domingo, 17 de julio de 2016

La joven emprendedora, entre el sector informal y la “venta al detalle”

Joselyn Rodríguez tiene 23 años y vende ensalada de frutas con yogur que ella misma prepara. Son las 12:00 y se cubre la cara del sol con un gorrito blanco. A sus pies reposan tres canastas de plástico.

En estas cestas están los vasos en los que vende su producto, en cercanías de la calle Tumusla, entre la plaza Garita de Lima y de la plaza Alonso de Mendoza. "Me siento orgullosa porque es mi negocio propio”, dice con voz firme.

Como ella, muchas jóvenes emprendedoras buscaron la forma de generar ingresos para sostener a su familia, pagar sus estudios, "sacar adelante a sus hijos”, "ayudar en la economía familiar” sostenida por sus esposos, para independizarse y salir adelante a pesar de los escenarios adversos que se les presentaron.

Hace dos años, Joselyn se formaba en enfermería pero cuando se embarazó tuvo que abandonar los estudios y buscar otro rubro en el cual desenvolverse. Desde hace dos meses, cada día sale a las calles con sus tres canastas plásticas y comercializa 60 vasos de yogur con fruta.

Su esposo es mecánico, pero -dice- nos les alcanza con el sueldo que gana. Ella quiere volver a las aulas. "He empezado por necesidad, para sostener las pensiones de mis estudios”, confiesa.
Emprender un negocio

Según datos de la fundación Ser familia, la edad de una mujer influye sobre su interés de emprender un negocio. Las "jóvenes mayores” son las que pasan más tiempo fuera de las actividades del hogar y están "más disponibles” para emprender negocios. Estos datos fueron relevados por esa fundación a partir de literatura sobre el tema.

Además, entre los resultados de ese trabajo está que la mayoría de las emprendedoras en Bolivia tiene entre 24 y 44 años; que el 70% de las mujeres emprendedoras está casada o vive en pareja; que al empezar un negocio, el 38,6% de las mujeres tiene ingresos familiares medios de entre 1.000 a 2.000 bolivianos al mes; y que el 65% tiene 12 o menos años de educación escolar.

Sobre la avenida Buenos Aires, donde finaliza la feria de la Uyustus, Judith Quisbert ofrece colgadores de ropa. Mientras cuenta su historia tiene en la mano derecha un alicate y en la izquierda un alambre. "Mi esposo y yo somos artesanos”, cuenta. Tiene 24 años y hace de forma manual colgadores de ropa de todo tamaño.

Relata que ella y su pareja decidieron emprender con este negocio hace siete años, cuando apenas eran novios (está casada hace cuatro años). "A veces hay venta, a veces no, pero es nuestro propio negocio”, afirma Judith, quien es bachiller. Para el futuro quiere seguir los pasos de su pareja, quien estudia contabilidad.

Cada uno de ellos gana 3.000 bolivianos, en promedio. Ella confiesa que le gustaría crear una empresa grande de venta de colgadores de ropa. Cada rollo de alambre -su materia prima- les cuesta 600 bolivianos.
Asumir riesgos

A partir de los datos relevados por Ser familia, esta fundación realizó el estudio Perfil de la joven emprendedora urbana en Bolivia, en el cual se presentan algunas conclusiones a partir de testimonios de mujeres emprendedoras de La Paz y El Alto, principalmente de zonas periurbanas. El rango de edad que se tomó en cuenta para el trabajo es de 18 a 35 años.

Entre los principales resultados del estudio está que el 70% de las entrevistadas tiene una o más emprendedoras "exitosas en su entorno inmediato”; que el 87% ya tenía conocimientos y habilidades en el rubro de negocios que escogieron; que la mayoría está dispuesta a asumir riesgos en un promedio de ocho puntos en una escala del uno al 10.

Para Bethânhia Alcázar, una joven emprendedora de 28 años, la clave del éxito antes de emprender es estudiar el área donde se incursionará, además de tener la iniciativa y ganas. Esto permitirá, afirma, generar un buen emprendimiento. Ella inició hace tres años un negocio de joyas hechas a partir de varillas de vidrio y hoy hace utensilios para comidas y miel.

Emprender por necesidad

El reciente Informe sobre Desarrollo Humano titulado El nuevo rostro de Bolivia, que fue elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), refleja que el 74% de las mujeres del eje La Paz, Cochabamba y Santa Cruz -tomando incluso las áreas metropolitanas- son emprendedoras por necesidad: y que el restante, el 26%, emprende aprovechando una oportunidad.

En este texto se define a "las emprendedoras por necesidad” como aquellas mujeres que tienen trabajos por cuenta propia, pero que no son profesionales o patronas y/o empleadoras que generan menos de cinco puestos de trabajo. Además, se refleja que en los últimos 15 años, el nivel de emprendedurismo femenino por necesidad se redujo del 87% al 74%.

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