El cuero de llama y la hechura a mano es el fundamento de su identidad. Kullama no sólo es un emprendimiento que propone accesorios de cuero, desde hace alrededor de seis años, sino una marca que personaliza los deseos de quienes quieren una pieza de este material sin importar sus características. El límite lo pone la creatividad que es inagotable.
Una gama variada de colores se entremezcla tanto en la mesa de trabajo como en el estante de su taller, ubicado en una de las calles más históricas de La Paz, la Jaén.
Entre turistas y peatones que van y vienen, un supay o diablo, que mide sólo milímetros, y detalles en miniatura de la nutrida cultura textil de Jalqa, Potosí, acompañados de lunas, soles y hadas repujadas a punto de ser pintadas, forman sólo una parte del universo creativo de Kullama.
Bolsos, carteras, morrales, cinturones, zapatos, monederos, riñoneras, manillas, entre muchos otros, son los accesorios que esta marca elabora en cuero de llama, vaca y cabra.
"Nosotros hacemos las cosas con cariño y con pasión porque es algo que nos gusta. Nos proyectamos a través de la buena calidad y hacer todo el proceso a mano”, señala una de las creadoras de Kullama, Cinthya Giwencer.
Otro de los principios es evitar generar desechos. Cada sobrante de cuero es utilizado en algo nuevo, como aretes y anillos y para las decoraciones de sus otras creaciones.
Esta marca no sólo ha pasado la etapa de supervivencia -que pone a prueba el temple de cualquier emprendimiento artesanal-, sino que ha sabido ponerle un sello distintivo a cada uno de sus accesorios.
Gracias a ello se han ganado una de las clientelas más exigentes en cuanto a calidad: los japoneses. A ellos se suman franceses, alemanes e italianos.
La esencia
El nombre Kullama fue elegido en evocación al término quechua kullana, que significa sensibilidad y tacto, y la terminación "llama” se da debido al tipo de cuero que utilizan.
Enrique Miranda, de 44 años, y Giwencer, de 36 años, se dedicaban a la artesanía en forma individual desde muy jóvenes. Cuando se conocieron y decidieron ser compañeros de vida iniciaron una etapa creativa y productiva trabajando con el cuero.
Miranda es potosino y trabaja con este material desde los 13 años, sus familiares de lado materno trabajan desde siempre en la artesanía y con el cuero. Pasó por las aulas de la Escuela Taller en Potosí para luego dedicarse a la pintura, la restauración y la platería.
Por su parte, Giwencer, nacida en La Paz, se dedicó al macramé y diferentes técnicas para elaborar artesanía.
En 2007 decidieron implementar el taller de cuero y platería. Formaron parte de un taller de competitividad, alrededor de tres años, que les dio la base para establecer el emprendimiento. Para ese momento ya tenían puntos de venta en La Paz, ciudad en la que decidieron establecerse.
La calidad y lo personalizado
En La Paz sus puntos de venta se establecieron en Tacto y Pacto Andino, ubicados también en la calle Jaén. Fue a partir de la aparición de la marca en una guía anual para los voluntarios de JICA, Agencia de Cooperación Internacional Japonesa en Sudamérica que empezaron a ser conocidos por los súbditos nipones.
"Si no había algún producto que les guste del todo, creábamos juntos lo que querían a partir de sus ideas con los colores y materiales de su agrado”, explica Miranda.
Fue así que entre voluntarios y otros turistas empezaron a conocer lo que era una propuesta personalizada de producción. Las visitas a su taller se convirtieron en recurrentes.
En el taller como en la tienda se propone una gama de figuras de animales para plasmarlas en sus pedidos como, por ejemplo, el sapo, para atraer la fortuna y la buena suerte; la vizcacha, también para la buena suerte de quienes quieren casarse o están casados.
Un taller abierto
Para mediados de 2014, el taller de Kullama abrirá sus puertas para los clientes y turistas que lleguen a la calle histórica.
"Queremos mostrar los productos en la tienda y ligar ello a la visita al taller para que se pueda observar cómo trabajamos. Ello porque la mayoría de quienes venden artesanías son comerciantes y no productores” finaliza Miranda.
Según explica Giwencer, la idea de abrir el taller a las personas es una idea que tuvieron hace mucho. "Es una forma de personalizar más aun nuestro trabajo y que las personas vean el proceso de creación y den sus ideas sobre lo que quieren directo del productor. Creo que será lindo y satisfactorio conocer a quienes han elaborado un accesorio que forma parte de tu vida”, finaliza.
Datos y coordenadas
Contacto Para mayor información sobre Kullama ingrese a www.facebook.com/Kullama.
Punto de venta Los accesorios se pueden encontrar en la tienda Tacto Andino, también ubicada en la calle Jaén. En Potosí se encuentran en la tienda Carena, calle Bustillos (entre Frías y Ayacucho).
Precios El costo de los accesorios Kullama oscila entre los 15 bolivianos (estuches para encendedor, manillas, llaveros) y los 750 (zapatos y bolsos). El precio de los pedidos se define según el caso.
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