domingo, 4 de enero de 2015

Teknosella, el sueño de un emprendedor, fue concretado por su familia Impermeabilizantes para toda superficie

Hay empresas que nacen en medio de los más grandes desafíos que propone la vida y la mayor parte de las veces lo que se ve como una desgracia es la oportunidad mejor para innovar y poner en marcha un emprendimiento.
Ése fue el inicio de Tekno Sella, la empresa cuyos productos, únicos en su tipo hechos en Bolivia, compiten hoy en el mercado con otros de creación extranjera. Y, de hecho, son la respuesta que muchas familias estaban buscando para la época de lluvias.
Promesa
En 2012, Soledad Vargas dedicaba todo su tiempo al ciudado de sus hijos y la atención del hogar y su esposo, Beimar Añazgo, se dedicaba con ímpetu al emprendimiento que había comenzado en 2004, en contra de las opiniones de parientes. La familia de Soledad le exigía a Beimar que busque trabajo y deje de hacer pruebas "infructíferas”.
Pero él, emprendedor nato, a pesar de no haber estudiado alguna carrera universitaria, siempre soñó con una empresa propia que dé fuentes de empleo a jóvenes con pocas oportunidades. Por algún tiempo había trabajado en el Colegio San Calixto, en la dependencia que ofrece alimento y acogida a personas sin hogar, y vio la necesidad de darles trabajo puesto que es un sector en el que poca gente confía.
Pasaba largas horas haciendo mezclas y probando su innovación, anotando los resultados. El olor de los ingredientes molestaba a la familia, pero él persistía en su emprendimiento y su esposa no tenía de otra que apoyarlo.

Cuando por fin logró el acabado que buscaba, Añazgo nombró a su producto Masakrom, un impermeabilizante útil para recubrir todo tipo de superficies. El artículo era tan bueno que sus clientes lo recomendaron con amigos y así su empresa empezó con el pie derecho, por tanto comenzó a cumplir su promesa de dar empleo a jóvenes indigentes.
Soledad Vargas, quien llegó a dudar del éxito de su esposo en algún momento, vio cómo él lograba concretar su sueño, había trabajos por varios miles de bolivianos con lo que tenían una vida holgada y pagaban muy bien a los ayudantes. Ella le pedía a su consorte que le enseñe más del negocio, pero éste se negaba; consideraba que era muy peligroso que su esposa se suba a los techos y haga trabajos de construcción. Pero, tras mucha insistencia, accedió.
La semilla
"Me llevó a una casa con terraza y tejas a los costados y me hizo barrer. Yoo barría y barría y él me decía que siga. Yo le decía: con razón no te aguantan tus ayudantes”. Así recuerda Soledad la primera vez que acompañó a su esposo a cumplir un contrato.
Fue la primera vez y también la última. Una semana después de este episodio, el equivocado toque a un cable de alta tensión acabó de forma instantánea con la vida de Beimar.
En el sepelio, Soledad tuvo que soportar los comentarios de algunos familiares que le decían: "se acabó tu vida de reina”, pues preveían un triste porvenir para ella y sus hijos. Sin embargo, Beimar había sembrado la semilla emprendedora en su familia.
Contra todo pronóstico e, incluso, contra sus propias inseguridades por el hecho de ser mujer, impulsada precisamente por muchas mujeres, Soledad retomó el sueño de Beimar y comenzó a asumir contratos. "Yo no sabía cómo se preparaba el Masakroom, aunque veía a mi esposo hacerlo, me tuve que acordar y Dios me dio la sabiduría de recordar la fórmula”, afirma.
Y fue más allá. Se propuso mejorar su servicio y, después de días y noches de pruebas, dio origen a otro producto, el Soltek. Su creación posee las mismas bondades que el Masakrom, pero su acabado es de apariencia más lisa y fina.
Alta calidad
Vargas sometió tanto el Masakrom como el Soltek a pruebas en el laboratorio del Instituto de Ensayo de Materiales de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), cuyos resultados evidencian que ambos productos son 100% impermeables.
Por otro lado, Vargas siguió asistiendo a la municipal Casa del Emprendedor, donde ya antes había ido con su esposo. Pero también fue parte de Emprendeideas Mujer, en su primera versión realizada en 2014, donde fue seleccionada entre los ganadores y accedió a una serie de talleres de capacitación.
Hoy, con el conocimiento que logró mediante la práctica y la teoría, conduce una empresa con todos los documentos en regla y marcha en camino de patentar sus productos "porque la meta es industrializar los productos”, indica. Estas películas impermeables son aptas para todo tipo de construcciones, sean piscinas, lozas, muros, zapatas o techos y su calidad es recomendada por cuanto cliente lo conoce.
En el mercado interno compite con productos industriales de hechura extranjera, los cuales tienen entre sus componentes agua y/o alquitrán. Sin embargo, el Masakron y el Soltek, por estar elaborados con gasolina, seca al al instante, con lo que puede ser aplicado sin temor de que se corra con una lluvia.
El precio oscila entre 80 y 120 bolivianos por metro cuadrado, con lo que el precio se fija a la par de los productos extranjeros. Empero, el plus de Teknosella es que ofrece garantía de 10 años sin el riesgo de una mala aplicación, puesto que ellos mismo se encargan de la aplicación a pedido.
Los estudios demuestran una duración de más 20 años. Los interesados pueden comunicarse al 73034259.

"No sabía cómo se preparaba el Masakroom, me tuve que acordar y Dios me dio la sabiduría de recordar la fórmula”.
Soledad Vargas

120 bolivianos por metro cuadrado es el costo tope para lograr la aplicación de los impermeabilizantes de Teknosella.



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