domingo, 22 de febrero de 2015

Niños formados para ser líderes

Carmen sueña con ver a su hijo convertido en un hombre de éxito y lo cuida como a una joya intocable.

En nombre de ese enorme afecto, sin embargo, ha caído en la sobreprotección de su vástago al punto que pese a estar ya en la etapa de la adolescencia no lo deja hacer nada en casa ni en el colegio sin que ella esté detrás siguiendo sus pasos con tal de resguardarlo de cualquier dificultad que se le pueda presentar.

Vive preocupada por la ropa que debe usar, por los juegos en los que puede o no participar, por las personas o sitios que ella cree que a su hijo le conviene frecuentar y aún sigue realizando varias tareas caseras que él bien puede ayudar a efectuar.

Muchas veces en el afán de cuidar demasiado a sus hijos, algunos padres les ‘apagan’ la iniciativa propia frenando así la posibilidad de que sus niños vayan formándose como potenciales líderes o emprendedores.
Ese es uno de los errores en el que hay que evitar caer, coinciden expertos en sicología y emprendedurismo tras reflexionar que las acciones de los progenitores son indispensables para alimentar la innovación y audacia de sus hijos.

Y es que la línea entre el cuidado y la sobreprotección puede ser rebasada fácilmente por un padre temeroso o una madre ansiosa.“Hay que dejar a los niños resolver problemas, que aprendan a pensar, a equivocarse y a volver a intentarlo”, afirma Paola Sainz, administradora de empresas y asistente de proyectos internacionales de innovación.
Aclara que tomando las previsiones de seguridad necesarias, los adultos pueden ir dejando poco a poco que los niños experimenten ciertos riesgos.

“Los padres pueden ayudar a sus hijos a buscar respuestas en vez de dárselas sin esfuerzo. La lúdica y la resolución de problemas incentivan el liderazgo y el espíritu emprendedor”, señala. En ese sentido aconseja dar responsabilidades a los pequeños, dejarlos investigar y descubrir cosas.

“Ser emprendedor consiste precisamente en eso, en hacer cosas, crear o empezar algo, no solamente empresas, sino también metas y objetivos para hacerlos realidad”, insiste Sainz, quien se desempeña actualmente como jefe de carrera de Administración de Empresas de la Universidad de Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA).

Una alternativa puede ser, según esta experta, incentivar a los hijos a iniciar proyectos de cualquier índole y a ejecutarlos hasta el final, superando las dificultades que aparezcan en el trayecto.

Dichos proyectos pueden variar según las edades e intereses y no necesitan ser nada complicados. Por ejemplo, hacer un campamento en el jardín para pasar la noche puede ser ya un primer desafío para el fin de semana.

Despertar la curiosidad
Los niños, a cierta edad, hacen muchas preguntas. Les divierte saber cosas. Los padres pueden aprovechar esa natural curiosidad e incentivarlos a descubrir sus propias respuestas.

Plantearles las siguientes interrogantes pueden ser útiles para ejercitar la imaginación y creatividad de los infantes: ¿Por qué crees vos que pasa eso?, ¿qué harías vos en su lugar?, ¿de dónde crees que viene?.

“Los niños son creativos por naturaleza y de seguro tendrán respuestas sorprendentes para esas preguntas. Ser un buen líder o emprendedor es una cuestión de actitud entonces hay que fomentar eso”, dice Sainz, a la vez especialista en recursos humanos y tecnología educativa.

Entretanto, la sicóloga Virginia Urrutia recomienda a los padres que no estén las 24 horas pensando en satisfacer hasta los requerimientos más mínimos de un hijo. “Hay que darle espacio a la necesidad y que el niño sienta que requiere ciertas cosas, pues en la necesidad se desarrolla el ingenio”, observa Urrutia en un artículo del portal Educar Chile.

Cuanto antes, mejor
Nunca es tarde para hacer algo y orientar a los hijos a adoptar actitudes proactivas. Sin embargo, cuanto antes se empiece mejor.

“Educar en la actitud emprendedora y el liderazgo es como educar para una correcta alimentación y mejor desde la niñez”, afirma Paola Sainz.

No obstante, observa que también es posible lograr cambios en la adolescencia o juventud. “La frase más perjudicial es: "Yo no puedo” y eso hay que combatir” alerta esta especialista.

Dalia Muñoz, orientadora familiar considera que la edad ideal para comenzar a tratar esos temas con los niños es a partir de los cinco años, porque es cuando el cerebro está desarrollándose y es, además, una etapa en la que éstos comienzan a interactuar, a compartir y a trabajar en equipo.

Ayudarlos a emprender retos
Otra forma de ayudar a una persona a ser emprendedora desde corta edad es motivarla a la creación de actividades productivas
A través de juegos o tareas sencillas se puede enseñar a los niños el valor del dinero y la importancia de ahorrarlo, invertirlo y usarlo de manera productiva.

Se puede empezar con cosas prácticas. Por ejemplo, vender dulces, limonada o galletas desde el garaje de la casa, pasear o cuidar mascotas o bien hacerse cargo de responsabilidades simples de la casa a cambio de una pequeña remuneración. De esa forma, los pequeños pueden tener su primer acercamiento con un negocio, el dinero y la administración del mismo.

“Con pequeñas acciones un hijo puede convertirse en un gran líder. Descubra sus talentos y trate de potencializarlos. Se debe fomentar en ellos hábitos que luego se conviertan en fortalezas para crear y dirigir sus propias empresas como puntualidad, honestidad, tolerancia y trabajo en equipo.

Además debe tener claro de que aquel que no tenga una idea, tendrá que trabajar para quien sí la tiene”, aseguran especialistas consultados por CNN Expansion.

¿Seguidores o líderes?
“A veces como padres, queremos que nuestros hijos sean obedientes, ya que es más fácil lidiar con niños que no cuestionan la autoridad. Pero tenemos que preguntarnos: ¿Queremos que nuestros hijos sean seguidores o líderes? Tengan conciencia de sus actos en el día a día para ver qué tipo de comportamiento están reforzando”, afirma Adriana de Souza experta en gestión de recursos humanos, citando frases del conferencista Roberto Shianishiki.

Esta profesional enfatiza que para promover el liderazgo en los niños se debe inculcar en ellos la confianza en sí mismos.

“Nosotros podemos colaborar en eso desde que elegimos el colegio (entre uno que promueve a las competencias individuales o el comportamiento uniforme) pero principalmente en nuestra interacción diaria con ellos”, dice.

Cree que hay que potenciar las fortalezas de los hijos. “Sobreexigir es tan perjudicial como sobreproteger.

Para que una persona logre un liderazgo que transcienda, es fundamental que se conecte con su talento, con lo que le gusta realmente”, reflexiona

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