con los aumentos salariales que anualmente dispone el Gobierno”, asevera.
El especialista Flavio Machicado explica que en la economía oculta se vende algo de la "economía real” o visible pero a un precio más bajo. "La economía informal, también llamada irregular, es una actividad económica legal aunque oculta a efectos registrales por razones de elusión fiscal o de control administrativo ”, destaca este economista.
La información ofrecida por Pro Bolivia, en su última revista bimensual, da cuenta de que el 64% de las unidades productivas dedicadas a la manufactura no están registradas en Impuestos Nacionales, en el Ministerio de Trabajo, en gobiernos municipales o en entidades especializadas como Fundempresa.
A ello, Méndez agrega que por lo general quienes se enmarcan en este tipo de producción "no visible” son trabajadores de "muy baja productividad”, porque operan con bajo capital y sin tecnología.
La encuesta revela también que en el país predominan las unidades productivas que se dedican a la fabricación de prendas de vestir (27%), productos alimenticios (17%), a la elaboración de productos derivados del metal (14%), además de fabricación de muebles y elementos relacionados a la madera.
"En el caso de las unidades productivas, a diferencia de lo que pasa con las medianas y grandes, el 93% de los propietarios también participa en el proceso productivo, el 76% se dedica además a la comercialización y el 64% administra sus talleres”, destaca el documento.
El director de Pro Bolivia, Javier Escalante, explica que quienes pertenecen a este sector pueden o no estar afiliados a alguna organización de micro o pequeños productores.
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