“La Rinconada” es el nombre de una original fábrica de cerámicas que elabora vajillas esmaltadas con una variedad de arcillas, resinas especiales y porcelana, en el municipio de Tiquipaya, combinando una antigua tradición con técnicas modernas con el fin de ayudar a realzar la gastronomía cochabambina.
El producto se caracteriza por tener un acabado fino y resistente porque puede ser, incluso, sometido al microondas, debido a que pasa por estrictos proceso de elaboración, expresó el propietario y alfarero, Osvaldo Baya.
La fábrica se inauguró hace seis meses y es el resultado del sueño de un abogado que decidió hacer una pausa en su carrera de leyes para apostar por la alfarería, a la que considera su verdadera pasión. “Al principio, mi familia se opuso, pero logre instalar la fábrica contra viento y marea, todavía me queda mucho camino por recorrer, recién estoy comenzando”, manifestó.
“La Rinconada” elabora una diversidad de utensilios: tazas, platos, ollas, jarras, fuentes, recipientes, platillos y saleros, que tienen como principales clientes a restaurantes de la ciudad. “Ahora que se quiere potenciar el turismo, esta vajilla le da un plus comida”, dijo.
Baya comentó que la alfarería es toda una ciencia debido a que dependiendo del producto a elaborar se mezclan diferentes arcillas y se las cuece a diferentes grados de temperatura. “No es lo mismo hacer un adorno que una olla, porque hay arcillas que soportan mejor las altas temperaturas que otras, eso hay que conocerlo para crear una pieza de calidad de lo contrario la pieza se rompe con facilidad”, detalló.
De acuerdo con el producto se pueden mezclar hasta cuatro diferentes arcillas que toman forma en el torno o molde, después ésta debe secar por dos días, posteriormente la pieza se lija y se pone al horno, luego pasa al proceso de esmaltado donde se usa un resina especial para elementos de cocina y vuelve al horno por última vez.
Baya aseguró que es la única fábrica de vajillas de cerámica con esas características en el país y que tiene un mercado diferente a los artesanos de Huayculi (Tarata). “Mis trabajo no es artesanal, tienen un acabado fino que pretende resaltar la gastronomía”, añadió. “La cerámica, es tan antigua como el hombre y ahora se ha vuelto a extender su uso”, enfatizó. La porcelana garantiza que los alimentos no modifiquen su sabor ni se contaminen con metales.
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