La suspensión de las celebraciones del Carnaval provocó pérdidas “incuantificables” para diferentes actividades económicas. El turismo tiembla junto con los rubros hotelero, gastronómico y artesanal, que viven de los ingresos que generaba esta fiesta.
Una investigación del Centro Boliviano de Estudios Económicos (Cebec), elaborada por la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco), difundido la pasada semana, destacó que a nivel nacional, la fiesta de Carnaval genera un movimiento económico anual de Bs 205 millones en el país por la confección de trajes, consumo gastronómico, contratación de grupos musicales, entre otras actividades. Recursos que este año no se captaron.
En el caso del turismo, las entradas carnavaleras en Oruro, Santa Cruz, La Paz, Tarija y Cochabamba generaban un importante flujo de viajeros y turistas con un efecto multiplicador para diferentes actividades económicas. No obstante, por la suspensión de las fiestas, las crisis en el sector se han profundizado.
“Realmente estamos muy afectados (…). Para nosotros es gravísimo porque no tenemos un ingreso real y serio desde hace más de un año y todo lo que se podía generar por el Carnaval se ha dejado de generar”, comentó a LA RAZÓN el presidente de la Cámara Nacional de Operadores de Turismo (Canotur), Raúl Calvimontes.
Hasta el pasado año, la actividad que más dinero ha generado es la entrada del Carnaval de Oruro, con $us 35 millones; seguida del corso cruceño, con $us 10 millones, y el corso de corsos de Cochabamba, con $us 5 millones, cada una con sus características regionales, conforme a datos del Viceministerio de Turismo.
Según Calvimontes, en estas fiestas no solo se incrementa el flujo de turistas sino también se genera un movimiento económico que involucra servicios de transporte, restaurantes, hoteles, artesanos bordadores, músicos, guías, productores y comerciantes, los cuales a la fecha son también los más afectados.
“Entonces, es un tema muy delicado, estamos cada vez peor, prácticamente el sector de turismo está muy afectado, muy dañado, muy golpeado”, sostuvo.
El 2 de febrero pasado, mediante el Decreto Supremo 4460, el Gobierno de Luis Arce restituyó la exigencia de visas para ciudadanos de Estados Unidos e Israel que quieran ingresar a Bolivia, las cuales fueron suspendidas durante la gestión transitoria de la expresidenta Jeanine Áñez con el objetivo de alentar el turismo.
“Prácticamente fue el tiro de gracia, porque ahora sí no sabemos qué vamos a hacer”, criticó el presidente de Canotur.
Explicó que frente a las restricciones impuestas en varios países de Europa y Asia, se tenía como alternativa la visita al país de viajeros provenientes de Estados Unidos pero que con la aplicación de visas, la situación se complica, “entre todo esto, era una luz al final del túnel pero ahora con las visas se ha cerrado”.
Por ello, dijo que el futuro del sector turismo es “totalmente incierto, si a un principio era preocupante, ahora es crítico”.
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