domingo, 23 de septiembre de 2012

Recicla y crea puestos de trabajo

Bismark Méndez Gutiérrez lleva su mochila cargada de materiales para reciclar, los recoge todo el tiempo. Hasta ahora cree que ha logrado reciclar poco más de un millón de bolsas de Pilfrut en un trabajo de cuatro años y dos meses. Considera que se trata de una cifra insignificante con la relación a las bolsas que se botan a la basura cada día en Santa Cruz; calcula que solo las que corresponden al desayuno escolar alcanzan casi un millón por día.

Tiene 29 años, nació en Porongo y es el sexto de nueve hijos. Su madre, Valeriana Gutiérrez, es una artesana que fabrica urupés y sombreros de saó. Cursa el segundo año de Comunicación Social en la Universidad Bethesda y por las noches asiste a la Universidad del Fútbol. El tiempo que le resta lo ocupa en poner en práctica su proyecto de reciclaje. Ha instalado un taller en el que da trabajo a otros jóvenes; allí elaboran carteras, bolsas, servilleteros, hacen cuadros, banners y otros objetos tallados a mano.

La falta de dinero no le permitió llevar adelante su carrera universitaria de manera continua. Explica que la mayoría de los trabajos que ofertan para los jóvenes son a tiempo completo y por ello al final se ven obligados a dejar sus estudios. “En el taller el trabajo es por cuatro horas, así que pueden seguir estudiando”, explica.

El sueño de instalar un taller estable y de encontrar un mercado para sus productos está en pleno avance. Todo comenzó hace cuatro años, cuando entró como voluntario a una biblioteca y allí aprendió técnicas de reciclaje y las unió a los conocimientos que heredó de su madre. Desde entonces ha contagiado su entusiasmo a varios amigos. Trabaja junto con su novia, Patricia García, han participado en concursos e incluso tuvieron un lugar en un estand en la Expocruz 2010. Para pagar su espacio tuvieron que sumar moneda a moneda, con charlas sobre ecología y reciclaje que dieron en el Parque Urbano y la solidaridad de sus amigos que decidieron cantar en el peaje del kilómetro 13 vía a La Guardia, pidiendo colaboración. Habla de cada uno de sus logros como de un verdadero parto; las dificultades, las puertas cerradas, la falta de dinero para seguir adelante son el denominador común, pero insiste.

Ahora los esfuerzos están comenzando a dar algunos frutos; por ejemplo, recibieron apoyo económico para su taller que construyeron con una estructura de botellas plásticas. Además, Bismark se ha convertido en un referente para los jóvenes, algunas entidades medioambientales o de emprendimiento empresarial lo invitan para que de conferencias a ese sector.

Asegura que el trabajo artesanal no es valorado en Bolivia y que los extranjeros son los más interesados en comprar sus productos. Su sueño es fundar un colegio integral deportivo, donde se promueva la buena nutrición, las carreras técnicas y se enseñe el cuidado de la naturaleza.


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