Primero fue la escasez de dólares, después se le sumó la falta de combustible y ahora los bloqueos. Todos estos factores han puesto en terapia intensiva a las medianas y pequeñas empresas del país. La Confederación de la Pequeña y Microempresa de Bolivia (Conamype) informó que, de un universo de más de 200.000 unidades productivas en el país, el 40% tiene un cierre temporal, el 45% trabaja con el 30% de su capacidad y el 15% han quebrado.
Juan Carlos Vargas, secretario general de Conamype, en un contacto con EL DEBER dijo que como resultado de “una mala administración de la economía del país” las micros y pequeñas empresas (mypes) vienen atravesando un impacto negativo en su economía.
“Producto de ello es que nuestras ventas, en este momento, han caído un 20% por todos estos factores: la subida del dólar y la dificultad de acceder a las materias primas e insumos, entre otros”, manifestó el dirigente.
Agregó que los emprendedores de estas unidades productivas, que están parcialmente cerradas, están viendo la manera de subsistir porque las exigencias familiares como la salud y alimentación los obliga a seguir trabajando llevándolos a lo informal.
“De una u otra manera tenemos que seguir trabajando y esto nos lleva a un trabajo más informal. Por eso es que se ve en nuestras calles y avenidas ferias informales, todo esto producto de que el Estado y las autoridades regionales no fomentan el desarrollo productivo”.
Vargas agregó que vienen denunciando esta crisis económica, en el sector productivo, desde hace 10 meses atrás y lamentó que las autoridades, sobre todo el Gobierno nacional, hizo caso omiso de los pedidos y prefirió la pelea política antes que el debate por mejorar la economía.
“Las unidades productivas están quebrando y cerrando debido a grandes dificultades que tenemos como, por ejemplo, pagar los créditos. Además, la banca está a punto de rematar el otro poco patrimonio que aún tenemos”, indicó el dirigente de las mypes.
También agregó que el informalismo en su sector está creciendo y muchos productores tienen que buscar otro ingreso debido a la paralización de su unidad productiva. Incluso, lamentó Vargas, algunos emprendedores de sectores, como el manufacturero, no han podido vender sus maquinarias ni siquiera “a precio de gallina muerta”.
En Santa Cruz
Felix Huaycho, dirigente de la Federación Departamental de la Micro y Pequeña Empresa (Fedemype) de Santa Cruz, dijo que de unas 4.000 unidades productivas que tienen a nivel departamental, el 70% pasó al sector informal debido a la actual crisis económica. Los sectores más afectados por esto son el textil, calzados y alimentos.
“Los que teníamos licencia de funcionamiento y NIT, lamentablemente hemos tenido que cancelar esas inscripciones y ahora tenemos cuentas pendientes en Impuestos Nacionales”, dijo Huaycho en un contacto con EL DEBER. Además, lamentó que el 80% de las unidades productivas en la región han despedido personal y trabajadores.
Ismael Quispe, productor en confección de jeans, contó lo complicado que es mantenerse en el sector formal porque los costos en lo que viene a ser la materia prima, hilos y telas, se han duplicado y ya no da para competir en el mercado.
“Se está en lo formal e informal y la mayoría de los productores textiles, por ejemplo, han disparado al lado de la frontera argentina. Pero pasa lo siguiente, si actuamos de manera formal no nos da para sustentar nuestra producción. Ahora, por ejemplo, muchos talleres han tenido que cerrar porque sacando costos: una prenda que vendíamos entre Bs 50 y Bs 60, ahora se la tiene que vender a Bs 120 y Bs 150”, dijo el productor textil y lamentó que el Gobierno nacional no los quiera ayudar para combatir el contrabando de ropa usada.
La Aduana Nacional en diferentes comunicados resaltó que se combate el contrabando de ropa usada e incluso aseguran que la misma puede contener polvo, polen, químicos o cualquier partícula dañina, ya que se expone a la intemperie sin cuidado o control.