lunes, 26 de junio de 2017

Brotan semillas en el campo de la ciencia y la innovación

Bolivia, en materia de innovación, va a la zaga con respecto a otros países, según el Índice Mundial de Innovación 2017 publicado recientemente por el portal en internet BBC Mundo, que nos sitúa este año en el puesto 106 entre las 130 naciones evaluadas, escalando tres puestos con respecto a su posición del año pasado (109), muy lejos de Suiza (el primero en la lista) y de Chile, que figura en el peldaño 46 como el país más innovador de América Latina.


El estudio, elaborado por la Universidad Cornell de EEUU, la escuela de negocios Insead y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), mide la innovación sobre la base de las instituciones, el capital humano, las investigaciones, las infraestructuras, las relaciones, la creación de conocimiento y la creatividad.


Las evaluaciones se realizan cada año a las economías de 130 países teniendo en cuenta una docena de parámetros, desde el gasto en educación hasta los niveles de inversión en desarrollo, afirmó a BBC Mundo Francis Gurry, director general de la OMPI.


El ‘top ten’ lo lidera Suiza, escoltado por Suecia, Países Bajos, EEUU, Reino Unido, Dinamarca, Singapur, Finlandia, Alemania e Irlanda (ver infografía).


Según los entendidos, las razones del rezago boliviano apuntan a una falta de políticas de Estado, a la poca capacidad empresarial para aprovechar los avances tecnológicos, además de una baja inversión pública y privada en investigación, desarrollo e innovación.

Surge estímulo al potencial
No todo es negro en este campo, pues han surgido iniciativas importantes de personas e instituciones bolivianas conscientes de que innovar es sinónimo de crecer; sus proyectos ya son una realidad, solo que no han sido difundidos lo suficiente para llegar a la comunidad.


Es el caso de los Clubes de Ciencia impulsados por el científico boliviano doctorado en Harvard, Mohammed Mostajo Radji, cuya iniciativa nació con la pregunta “¿Cómo inspiramos a los jóvenes a hacer ciencia?” Y la respuesta creó un movimiento en todo el continente. “Ahora tenemos a un equipo excelente de jóvenes profesionales de distintas áreas que están enfocados en mejorar las oportunidades para la nueva generación. Queremos científicos en todas las ramas de la sociedad: en las universidades, en las empresas, en el Gobierno, en la banca. Que la próxima vez que se tomen decisiones importantes, estas se hagan con una visión crítica de datos y aplicando el método científico”, dijo Mostajo.


En criterio de este científico, que trabaja en un centro para la Medicina de Regeneración y la Investigación de Células Madre en EEUU, no solo Bolivia está a la zaga en temas de ciencia, tecnología e innovación, sino Latinoamérica entera con relación a otras regiones.


“En América Latina vive un 10% de la población mundial y producimos menos del 4% de la ciencia. En contraste, Estados Unidos produce un 20% de los reportes científicos, y Europa, un 30%. Dicen que el problema es la falta de dinero, pero esto no es cierto. Bolivia ha invertido en educación y seguimos en los últimos lugares en innovación. Esto claramente nos dice que es un problema de políticas de Estado y no de capital económico. Hace más de un año y medio que hubo una reunión de científicos radicados en el exterior con el Gobierno boliviano y se habló de la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y de agencias de gobierno que respalden y financien distintas ramas científicas de interés nacional, pero hasta el momento no hemos visto avances”, manifestó Mostajo.

Iniciativas privadas
En el foro económico Educar para emprender, realizado el 6 de junio en la Cainco, su presidente, Jorge Arias Lazcano, dijo que la innovación y las ciencias tecnológicas constituyen la cuarta revolución industrial y surge otra vez la pregunta: “¿Cómo estamos formando a los jóvenes bolivianos para responder al nuevo desafío?”
“Nuestro futuro depende de la capacidad de producir ideas y conocimientos, y transformarlos en productos de alta complejidad económica. Por eso, desde Cainco hemos creado Santa Cruz Innova, la primera agencia de innovación de nuestro país, que promoverá la generación y el intercambio de conocimientos para lograr el desarrollo de actividades creativas”, señaló Arias.


Otra empresa que apuntala la tecnología es Sawers (en Cochabamba), que trabaja específicamente en la fabricación de impresoras 3D y prototipos digitales con manos bolivianas. Además ofrece servicio de impresión en tres dimensiones en diversos materiales, como fibra de carbono, todo tipo de plástico, en objetos translúcidos, en los que cambian de color con la temperatura o luz ultravioleta, plata, cobre, etc.
“Me parece que la posición en la que sitúan a Bolivia a escala internacional no es muy atinada; creo que es una falta de conocimiento de lo que ocurre en nuestro país. Acá existen muchas empresas, institutos y personas innovadoras que trabajan constantemente y nosotros (Sawers) somos uno más dentro de ese gigante semillero. Empezamos en 2012 con la fabricación de impresoras 3D para uso en Bolivia; hace dos meses lanzamos una impresora 3D que puede imprimir en tres materiales diferentes al mismo tiempo y en tres colores en la U Adventista de Vinto”, indicó Johnny Chiri, gerente general de Sawers.

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