martes, 31 de marzo de 2015

Jícara, joyas artesanales con inspiración natural

En Facebook, llaman la atención las fotografías de sus artesanías: pendientes, brazaletes o dijes, con un acabado primoroso colgando en un tronco, una piedra o una hoja junto al arroyo. Son las creaciones de Jícara Joyería Artesanal, que confirman su inspiración: la naturaleza.

Hace cinco años, en un viaje por Centroamérica, Camila Araos y Lucas Territoriale conocieron el jícaro, un árbol hondureño que los cautivó. “Jícara, ella. Es parte de los árboles del mundo. Seres maravillosos que crecen a lo largo de la vida, al sol y hacia dentro de la tierra. Los árboles personalmente significan mucho. Raíces, renovación, entereza, vida”, relatan ahora, en entrevista por email (ellos viven actualmente en Beni).

“El bosque es nuestra gran fuente de inspiración. Además de los árboles, sinfín de enredaderas, animales e insectos con los que uno convive. Las imágenes míticas presentes en el imaginario colectivo de la gente, las historias que se han contado y se siguen contando de esos seres en los pueblos que habitan este rincón del mundo son grandes fuentes de inspiración a la hora de crear”, explican.

Y si bien ambos tenían ya algo de experiencia en la elaboración de artesanías, fue hace dos años cuando le dieron “nombre oficial” a su emprendimiento: Jícara, en femenino.

Según relata la pareja, “Jícara está conformada por cuatro manos que se dedican a crear, diseñar y soñar joyas artesanales en materiales diversos como plata, cobre, alpaca, tejidos de macramé y madera, fusionando técnicas y mezclando materiales”. Con mayo próximo serán dos años que la pareja se está formando de forma autodidacta en el arte de la orfebrería y metales, “y estamos encantados con nuestra profesión”, añaden.

Técnica y materiales

Para lograr sus creaciones, los jóvenes utilizan sobre todo plata 1000 (plata de ley), pero para trabajarla la convierten en plata 950. También emplean cobre, piedras semipreciosas, semillas e hilo encerado de diferentes colores. Los materiales provienen de Cochabamba; las semillas, de Beni; el hilo, de Perú, y las piedras, de varios países.

En sus creaciones, emplean varias técnicas: calado, filigrana, engaste de piedras, soldadura, reconstituido de piedras molidas, patinado de metales (plata y cobre envejecidos), macramé y sudado (plata rústica).

"Felizmente, Jícara tiene buena acogida, de a poco y sobre todo en Cochabamba donde hemos vivido un año y medio nos hemos abierto un mercado, por medio de ferias públicas y privadas", explican los jóvenes.

Pese a haberse trasladado a Beni, Jícara tiene bastantes clientes en otros departamentos del país. "En Beni vivimos desde julio del año pasado y desde entonces salimos cada tanto, por turnos sobre todo a La Paz a hacer exposiciones en oficinas y casas amigas, además de las ferias a las que somos invitados. Acá hemos tenido buena acogida también. Mucha gente ha visitado nuestro taller", explican.

En cuanto a sus ventas, explican que es difícil estimar una producción y venta mensual exacta, ya que la primera siempre varia en tiempo de acuerdo a las técnicas y materiales empleados para cada pieza.

"Afortunadamente, nuestras ventas han crecido mes a mes y los resultados económicos cubren nuestras necesidades y permiten seguir con nuestros proyectos", concluyen.

PERFILES

Camila

Camila Dora Araos Estrada tiene 25 años. Hizo un semestre de comunicación social en la UCB y cinco de antropología en la UMSA.

Lucas

Lucas Martín Territoriale Barrera tiene 25 años. Hizo estudios de música en Córdoba y un año de gastronomía en Albahaca en Salta. Su ocupación actual es la orfebrería y jardinería.



Contactos

• La pareja trabaja actualmente en Beni, pero ocasionalmente participa en las ferias de Cochabamba.

• Su agenda de participación en estas ferias, así como los pedidos de trabajos, se hacen por medio de la página de Facebook “Jícara Joyería Artesanal. También están los celulares 77481067 y 69447841.

• Los precios varían según el pedido, el trabajo y el material invertido. Pueden oscilar entre los 30 y los 400 bolivianos.



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