martes, 16 de abril de 2013

El arte de restaurar puede ser un buen negocio

Lo que para la mayoría es un auto chatarra, para el cochabambino Ruddy Mejía representa el desafío de convertir un desecho en una obra de arte, no sólo restaurándolo, sino también haciéndole modificaciones que cambian radicalmente su aspecto.

Y una de sus recientes obras es una copia del auto de Fórmula-1 de Redbull, que será expuesta en la Feria Internacional de Cochabamba 2013 y que fue hecha a partir de los restos de un Variant de Volkswagen.

Hace algún tiempo, la pasión de Mejía por los autos le llevó a integrarse al Club Hot Wheels que, a su vez, es parte de la Asociación TEAM Cochabamba, en la que se practican tres disciplinas que son el tuning o modificación visual de los automóviles, el audio que es la incorporación de equipos de música y las carreras de autos de cuarto de milla (picadas de 410 metros).

Recientemente, durante una competición, todos elogiaban el vehículo de Mejía, pero su trabajo no encajaba en ninguna de las disciplinas, lo que le dio la idea de que la modificación de autos puede incorporarse como una nueva categoría, abriendo la posibilidad de implementar un taller y contratar mano de obra.

“La idea es cambiar la estructura de un auto usado y crear una expresión más contemporánea. Mi objetivo no es vender autos, sino vender ideas, que la gente se dé cuenta de que todo es posible”, explica.

El “Toro Rojo”, su versión del Fórmula-1 de 2012 de Redbull, pasó por tres transformaciones y la última le llevó unos ocho meses. Mejía dice que todas las piezas las hizo él, incluida la estructura de fibra de vidrio, el chapeado y los aditamentos, es por eso que es difícil cuantificar la inversión.

"Para transformar hay que ver varios detalles, la aerodinámica, el contraste de colores, la armonía de formas. Un auto tiene que expresar elegancia, agresividad, velocidad”, explica Mejía sobre su trabajo que parte de fotografías, diseños y planos hechos también por él.

Entre sus proyectos también está dictar talleres, inicialmente en su asociación de aficionados, para estimular el gusto por la transformación de vehículos usados.

Ruddy Mejía | emprendedor

Mi objetivo no es vender autos, sino vender ideas, que la gente se dé cuenta de que todo es posible.



Perfil personal

• Las transformaciones que les hace a los autos usados parecen haber funcionado para Ruddy Mejía como una terapia.

• Mejía, un auditor jubilado de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), cuenta que sus sueños frustrados de ser médico o arquitecto los canalizó rescatando chatarra para darle nueva vida, convirtiéndola en una pieza que muchos de sus amigos le pedían comprar aún antes de que estuviera terminada. Así, aunque su intención no era hacer un negocio sino realizar un hobby, cada auto restaurado salido de sus manos ya tenía dueño.

• Cuenta que le robaba tiempo a sus horas de sueño para atender a los dos hijos que le dejó su esposa al irse, cuidar de su casa y dedicarse a remozar los autos viejos que compraba, sólo por el placer de crear.

• Recuerda que su primera transformación la hizo cuando estaba en la escuela, ya que como su familia tenía muchas carencias y no podía comprarle juguetes, convirtió unas latas de leche condensada en un camión de alto tonelaje, que tenía puertas con sujetadores de alambre y una carrocería hecha con sunchu, todo trabajado a mano con las "herramientas" que encontraba en la basura que en realidad eran desechos que, gracias a su creatividad, volvían a cobrar utilidad.

• Desde entonces, transformar, mejorar y embellecer todo lo que cae a sus manos se le ha convertido casi en una obsesión, como se puede apreciar en cada detalle de su casa, todo hecho por él mismo.

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