sábado, 29 de julio de 2017

Comercio viajero pasea ilusiones con fe por el país


DE VIAJE EN VIAJE

Los artesanos del interior del país dedican los primeros meses del año a armar sus productos y novedades para las ferias que visitarán.

Sus viajes por las Alasitas se arman alrededor de fiestas religiosas que les tienen ocupados hasta diciembre y aunque los pasajes suben al igual que los alquileres, los vendedores continúan en busca de sostener sus ingresos.

La mayor parte de los comerciantes que llegan a la Capital duermen en las calles arrinconados en sus puestos y ataviados con toda la ropa que traen. Su trabajo los lleva a buscar el pan del día en distintos puntos de Bolivia

Luego de casi diez días de feria se levantan las canastitas, los tallados y adornitos para el hogar para viajar hasta Tarija o Cochabamba, los principales destinos de los artesanos viajeros que llegaron a las Alasitas de la Virgen del Carmen en Sucre y que hoy cuentan cómo es viajar para vivir.

Entre enero y abril son los meses en los que se arma todo, las casitas, los enseres en envases de miniatura y todo aquello que podría atraer a los compradores que acuden a visitarlos sin una sola pista de lo que sucede detrás de esos stands que son tiendas de día y camas de noche.

Hoy, el último día de feria sin duda las calles estarán llenas y los artesanos esperan vender algunos de los objetos que trajeron y de los que la gran parte volverá a empaquetarse por las bajas ventas que aseguran tuvieron este año.

“Creo que tampoco hay dinero, la gente mira y dice qué bonito, puedo llevarme, pero no hay dinero. Antes sí había, rentaba nomás, pero ahora no, no hemos movido casi nada de lo que hemos traído”, comenta la artesana de Cochabamba, Teresa Mercado, quien se dedica a este oficio desde su infancia, cuando acompañaba y aprendía del trabajo de sus abuelos.

En su puesto se ofrecen todo tipo de artesanías hechas en madera y cucharas de palo, platos, fuentes, cuchillos de miniatura y más, aunque no es todo, ya que tiene una gran parte de sus ofertas por debajo de sus mesas debido a las limitaciones de espacio que tiene y que no le permite exponer más. Detrás de todos sus productos está su cama. Justo en el espacio desde el que atiende de pie de día, de noche acomoda sus frazadas y descansa.

“Aquí dormimos, es difícil, pero uno se acostumbra, porque para rentar un cuarto no da, si rento tendría que aumentar el precio de mi mercadería y no me van a pagar”, comenta Mercado.

Son muy contados los casos de los comerciantes viajeros que alquilan un cuarto cuando llegan a la ciudad, la mayor parte duerme junto con todas sus cosas y muchas veces con sus hijos, niños de distintas edades que apenas ven algo de la ciudad porque no pueden irse del puesto en el que están con sus padres, aunque eso sí, varios de ellos suelen hacer amigos entre los menores de edad viajeros y no, que también están en la feria.

De acuerdo con Mercado la parte más tediosa de ser un comerciante viajero es la de trasladar las artesanías que llevan ciudad por ciudad, un trajín que este año aumentará para ella, ya que decidió ir a las Alasitas de Tarija por primera vez, en busca de ganar algo más.

“La venta ha sido poca, ha bajado aquí y en todo lugar está baja la venta y como sabe trabajamos con Banco y todo, necesitamos trabajar para pagar y uno tiene nomás que arriesgarse a viajar de un lado a otro lado por cubrir las cuentas”, comenta.

CERCA DE LOS SANTUARIOS

Otro de los sectores de comerciantes viajeros que participa de la feria de Alasitas es el de miniaturas para “cambiar”, término que se suele usar en lugar de decir comprar cuando se trata de estos pedidos. Francisco Quiroz, uno de los vendedores que ocupa este espacio en el que abundan las imágenes de santos y vírgenes, se irá a Urkupiña luego de la feria de Sucre.

Su agenda anual incluye destinos de casi todo el interior del país, además de venir a Sucre viaja a Potosí, Oruro, Santa Cruz y por supuesto Cochabamba, donde radica.

Pero a diferencia de los demás no va al ritmo de las Alasitas sino de las fiestas religiosas en santuarios, ya que sus productos son exclusivos para presentar como pedidos ante los santos o advocaciones de María y Jesús.

Es así que ahora le toca volver a donde vive para recibir la fiesta de Urkupiña que tiene su santuario en Quillacollo y cuya fiesta se celebrará este 15 de agosto.

Quiroz, oriundo de La Paz, llega dos veces a la región, una para la Virgen del Carmen y otra para la fiesta del Señor de Maica en octubre. Su año de viajes termina en la fiesta de Cotoca (Santa Cruz), en diciembre, aunque otros de sus compañeros continúan viajando a santuarios más pequeños.

Afirma que el trabajo que realiza es muy sacrificado y que este invierno sintieron que las bajas temperaturas fueron más intensas que en otras gestiones, especialmente porque se tiene que dormir en la calle.

Como este año redujeron el espacio otorgado a los comerciantes en la parte correspondiente a la avenida Ladislao Cabrera, justo frente a la Rotonda, algunos viajeros no tienen espacio suficiente para instalar sus camas junto a sus cosas, así que duermen cerca a las aceras, aunque esto muchas veces les moleste a los vecinos.

“Hay gente que hace sus necesidades y nos culpan a nosotros pero no somos los responsables, nosotros más bien al contrario”, afirma el viajero.

Pero no sólo se debe lidiar con la suciedad provocada por las personas que acuden a la feria sino incluso por los perros callejeros que abundan en algunos sectores donde se instalan las Alasitas. Los animales ensucian sus puestos y muchas veces hasta destruyen las artesanías.

EN BUSCA DE QUEDARSE

Una reciente polémica se ha reanudado entre los comerciantes de las Alasitas y la Municipalidad, cuando la Alcaldía anunció el traslado de la feria desde los próximos años a inmediaciones del Parque Multipropósito, una medida que es rechazada por los artesanos que advierten que se destruirá la tradición de presentar los pedidos a la Virgen del Carmen.

“Me he enterado también que el Multipropósito es para ferias, no para miniaturas, los cambios simbólicos que hacemos se ven siempre en las puertas del santuario, si nos vamos no tendríamos venta yo creo, la gente viene con fe acompañada de un señor o virgencita y piden miniaturas para trabajo, estudio, casa y auto siempre se tiene que respetar la cultura y los artículos religiosos deben estar en el santuario”, afirma el comerciante quien dice que antes tenían más apoyo de las autoridades para impulsar el trabajo artesanal, mientras que ahora sienten que no los respaldan.

“Algunas autoridades nos valoran, algunas no”, asevera, aunque sí cree que en caso se cambie el lugar de las Alasitas, será la misma gente la que se movilizará, porque cada barrio tiene su santuario.

“Claro que todavía no se enteraron, se enterarán y saldrán en protesta porque cada barrio tiene su santuario, porque aquí por ejemplo es del Carmen en otro lugar es Santa Anita y así”, comenta.

CON FE PARA LOS DEMÁS

Quiroz visita las festividades religiosas más grandes del país y aunque se dedica a vender sus artesanías, es su fe la que lo lleva y la que lo motiva a pedir por los demás cuando ofrece sus productos que no son más que la representación de los deseos de la gente.

“Vengo con mucha fe y también para ellos (los clientes) se lo trabajamos. Vienen siempre a agradecer, a veces traen a sus parientes y se los preparamos y challamos. He atendido a algunos estudiantes que ya son profesionales y ahora compran casitas, autos y otras cosas”, afirma con una sensación de alegría sobre el impacto de su trabajo.

Para la artesana de La Paz, Vilma Zambrana, también es importante la fe de los compradores porque es esa la que en realidad motiva su trabajo y qué productos ofrecerá para estar acorde a las necesidades de cada comprador.

Es por eso que tiene farmacias armadas con todos sus insumos, igual que tiendas de abarrotes, ladrillos de miniatura y cemento, entre otros.

En las diminutas cajas de cereal, maicena, avena y otros se encuentran pequeñas muestras de los productos rotulados en ellas, aunque en algunos casos se rellenan con mentas o galletas, todo depende del producto y sin duda de su tamaño.

Zambrana cuenta que es un trabajo minucioso el que hacen para armar todas las miniaturas que vende y que aprovecha los primeros meses del año para armar todas sus novedades porque luego le toca viajar por distintos puntos del país con la feria de Alasitas.

En su puesto se encuentra de todo, desde hilos hasta cuadriláteros de lucha armados, eso sí, con muñecos chinos en miniatura porque eso ya no pueden hacer, pero deben incorporarlos porque están de moda y son buscados por los niños que son fanáticos de shows de ese tipo.

Pero todas estas miniaturas deben trasladarse y acomodarse con cuidado para llegar bien a otras ciudades un trabajo que Zambrana ya siente que es difícil al ser de la tercera edad.

“Cuando hay que armar y levantar el puesto me enfermo, creo que es psicológico, pero eso me pasa, más bien siempre hay gente buena que ayuda. Es muy difícil trasladar todas las cosas, por ejemplo ahora tropezamos con el alza de pasajes a Tarija, el alza de patentes también, ahora se paga mucho a la Alcaldía, pagamos por la basura, por todo. Pagamos hasta del aire que respiramos, es doloroso decirlo pero por qué no decirlo, también sufrimos los enojos de dueños de casa que se molestan porque les tapamos o porque no pueden sacar sus autos, yo venía a esta zona cuando esto era vacío, pero ahora se ha vuelto una zona comercial y es complicado”, lamenta.

Zambrana recuerda que como viajeros necesitan de todo para estar en la feria, especialmente baños públicos.

“Gracias a Dios las casas en Sucre por ejemplo nos fletan el baño, pero también deben pensar las autoridades para el público, qué hace la gente que pasea toda la tarde o todo el día, no tiene a dónde ir”, reclama la comerciante ubicada en una zona en la que no se ve ningún baño público cerca.

Por su edad, la artesana afirma que ya no se queda en su puesto a dormir, así que alquila un cuarto por las noches, aunque los precios de alquiler también se incrementaron en los últimos años y asegura que piden hasta Bs 1.000 por diez días de alquiler.

QUEREMOS APOYO

Respecto al conflicto sobre la ubicación de la feria para el próximo año, Zambrana dice que espera el apoyo de la población para no terminar con la tradición de las ventas de miniaturas por la festividad de la Virgen del Carmen.

“Las tradiciones no podemos matarlas, es como si mataríamos a la Virgen de La Paz (Virgen del Carmen) queriendo llevar la tradición a otro lado. Mucha gente es devota a la Virgen y adquiere cosas pequeñas, casita, movilidad o tienda y piden y les concede, esa es la feria de Alasitas, la tradición, afirma la vendedora que espera volver al año al sector de Noria Alta, aunque la definición del lugar se encuentra en suspenso con la Alcaldía.

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