Debido a la venta de ropa usada, en el último año, la producción de mercadería y los empleos que generan las llamadas mañaneras de la zona Max Paredes en La Paz cayeron a más del 50%, relataron ayer a La Razón las productoras de prendas nacionales.
Desde las 6.00, decenas de mujeres que confeccionan y venden ropa nacional se instalan en las calles Illampu, Isaac Tamayo y Tumusla. Por cuatro horas, esperan que la venta sea mejor que la del día anterior. Sin embargo, afirman que con las ampliaciones para la venta de ropa usada, su situación es complicada.
“Ya no hay venta para nosotros. Antes vendíamos en su precio, pero ahora hemos rebajado. Por cada chamarra perdemos Bs 10”, contó Luisa Laura, mientras recogía su mercadería.
Sin embargo, éste es sólo uno de los problemas por los que atraviesan los productores nacionales. Muchos tuvieron que reducir el número de empleados que tenían a su cargo porque los recursos económicos no eran suficientes para pagar los sueldos.
“Hemos reducido empleados a la mitad por la ropa usada y por la ropa importada que llega de China. Antes teníamos 20 empleados, ahora sólo 10. Algunos han tenido que dedicarse al contrabando de la ropa china y a otros oficios”, señaló Virginia Belmonte, otra microempresaria.
El mayor perjuicio se genera en la diferencia de precios que existe entre una prenda que es usada y otra nueva de industria nacional. Fany Toledo, que vende en la Tumusla, explicó que una chamarra usada para un niño pequeño cuesta un boliviano; pero si es nueva y de industria nacional cuesta Bs 35. “La gente ya no viene. Nosotros damos trabajo a las vendedoras de telas, a las de los botones, taxistas, empleados que manejan máquinas de coser. Antes trabajábamos con seis empleados. Ahora sólo tenemos uno porque la venta ha bajado”.
Agregó que hasta el 2008, su microempresa producía 12 docenas de prendas al día y que ahora sólo llegan a la docena.
Viviana Orozco, que vende ropa en la Isaac Tamayo, dijo que antes de que la ropa usada ingrese al país llegaba a vender entre 10 y 12 prendas al día. Hoy sólo llega a cinco. “Los fines de semana (la venta) sube un poco más”.
Algunos, como Naty Salazar, están optando por llevar la ropa que producen hasta el oriente.
El martes vence el plazo para la venta de ropa usada y el Gobierno dará a conocer ese día si dará o no más tiempo a esa actividad. Las mañaneras coincidieron al señalar que, tras varias extensiones, el Gobierno debe dar una solución al problema y decomisar la ropa usada.
El presidente del Comité de Comercializadores de Ropa a Medio Uso de La Paz, Félix Flores, dijo que las pérdidas denunciadas son una falsa apreciación y que los responsables son los mismos productores que se dedicaron al contrabando cuando “había grandes fábricas”. Ratificó que el Gobierno prometió al sector que se ampliaría por un año la venta de las prendas a medio uso.
Desde las 6.00, decenas de mujeres que confeccionan y venden ropa nacional se instalan en las calles Illampu, Isaac Tamayo y Tumusla. Por cuatro horas, esperan que la venta sea mejor que la del día anterior. Sin embargo, afirman que con las ampliaciones para la venta de ropa usada, su situación es complicada.
“Ya no hay venta para nosotros. Antes vendíamos en su precio, pero ahora hemos rebajado. Por cada chamarra perdemos Bs 10”, contó Luisa Laura, mientras recogía su mercadería.
Sin embargo, éste es sólo uno de los problemas por los que atraviesan los productores nacionales. Muchos tuvieron que reducir el número de empleados que tenían a su cargo porque los recursos económicos no eran suficientes para pagar los sueldos.
“Hemos reducido empleados a la mitad por la ropa usada y por la ropa importada que llega de China. Antes teníamos 20 empleados, ahora sólo 10. Algunos han tenido que dedicarse al contrabando de la ropa china y a otros oficios”, señaló Virginia Belmonte, otra microempresaria.
El mayor perjuicio se genera en la diferencia de precios que existe entre una prenda que es usada y otra nueva de industria nacional. Fany Toledo, que vende en la Tumusla, explicó que una chamarra usada para un niño pequeño cuesta un boliviano; pero si es nueva y de industria nacional cuesta Bs 35. “La gente ya no viene. Nosotros damos trabajo a las vendedoras de telas, a las de los botones, taxistas, empleados que manejan máquinas de coser. Antes trabajábamos con seis empleados. Ahora sólo tenemos uno porque la venta ha bajado”.
Agregó que hasta el 2008, su microempresa producía 12 docenas de prendas al día y que ahora sólo llegan a la docena.
Viviana Orozco, que vende ropa en la Isaac Tamayo, dijo que antes de que la ropa usada ingrese al país llegaba a vender entre 10 y 12 prendas al día. Hoy sólo llega a cinco. “Los fines de semana (la venta) sube un poco más”.
Algunos, como Naty Salazar, están optando por llevar la ropa que producen hasta el oriente.
El martes vence el plazo para la venta de ropa usada y el Gobierno dará a conocer ese día si dará o no más tiempo a esa actividad. Las mañaneras coincidieron al señalar que, tras varias extensiones, el Gobierno debe dar una solución al problema y decomisar la ropa usada.
El presidente del Comité de Comercializadores de Ropa a Medio Uso de La Paz, Félix Flores, dijo que las pérdidas denunciadas son una falsa apreciación y que los responsables son los mismos productores que se dedicaron al contrabando cuando “había grandes fábricas”. Ratificó que el Gobierno prometió al sector que se ampliaría por un año la venta de las prendas a medio uso.
“Hemos reducido los empleos a la mitad por la venta de ropa usada y de ropa china. Antes teníamos 20 empleados, ahora sólo 10”.
VIRGINA BELMONTE, microempresaria.
VIRGINA BELMONTE, microempresaria.
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