miércoles, 5 de abril de 2017

Emprendedora elabora sombreritos para muñecas vestidas de chola.



Pequeños bombines multicolor que adornan las cabezas de las Barbies vestidas de chola que se ven en entradas folklóricas en otros países son el aporte a la presencia de Bolivia en el exterior de Elena Aranda, una emprendedora que con este oficio sacó adelante a sus siete hijos.

“Mi esposo era el que hacía sombreros” de tamaño regular “junto a mi suegro. A mí me gustaba, pero él no quería enseñarme. Sin embargo, cuando (mi marido) iba a Perú mi suegro me enseñaba cómo era ese oficio. Con el tiempo ya vendía en las calles, llevaba en unos cajoncitos por la (calle) Max Paredes”, cuenta la artesana.

De este modo, Aranda ganaba por entonces algo de dinero para su amplia familia. Luego dejó esa actividad y se dedicó a empaquetar encomiendas en la Empresa de Correos de Bolivia, en la que trabajó hasta 2006. “Ya era viuda desde 2003 y cuando me sacaron de ahí (de la estatal) no sabía qué hacer para mantener a mis hijos. Me vi sola”, recuerda.

PASOS. Fue en esa difícil situación que llegó a conocer Pro Mujer, una microfinanciera que apoya a la población femenina económica y socialmente más desfavorecida. “Saqué un capital de Bs 1.000 y empecé a fabricar y vender nuevamente los sombreros” de talla normal, relata.

En 2007, “cuando andaba por la calle Sagárnaga unos gringos me pidieron sombreros pequeños para unos muñecos de Charles Chaplin; los hice y se los llevaron al exterior. Luego pidieron los de cholita” y de esos “aumentó la demanda”. Después “me enteré que eran para las muñecas Barbie que estaban en las matracas de las residentes bolivianas que bailaban en fiestas de Estados Unidos”, cuenta la emprendedora.

Así nació Artesanía Sombreritos Rayni Lucero. El taller se encuentra en inmediaciones de la avenida Periférica, en una habitación de una casa que perteneció a la madre de Aranda. En una parte del cuarto se guardan los materiales para la fabricación de las artesanías y en la otra las herramientas y cajas de productos terminados y a punto de terminar, así como la vitrina en la que la artesana muestra orgullosa diplomas que ganó con su trabajo y emprendimiento.

La materia prima con la cual se elaboran las miniaturas de sombrero hongo es el fieltro de lana de oveja, que compra de proveedores que están en la avenida Buenos Aires y en la plaza Garita de Lima. “El trabajo comienza a las cuatro de la mañana, es más fresco. Cuando amanece, mis sombreritos ya deben estar” bajo el sol “para trabajarlos luego”, detalla.

El proceso comienza con el corte del material de diversos colores, el cual se sumerge en una solución pegajosa para luego ponerlo a secar bajo los primeros rayos del sol de la mañana. Una vez endurecida, la materia prima pasa a ser trabajada en moldes de distintos tamaños.

“Los colocamos en los embarquilladores dependiendo el tamaño”. Después “les sacamos brillo y forma con mi hija (mayor) Katherine” Rayni Flores. Una vez terminada esta labor ella “los ‘viste’ antes de entregarlos para la venta”, dice la microempresaria. La “mano derecha” de Aranda es Yanel Delfi Flores, la segunda de sus seis hijas y responsable de “vestir” los sombreritos, de hacerlos brillar, de cortar las cintas que los adornarán, de ponerles las conchitas y cordones, y de perforar los “ojos” para los respiradores de la prenda. “Al día hacemos entre 50 y 100 unidades, todo depende del pedido y el tamaño”, explica la joven mientras trabaja y mira de reojo a su hija de un mes de edad.

LABOR. “Las épocas altas son agosto y septiembre”. No son para la fiesta del Gran Poder, son más para Brasil, Argentina, Estados Unidos y España”, comenta Yanel Flores, quien sigue los pasos de su madre y mentora. “Estos sombreros los llevan para las Barbies cholitas que ornamentan las matracas de las fraternidades, esa es la moda. Mandan la muestra y hago a medida. También se hacen sombreros para matracas de varón”, indica.

Aranda cuenta que cada año exportan directamente unos 800 sombreritos a EEUU y 300 a Argentina. “Así de a poco se van abriendo mercados, los amigos me recomiendan. Este año me han invitado a Argentina, quieren que haga sombreros de gauchos en miniatura, pero no me convence la idea”, asevera.

La microempresaria reconoce que no es la única en el rubro y afirma que existe competencia masculina que, según ella, tarda más en confeccionar las artesanías. “Yo me adelanto a los pedidos, tengo ya hechos. Si me piden 50 de color negro, ya tengo un lote, y completo y acelero la entrega. La cosa es entregarles rápido y bien hecho”, sostiene.

De esta forma, la artesana aún ayuda a sus siete hijos, quienes en su mayoría ya salieron de la universidad. “Para mí no hay puertas cerradas. Cuando gano el dinero siempre hago construir por lo menos un cuarto para mis hijos. Yo les digo a las mujeres que nunca se queden atrás y que salgan adelante”, recomienda.Los interesados en las artesanías pueden llamar al 73280762.

Tiene dos diplomas

Soboce

La cementera reconoció el talento de Elena Aranda en el concurso nacional Emprendeideas Mujer 2014.

Pro Mujer

La microfinanciera Pro Mujer le otorgó a la fundadora de Rayni Lucero un certificado “por su compromiso, talento, creatividad ejemplo, esfuerzo y lucha diaria para salir adelante”.



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