viernes, 24 de marzo de 2017

Lilia, la valiente fabricante de chocolates

Lilia Reyesvilla tiene poco más de 40 años y un grado alto de hipoacucia. Oye muy poco, salvo que lleve puesto su audífono. Pese a esta condición, Lilia no tiene mucho problema para comunicarse, pues desde niña desarrolló la capacidad de leer los labios. Hace unos años, encontró su vocación: hacer chocolates y tal es su amor por el oficio que sus productos resultan una tentación difícil de rechazar.

"Hace más de cinco años, una amiga de mi hermano me enseñó a hacer chocolates. Desde entonces me interesó fabricarlos. Con el paso del tiempo empecé a venderlos primero en mi casa. Luego, con mis parientes”, cuenta Lilia, quien recibió al quipo de Página Siete en su casa, en Sopocachi, el lugar donde fabrica y expone sus productos.

De hecho, el día de nuestra visita, su comedor estaba repleto de cajitas en forma de corazón que albergaban chocolates de diversas formas y colores. También habían tazas que, cual si fueran floreros, resguardaban docenas de flores de chocolate, además de una simpáticas tarjetas que elaboró para la Navidad, otra de sus habilidades.

"Con los años comencé a ganar mayor experiencia y cuando vi que los chocolates me salían bien, los comencé a vender en la calle”, recuerda. De esa forma fue que cargada de una canasta repleta de chocotejas, se fue a vender a la plaza España, luego a la plaza Avaroa y posteriormente al Obelisco. "Muy poca gente me compraba. Hasta que me fui al edificio de Correos, donde me fue mejor, pero estar parada tanto tiempo me cansaba mucho”, dice.

Eso la llevó a buscar nuevas formas para comercializar sus productos, que en la actualidad se han convertido en su ingreso y le permiten vivir con tranquilidad. De esa forma, identificó en el calendario los días festivos. Fue entonces que comenzó a hacer grandes cantidades para venderlos en fechas como el Día de la madre, del padre, del niño, San Valentin o Navidad.

"Empezó a irme mucho mejor. El resto del año hago chocolates pero no tanto como para las fechas”, explica esta valiente emprendedora.

"Me gusta hacer chocolates porque es mi propio trabajo, nadie me molesta y yo los hago feliz”, cuenta Lilia, quien antes había intentado ganarse la vida con otros oficios como el de niñera, profesora de lenguaje de señas o la elaboración y venta de velas, que le generaban ingresos mucho más reducidos.

"En la actualidad, dado que no formé mi propia familia, vivo con mis hermanos mayores, que se encuentran delicados; es así que me tuve que hacer cargo de muchas responsabilidades”, dice.

"Como nuestra situación económica es precaria, tengo que ver la manera de ganar dinero, y, entre otras cosas, elaboro chocolates artesanalmente y la venta de los mismos alivia un poco dicha situación”, agrega.

A la fecha Lilia ha ganado un puñado de admiradores de sus chocolates, entre los que se encuentran sus dos hermanos Wálter y John. "Mis hermanos me hacen mucha propaganda”, comenta.

De hecho Wálter Reyesvilla, conocido en el ámbito del rock y de la política como Puka, destaca que Lilia "no escatima ingredientes en los chocolates por lo cual son productos de alta calidad, de precio accesible y de sabor delicioso. Demás está decir que los realiza con mucha higiene”, comenta.

"Si hay algo que valoro de mi hermana es la determinación que tiene para hacer sus cosas y su sensibilidad humana”, agrega Puka. Esa determinación le llevó hace unos años a terminar sus estudios en CEMA, donde la educación no está pensada para personas con capacidades especiales.

Sin embargo, esto no fue un obstáculo, pues Lilia finalizó sus estudios con las más altas notas.

"No pude terminar mis estudios durante mi adolescencia y juventud porque en el colegio vivía mucha discriminación. La educación allí tampoco está pensada para personas como yo”.

En la actualidad, la fabricación de chocolates le permite vivir dignamente. De tal forma que en sus ratos libres Lilia puede darse una escapada de paseo o juntarse con los amigos para ver películas subtituladas o escuchar música.

"Me gusta escuchar rock o electrónica, pero como mi pérdida de audición continúa, no puedo escuchar las letras de las canciones como tampoco reconocer los sonidos de los instrumentos”, dice. Sin embargo, bandas como los Rolling Stones, The Beatles o Deep Purple y Dj’s como Tiesto, Armin Van Buuren o David Guetta le acompañan cada vez que inicia la elaboración de sus chocolates.


No hay comentarios:

Publicar un comentario