viernes, 5 de octubre de 2012

Amparampi, una oportunidad para mujeres de El Alto

La integración y el sentido de comunidad marcan la diferencia en Amparampi, una asociación de mujeres que emigraron del área rural a la urbe alteña y encontraron en este emprendimiento una oportunidad para mejorar sus ingresos.

Para Rosa Queso, fundadora y responsable administrativa de esta microempresa, conformar un grupo de mujeres talentosas para realizar productos a base de fieltro (elaborado con lana de oveja), con diseños originales y calidad de exportación, es un sueño hecho realidad.

Pasaron 14 años desde que recibieron la primera capacitación en esta técnica, con el asesoramiento de un grupo de misioneros laicos alemanes, y 11 desde que crearon las primeras piezas artesanales para vender a Alemania.

“Al principio, éste era un sector olvidado, pero quise que las mujeres migrantes salgan adelante dando a conocer sus habilidades con las artesanías. Se fueron reuniendo de a poco y cada una ponía su creatividad y conocimiento cultural”, cuenta Rosa Queso.

Actualmente trabajan siete mujeres, todas madres de familia, con horarios flexibles para atender sus hogares y, además, cuentan con un espacio en el taller donde pueden jugar sus hijos.

Martha Mamani, encargada de la producción, cuenta que antes no salía de su casa, pero desde que se incorporó a Amparampi pudo realizarse laboralmente y aportar económicamente en su hogar, sin descuidar a sus hijos.

Si bien el producto “estrella” son las pantuflas en diferentes tallas y diseños, también elaboran sombreros, carteras, floreros, llaveros, monederos, collares, aretes, manillas, prendedores, cojines, pulseras y alfombras, entre otros.

Para estas artesanas, la creatividad no tiene límites. El dominio del fieltro les permite experimentar con nuevos diseños que sean funcionales, únicos y coloridos.

El fieltro es un textil no tejido, en forma de lámina, con un revestimiento que lo hace impermeable y resistente al desgarro. Para fabricarlo -explica Mamani- se sobreponen varias capas de fibras de lana de oveja y, con agua tibia y jabón líquido, se unen hasta lograr una pieza de tela.

Es un proceso sencillo, aunque moroso. Por día pueden realizar hasta dos piezas, desde la limpieza de la materia prima hasta el acabado.

Además de la fibra, utilizan cuero de vaca para las plantillas de las pantuflas, hilo de cáñamo para las costuras y tintes que dan vida a estas piezas.

“Una ventaja del fieltro es que calienta pero no humedece el cuerpo; no se encoge, ni se destiñe y además es resistente”, explica Queso.

Felipa Viracocha, responsable del control de calidad, comenta que todos los diseños son elaborados y aprobados entre las integrantes de Amparampi. Todas tienen la posibilidad de innovar y compartir sus ideas.

No obstante, ella es quien determina si el producto final cumple los estándares de calidad. “Tengo que ser bastante rigurosa en mi trabajo. Cuido que las pantuflas tengan el tamaño y forma, y que no haya fallas en los otros diseños”, dice Viracocha, quien agrega que todas las imperfecciones siempre tienen solución.

Al mes llegan a producir alrededor de 70 piezas para el mercado local y exportan entre 200 y 300 piezas a Alemania, Francia y Suiza, especialmente a fin de año.

En 2011, Amparampi ganó uno de los premios del concurso Emprendeideas, de Soboce, por ser un negocio inclusivo con impacto en el desarrollo comunitario.

En su trabajo recibieron el asesoramiento de Andrés Viscarra, consultor de Bolivian American Consulting, para mejorar su capacidad de producción.

Viscarra dice que si bien esta empresa elabora productos de alta calidad en fieltro, necesitan maquinaria para reducir las horas de trabajo con el fin de aumentar el volumen, sin perder el valor artesanal.

Esta idea será implementada en unos meses; pero, mientras tanto, cuatro artesanas se capacitan en esta técnica para integrar la familia Amparampi, en la que las mujeres desarrollan destrezas y dan paso a la creatividad sin límites.

Detalles de los productos de Amparampi
Puntos de venta Los productos Amparampi se ofrecen en la galería Zona Boliviana, en la calle Mercado, esquina Socabaya, N°1080. También se pueden hacer pedidos a Rosa Queso llamando al 71233325, o escribiendo a amparampi@gmail.com.


Pantuflas La línea de pantuflas ofrece diferentes tallas, desde 16 (para niños) hasta 45 (adultos). Los diseños son variados y coloridos. Los precios varían desde 65 hasta 100 bolivianos.


Accesorios Los aretes, pulseras, hebillas, carteras, floreros, cojines con formas de animales, monederos, sombreros, prendedores y collares, entre otros, se ofrecen a partir de 20 bolivianos.


Taller El taller de la Asociación Amparampi se encuentra en el Distrito 5 de El Alto, en la urbanización Germán Busch, calle Fabián Vaca Chávez N° 2085. Las artesanas que trabajan en esta asociación viven cerca del taller y tienen horarios flexibles.



“Lo único que se necesita para trabajar en Amparampi es tener voluntad. La técnica se puede aprender con práctica”.
Rosa Queso, artesana.



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