lunes, 12 de junio de 2017

Sin miedo comparte tu idea de negocio

¿Cómo lo se? Esta es una pregunta que me hacen todo el tiempo como Director de Socialab México, una plataforma de incubación de empresas sociales en la cual, para participar, todos los emprendedores tienen que subir sus propuestas a nuestra plataforma de innovación abierta, donde cualquiera la puede leer.

Aunque entiendo hasta cierto punto de dónde viene la lógica de querer proteger tu gran idea, la realidad es que este miedo es algo que los emprendedores tenemos que superar, y pronto.

Si tú tienes una idea que consideras tan buena que no puedes compartir, por lo que te la guardas para ti solo, es como si la tomaras y la metieras en una caja fuerte donde nadie puede tener acceso a ella. Estará perfectamente segura, pero también se quedará perfectamente guardada y muy lejos de poder convertirse en algo real.

La gran ventaja de compartir tus ideas, ya sea aplicando a una convocatoria como las de Socialab, o con tus amigos, presentándosela a un profesor, o como quiera que se te ocurra, es que al hacerla pública, estás automáticamente más cerca de que esa idea se haga realidad.

Al compartir tus ideas, pasan muchísimas cosas que no te imaginas, quizá una de las personas que te escucha conoce a alguien que te puede ayudar a desarrllarla, o quizá haya alguien que le guste tanto la idea que quiera sumarse y apoyarte, o simplemente vas a saber que ya le contaste a la gente y no te puedes echar para atrás.

Sea lo que sea, la realidad es que tu idea está mucho más cercana a ser real cuando la compartes que cuando la tienes guardada solamente para ti.

¿Y el riesgo de que alguien me copie?

Ha llegado el momento de que rompamos el gran tabú de que las ideas son lo más valioso que existe. Durante mucho tiempo hemos escuchado cómo, con “una gran idea”, tal emprendedor se volvió súper exitoso, o cómo “ésta fue la idea que revolucionó la industria”. Ya escuchamos estas historias tantas veces que le dimos un valor desproporcionado a las ideas, y nos olvidamos de un concepto clave: las ideas por sí solas no valen nada.

Suena duro decirlo, pero las ideas no tienen valor, lo que las vuelve importantes es la capacidad con la que se ejecutan. La verdad es que no somos tan especiales como creemos, todos en algún momento hemos tenido ideas y es muy probable que allá afuera haya más personas con pensamientos muy parecidos a los nuestros. Lo que nos hace diferentes a los demás, es qué tanto podemos llevar esas ideas a la realidad.

Ahora con lo anterior responde, ¿quién crees que va a ganar? Aquél que tuvo una gran idea, o aquél que tuvo una idea (aunque quizá no haya sido tan buena) pero trabajó durísimo para hacerla realidad, consiguió los contactos y recursos que necesitaba, y nunca se rindió hasta materializar lo que en algún momento se imaginó.

¿Pero existe un riesgo real?

Una cosa es que nos vayan a robar una idea, y otra muy distinta es que nos vayan a robar la propiedad intelectual que hemos desarrollado, ya sea una fórmula, un proceso, un desarrollo de tecnología, incluso una marca.

Todos estos ejemplos son el fruto de mucho trabajo que viene después de tener una idea, y aquí todo tiene sentido, querernos proteger con patentes, registros de propiedad intelectual, y otras herramientas de protección.

Muchos tuvieron la idea de hacer un buscador en Internet, pero fue solamente uno el que tuvo la capacidad de desarrollar los algoritmos necesarios para que ese buscador te diera los resultados que querías. Este tipo de historias r efuerza lo importante que es la capacidad que tienes de pasar de una idea a la acción.

¡La mejor forma de superar un medio es enfrentándolo! Qué esperas, comparte tus ideas y estarás mucho más cerca de que se conviertan en algo real.



LO MÁS PELIGROSO PARA TU IDEA ERES TÚ

Así es, lo más peligroso para tu idea no es que alguien la escuche y te la copie, o que tu competencia te la quiera robar, lo más peligroso eres tú, y por varias razones:

1. Por guardarla y nunca hacer nada con ella. Esta es la principal causa de muerte de las ideas. ¿Qué estás esperando? ¡Aviéntate!

2. No ser lo suficientemente bueno para llevarla a cabo. No quise herir tus sentimientos, pero es la verdad, hay muchas posibilidades de que te equivoques, no consigas los recursos y herramientas necesarias y no puedas llevar tu idea a la realidad.

3. Enamorarte tanto de tu idea y no te des cuenta de que no sirve. ¿Qué? Lo más probable es que la idea que hoy tienes en la cabeza tenga que cambiar mil veces, adaptarse y crecer para llegar a ser un emprendimiento exitoso. Pero si estás enamorado de ella no vas a darte cuenta, no tendrás la capacidad de insistir, y probablemente, tú mismo llevarás tu idea al fracaso.

Ojo: esto no quiere decir que no deberías de intentarlo, si no todo lo contrario, aunque las estadísticas estén en tu contra, lo mejor que puedes hacer es pasar el menos tiempo posible entre tener la idea y empezar a tomar acción.

Si logras esto, y tienes los ojos abiertos, te darás cuenta rápidamente de lo que no funciona, y si logras hacer los cambios necesarios y adaptar tu idea, entonces estarás mucho más cerca de convertirla en un emprendimiento exitoso.

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