domingo, 17 de febrero de 2013

“Fuegoceros” de La Paz dan vida a los juegos pirotécnicos

El batán de piedra negra pulveriza el carbón al ritmo que le imprimen las manos de Marianela Aliendre. Ella luego agrega salitre y azufre y sigue moliendo hasta conseguir pólvora básica, el ingrediente principal de los fuegos artificiales que fabrica en su taller del callejón Belén, aledaño al mercado del mismo nombre, en la zona de la Rodríguez.

“El batán tiene que ser con esta piedra (negra) porque ésta no saca chispa”, explica esta mujer de 45 años , quien hace 30 ejerce el oficio de “fuegocera”, como se conoce a quienes se dedican a realizar fuegos de artificio usados en diversas fiestas.

Conseguir la pólvora básica es el primer paso de la creación, luego hay que agregar los químicos para conseguir los colores que resaltarán cuando exploten los juegos pirotécnicos.

“Para elegir el color, los ‘fuegoceros’ utilizamos diferentes químicos; si el cliente quiere blanco se necesita aluminio, cobre para obtener azul, nitrato de estroncio para el color rojo y bario clorato para el verde”, dice José Benavides, propietario del taller de pirotecnia Bombas y vecino de Aliendre.

La elaboración de las pólvoras y los colores demanda una semana de trabajo.

Luego se necesitan dos días más para realizar la parte creativa del oficio, dice la propietaria del taller Belén, que heredó el negocio que inició su familia en 1940, cuando Francisco Aliendre Rabelo, más conocido como el Loco Aliendre, puso en práctica lo que le enseñaron unos chinos cuando era joven.

Con una base de cañahuecas, los “fuegoceros” confeccionan varios tipos de juegos pirotécnicos. Utilizan también cartón, papel madera, papel de seda de colores, lana y otros materiales.

Aliendre comenta que los modelos más comunes para los prestes son las ruedas giratorias, las coronas redondas que se elevan silbando al cielo “como mariposas”, las portadas donde ponen las imágenes de santos, el mosaico (un cuadrado de 2x2 metros con “cuadraditos”) y el castillo, similar a una torre de diez metros de alto.

Los talleres no sólo fabrican productos que se encienden. Los morteros explotan ruidosamente, pero no sale fuego, sino mistura. Esos productos son altamente demandados por las fraternidades.

Agenda

En los talleres hay trabajo todo el año, debido a las diversas fiestas, pero la actividad fue intensa durante el carnaval, sobre todo por la pirotecnia que se llevó a Oruro.

Por ejemplo, los productos de los talleres de Aliendre y Benavides animaron los festejos en las graderías que instalaron empresas telefónicas durante las principales fiestas de la ciudad de Sebastián Pagador.

“Para dar inicio al carnaval, Viva, Tigo y ENTEL hacen sus presentaciones en sus butacas”, comentó Wilder Vera Benavides, el sobrino de José. El taller llevó diez baterías aéreas (tubos que explotan en el aire).

Esos productos pueden costar desde 250 hasta 1.200 bolivianos.

Por las fiestas carnavaleras, la agenda de los “fuegoceros” fue muy apretada.

El viernes 1 de febrero viajaron a Warisata, al día siguiente estuvieron en El Alto en el recojo de la Virgen en la velada de Chacaltaya, mientras que otros compañeros del taller viajaron a Copacabana para la fiesta de la Candelaria.

Hoy estarán presentes en la fiesta del Domingo de Tentación. “Pondremos fuegos artificiales desde la Garita hasta el Cementerio General”.

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