A sus 21 años de edad y con un proyecto que ha presentado a escala mundial en Sudáfrica, el boliviano Joaquín Villavicencio aconseja a los jóvenes que como él tienen una idea en mente dejar de lado el miedo al mal llamado "fracaso” y arriesgarse a llevar esa idea a la acción.
Para Villavicencio el apoyo incondicional es esencial a la hora de dar ese salto, aunque asegura que la confianza en uno mismo es lo principal.
"¿Por qué un joven emprendedor es más importante que un empresario”, cuestiona, "porque el joven se arriesga, el joven no mide límites, sin embargo, hay personas que tienen mayor experiencia y que ya tienen la cabeza cerrada”.
"Prefiero llegar a una edad donde pueda casarme y tener hijos, pero con estabilidad sabiendo que he fracasado más de 700 veces, a mi temprana edad, que fracasar después y que eso suponga una carga más encima” apostilla.
Movido por la curiosidad y la necesidad de ayudar a los jóvenes, Villavicencio desarrolló para la universidad un proyecto de start up que combina universidades y empresas a través de un sistema de rankeo. A través de este sistema los estudiantes pueden valorar a las empresas en base al ambiente laboral, las condiciones o el aprendizaje y las empresas pueden valorar a los estudiantes según su desenvoltura o su coeficiente intelectual, conformando así un sistema de calificaciones determinante a la hora de recibir ofertas de unos y otros.
"Haciendo un análisis yo veía que sólo el 5% de los jóvenes realmente obtenían los trabajos para los que habían estudiado, y el promedio de jóvenes acá en Bolivia son el 40% de la población. El otro 35% estaba descontento, en trabajos que no habían aplicado”, explica.
Para Villavicencio, quien se considera una persona carismática, una necesidad es una oportunidad, aunque matiza que sólo la persona observadora es la que puede ver de pequeños defectos, grandes ventajas.
"El emprendedor nace: o bien porque tuvo algún choque personal o por necesidad. Cuando una persona tiene una necesidad y empieza a pensar por qué no hay esto, por qué no hay lo otro o también porque ve las deficiencias que, por lo general, una persona cómoda no ve”.
El mundo de las ideas
Papel y lápiz son dos herramientas básicas que uno necesita a su alcance cuando una idea merodea por su cabeza, porque como señala Villavicencio, "puedo tener una idea grandiosa, pero si no la escribo o no la tengo en un lugar donde pueda verla otra vez esa idea puede volar, porque las ideas van y vienen”.
El joven también considera necesaria la presencia de una persona que pueda asesorar y ayudar a estructurar la idea, ya que ésta es muy "abierta”.
Asimismo, la personalidad es muy importante a la hora de transmitir una idea y poder convencer a los demás de que es buena y, para ello, se necesita de una red de contactos que quieran oirla para que, finalmente, puedan ayudar con el financiamiento.
Principales riesgos
"Bolivia es uno de los países que más emprendimientos tiene, pero no son sostenibles. Hay mucha gente que realmente tiene ideas muy importantes que se las podría explotar pero hay factores como el financiamiento, las determinaciones políticas, entre otros que a uno no lo dejan seguir adelante”, argumenta.
Por su experiencia, Villavicencio explica que los principales riesgos de emprender a temprana edad son la falta de seriedad con la que te toma la gente y la dificultad para obtener financiamiento.
En cuanto a la búsqueda de capital, el entrevistado considera "muy esencial” probar la idea en el mercado. Esto ayuda a ver qué personas están interesadas en la misma y, asimismo, proyecta una visión a futuro de cómo puede progresar.
Pero, a pesar de los obstáculos que puedan aparecer, el joven tiene claro que los hilos que manejan la evolución de cualquier proyecto es la manera que tiene esa persona de ver las cosas.
"Moviendo contactos, la pasión, la manera en la que vemos las cosas nos pueden llevar mucho más lejos que cualquier problema que pueda surgir”, manifiesta con una sonrisa.
"Cuando uno sabe lo que quiere es más fácil transmitirlo a las personas. Se trata de motivación personal, crecimiento y confianza. Cuando uno tiene alguna necesidad, o problemas o realmente no sabe qué hacer con su vida es cuando uno crece”.
Una oportunidad para los demás jóvenes
Joaquín Villavicencio estudia Creación y Desarrollo de Empresas en la Universidad Católica Boliviana, ha trabajado para la organización Red Universitaria de Jóvenes Emprendedores, una organización afiliada a la red Bolivia Emprendedora.
Su trabajo en la Red Universitaria de Jóvenes Emprendedores le permitió conocer de cerca las necesidades que tenían los jóvenes, y fue esa la razón que le llevó a desarrollar para una de sus asignaturas en la univesidad un proyecto de start up centrado en la combinación de universidades y empresas, donde los valores primordiales a tener en cuenta por parte de ambas entidades fueran los humanos.
"Yo decidí crear esta plataforma porque vi que era necesario. Me encontraba en un ambiente donde lidiaba con jóvenes que realmente tenían ideas increíbles, pero nunca consiguieron el apoyo de los demás. También había chicos que cuando salían de la universidad no tenían un norte, porque no habían desarrollado ciertas habilidades. La idea por la que realmente emprendí este proyecto fue para ayudar a los jóvenes”, explica.
Su desempeño en esta red y su curiosidad por las ideas emergentes le permitieron conocer más sobre el mundo de los emprendedores, y fue así como conoció el Global Entrepreneurship Congress (GEC), un congreso mundial de empredimiento que se celebra anualmente y que este año tuvo como sede Johannesburgo, Sudáfrica. Allí se reunieron alrededor de 8.000 personas del mundo de los negocios y las inversiones, entre ellos Villavicencio, que fue en representación del país junto a otros tres bolivianos.
El joven entró como invitado a start up huddle, una de las ramas de la organización para emprendimientos emergentes.
En su empeño por ayudar a los jóvenes emprendedores de su país Villavicencio trabaja, junto a la universidad Católica, la posibilidad de traer a Bolivia la comunidad start up huddle de aquí a unos años y, como meta más ambiciosa, el congreso mundial.
"Yo quiero, a través de esta organización, darle una oportunidad a los jóvenes, ya que tienen ideas mucho más radicales, más fuertes, y van hacia un impulso más elevado. Y moverles el chip para que en vez de que trabajen para una empresa trabajen para ellos mismas, es muy importante, y es una manera de proliferar a todos los jóvenes”, afirma.
Con un espíritu emprendedor, Villavicencio anima a los jóvenes de su país a no marcarse objetivos a corto plazo y a desarrollar ideas que los lleven a adentrarse en la aventura de montar sus propios negocios.
"Hay bastantes proyectos que se pueden mejorar, y otros que se pueden patentar. No pienses en entrar a una empresa, piensa en entrar en tu propio negocio y que tu propio negocio se pueda expandir. Lo que me gustaría es que los jóvenes puedan aportar más a Bolivia de lo que lo están haciendo ahora porque es muy mínimo el aporte”.
Aún así, se muestra esperanzado porque "de pequeños pasos se crean cosas grandes”.
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