La desaceleración que actualmente viven las economías latinoamericanas, derivada de las condiciones macroeconómicas, está poniendo en riesgo el progreso social, político y económico que la región logró construir en la última década. Sin embargo, la esperanza de regresar al camino del crecimiento podría estar en los jóvenes emprendedores, confía la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
La edición 2017 del informe Perspectivas Económicas de América Latina, que elabora el organismo cada año, dedicó el análisis a las oportunidades y retos para apuntalar el emprendimiento, ya que una cuarta parte de la población total de la región (163 millones) son jóvenes de entre 15 y 29 años.
"Detectamos que los tres mayores desafíos, que son el de productividad, inclusión social y gobernanza, pueden significar un avance con ayuda de ellos a través de nuevas ideas”, afirmó el jefe de la Unidad de América Latina y el Caribe del Centro de la OCDE, Ángel Melguizo.
El experto agregó que, aunque los países emergentes continúan siendo el motor de la economía mundial, los de Latinoamérica apenas aportan entre 5% y 10% en comparación con China e India, que acaparan más de la mitad. Y, pese a que la región soporta "muy bien” la volatilidad del exterior, el esfuerzo no alcanza para reactivar los motores de crecimiento, por lo que habrá que afrontar aquellos retos.
"Los jóvenes deben y pueden ser un elemento central para esta recuperación con más crecimiento, más inclusión y mayor confianza en las instituciones”, indicó Melguizo.
Nuevas generaciones
De acuerdo con datos del informe, entre 2015 y 2020 será el quinquenio en el que más jóvenes vivan en América Latina, por lo que la organización urge a implementar políticas públicas y programas que beneficien a las nuevas generaciones y las incentiven a generar el cambio, ya que actualmente cuatro de cada 10 trabajan en la informalidad o no estudian ni trabajan.
"Esa juventud que es nuestra apuesta está desperdiciada”, consideró la directora del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), Moira Paz, y coincidió en que la creación de programas donde la juventud sea incluida "hablará de un futuro y de una menor dependencia a las exportaciones de materias primas”.
Por su parte, la senadora mexicana y presidenta de la Comisión de Igualdad, Diva Gastelum, pidió no descuidar la brecha de género, ya que las mujeres aún continúan presentando menores oportunidades de crecimiento en el campo laboral.
"Los jóvenes quieren dinero, prestigio, sentido de pertenencia, pero lo quieren encontrar muy rápido”, otro factor que los aleja de querer emprender o iniciarse en la formalidad.
Melguizo advirtió que esto es un llamado a la acción, pues la ventana de oportunidad se está terminando. Sin embargo, confía en que el tiempo que queda podría ser suficiente para acelerar la implementación de más políticas de competencias y habilidades que impulsarían sectores clave, como el de tecnología o de manufacturas avanzadas, para dar el salto definitivo al crecimiento.
Sugerencias de la organización
El reporte de la OCDE emitió algunas recomendaciones, como el seguir impulsando la educación secundaria y superior en disciplinas de ciencia y tecnología (STEM, por sus siglas en inglés), pues la cobertura educativa en este rubro en América Latina es de sólo 25%, comparado con China (más del 50%).
También recomienda expandir los programas de competencias y habilidades con más financiamiento del que actualmente pudieran ofrecer.
"Sólo tendrán mayor impacto los que escuchan al sector productivo”, aseguró Melguizo.
La OCDE detectó alrededor de 20 programas que funcionan de esta manera, como Jóvenes con Más y Mejor Trabajo (Argentina), iNNpulsa y Ruta N (Colombia), Pronatec (Brasil), Startup Perú, Startup Chile y el Fondo Nacional Emprendedor (México).
Finalmente, entre otras recomendaciones, propone realizar un seguimiento sistemático a la implementación de este tipo de programas para determinar su funcionamiento o en su caso adaptación según las condiciones de los tiempos.
"Se trata de las primeras generaciones que han crecido en democracias, que se formaron con tecnología. No podemos seguir orientando políticas pensando en los trabajos de hoy. Quizá no sepamos cuáles van a existir, pero sí sabemos qué clase de competencias requerirán”, puntualizó Melguizo.
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