Los potenciales inversores en una nueva empresa de fuerte crecimiento no quedarán satisfechos con el mero hecho de leer un Plan de Negocio. Normalmente, desearán participar en su preparación antes de implicarse en la nueva empresa. Antes de apoyar, asesorar y aportar su conocimiento industrial y sus redes de relaciones, querrán conocer ciertas cosas acerca de las personas que están detrás de la idea: ¿Realizan sus tareas con confianza? ¿Demuestran tener cualidades de gestión y comunicación? ¿Son personas abiertas y honestas? ¿Poseen experiencia en el sector? Y por último, y no por ello menos importante, ¿son personas capaces y dispuestas a poner sus ideas en práctica?.
En esta fase, es de vital importancia no perder de vista el conjunto de la situación. No perderse en detalles. Para ello, el Plan de Negocio nos será de gran utilidad: debemos considerar y sopesar los riesgos que conlleva nuestra idea. Debemos estar preparados para cualquier imprevisto y aprender a pensar en "escenarios". Debemos preparar planes y presupuestos iniciales para las funciones más importantes de la empresa: desarrollo, producción, Marketing, distribución y financiación. Y, por supuesto, tendremos que tomar numerosas decisiones: ¿a qué clientes o segmentos de clientes nos dirigimos? ¿Qué precio vamos a poner a vuestro producto o servicio? ¿Cuál es la mejor ubicación para vuestra empresa? ¿Llevaremos a cabo nosotros mismos la producción o buscaremos la cooperación de terceros? Etcétera, etcétera.
Además de los inversores, tendremos que hablar también con muchos especialistas: abogados, consultores fiscales, empresas de estudios de mercado, agencias de publicidad... También deberemos ponernos en contacto con nuestros clientes potenciales con el fin de comenzar a valorar el tamaño de nuestro mercado potencial. Deberemos encontrar proveedores y, quizás, firmar los primeros contratos. Y, por supuesto, deberemos conocer lo mejor posible a nuestros competidores
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